Tu cuerpo es una casa,
una casa hermosa para contemplar.
Son un jardín tus labios,
una fuente tus ojos
y al mirarlos escucho que suenan
como suenan las fuentes
del mejor mineral.
Detrás tiene un
bosque de cabellos,
─cuya brisa despeina─
y al volverse a juntar
parece una cascada
del mejor mineral.
De frente una planicie sin igual
en donde dos palomas
levantan sutilmente sus pechos
para ofrecer al mundo
el mejor mineral.
En el centro,
sagrado y profundo,
un pétalo de seda,
botón de porcelana;
quien lograra rozarlo,
sentiría entre sus venas
el mejor mineral.
Ha ya tiempo que sueño
tener las llaves
de tan preciado templo;
que tus muslos
que son como las puertas
al abrirse me inviten
a probar de este mundo
el mejor mineral.