Una cosa que me resulta interesante cada vez que la observo y la pienso, son las reacciones emocionales de las personas ante las situaciones que les acontecen. El compendio de reacciones posibles que podemos tener los seres humanos en ese sentido es bastante amplio, desde luego, pero las que me hacen reflexionar hoy son las de la risa y las de la seriedad.
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Una reacción para cada ocasión
Adquirir el entendimiento acerca de cuándo es apropiado o conveniente reír y cuándo se requiere ser serio, es una habilidad indispensable en la vida cotidiana. Muchos dirán que es algo propio del sentido común tener esta capacidad de distinguir los momentos adecuados para cada reacción o cada cosa, y tienen razón; debería serlo; pero el ser humano es un ente complejo; y no siempre resulta tan fácil trazar esa línea (como en el caso de tantas otras líneas). Además, recordemos lo que dicen del sentido común; respecto a que es el menos común de los sentidos.
Ahora, como les venía diciendo, la capacidad de discernir entre estas dos actitudes (me refiero, a reír y ser serio) es algo importante; y lo es ya que incidirá totalmente en la forma en que nos relacionamos e interconectamos con los demás, así como en la forma en que le hacemos frente a las diferentes situaciones de la vida. Y si observamos la historia de la humanidad tiene sentido, porque al hacerlo podremos notar y entender que tanto el sentido del humor como la seriedad son dos actitudes que han jugado (desde siempre) un papel significativo a muchos niveles en el desenvolvimiento social del ser humano.
Pero es fundamental darnos cuenta de que cada cosa, cada reacción o actitud tiene su momento apropiado en la vida. Por un lado, entendamos que tanto la actitud seria como la actitud divertida (o de bromista), son dos cosas contrapuestas, pero no excluyentes entre sí. Son como dos caras de la misma moneda, por decirlo de alguna forma; y en ese contexto, entendamos por tanto que no siempre podemos ni debemos ser serios, y no siempre podemos ni debemos andar con actitud de risa; porque la idoneidad de la actitud del ser humano ante los eventos de la vida, dependerá directamente de la naturaleza subyacente de las mismas.
En el caso de la risa y el humor, ambos tienen un papel fundamental en la construcción de relaciones sociales. El acto de reír juntos puede fortalecer los lazos amistosos y cordiales entre las personas, aliviando la tensión y creando un ambiente de camaradería y complicidad. El humor también puede servir como una herramienta catalizadora para suavizar y romper el hielo en situaciones que resultan incómodas o problemáticas y difíciles, haciendo posible que las personas se sientan más cómodas, serenas y abiertas.
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Muchas personas creen que hay que ser extremistas
En este sentido, ante todo esto que he mencionado, podemos hablar del caso de muchas personas que cometen el error de tratar de ser siempre de una forma o de otra. O sea, ellas andan siempre riendo ante la más mínima cosa (por tonta que sea o parezca); o por otra parte, andan siempre con actitud seria, como con cara de andar "chupando ajos".
Ahora, la actitud de risa constante puede resultar más popular (socialmente hablando); pero origina a mi modo de ver al menos dos problemas importantes. El primero es que la gente tenderá a no tomarte en serio (ni aún cuando pretendas hablar de algo importante); y el segundo, es que tú mismo podrías tender al error de no tomarte nada en serio, con los inconvenientes derivados de tal actitud.
Aunque la actitud de andar siempre serios, también genera problemas a nivel personal. Ya que las personas que siempre andan con actitud seria suelen ser percibidas por las demás personas de su entorno como seres amargados, deprimidos, aburridos y poco o nada empáticos. Lo que significa que andar en actitud seria todo el tiempo genera problemas para socializar con los demás.
Así que lo que yo creo que es mejor respecto a este tema, es no irse hacia ningún extremo, sino que cada momento nos exigirá una actitud. Y que podemos ser serios, amables, divertidos y respetuosos, alcanzando un punto medio justo entre la seriedad y la jocosidad.
Lo crucial aquí es (opino yo) que tenemos que entender que la seriedad es una actitud necesaria en determinadas circunstancias de la cotidianidad, pero especialmente en situaciones que ameritan atención, compromiso y concentración. Ya que ser capaces de asumir una actitud de seriedad en momentos problemáticos de la vida (tales como situaciones de crisis y también en cuestiones de tipo profesional) es valioso y necesario para tomar las mejores decisiones de manera informada y con el debido nivel de responsabilidad personal.
Porque la falta de seriedad en los contextos mencionados puede ser percibida y sentida como falta de respeto, locura, falta de compromiso e irresponsabilidad, lo que puede tener una grave incidencia en muchos áreas, pero especialmente en lo que se refiere a la parte laboral, en las relaciones interpersonales y en los tratos de negocio.
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La amabilidad y el respeto
Si bien podemos decir que es importante saber cuándo reír o andar en actitud divertida; y cuándo ser serios, no menos crucial es tener en consideración el impacto que nuestras acciones pueden tener en los demás en ese sentido. La risa puede ser contagiosa, y andar en actitud de broma es algo que puede relajar tensiones; pero que también puede aumentarlas por ser malinterpretada o sentida como burda burla.
Así que entonces, es importante también ser conscientes de cómo nuestras palabras y actitudes pueden incidir en los demás para actuar con empatía y respeto en todo momento. Ya que el sentido del humor y la actitud sonriente y divertida no implican ser irrespetuosos con los demás, o agarrar a ninguna persona de comidilla, para hacer burla a costa de ella. Por lo que vale aclarar que es normal que quienen confunden tener una actitud divertida y sonriente con burlarse de los demás, caen mal y podríamos decir que tienen un problema de personalidad; y (todavía más), podriamos asegurar también que en el fondo son malas personas.
Porque toda persona debería tratar a los demás como le gustaría que le traten a ella; y esa es lo más cierto de todo. Ahora, lo que yo opino es que siempre hay que ser divertidos, pero a la vez, respetuosos y amables. Y esto puede ser visto como algo complicado, pero no lo es tanto, y les confieso que siempre he admirado al tipo de personas que son capaces de reír y de hacer sacar una sonrisa a los demás, de manera respetuosa; porque hacen bromas sanas, y mantienen un buen clima de interacción personal con su entorno.
Son ese tipo de personas que hacen gala de un sentido del humor muy sutil; uno que puede hacer gracia sin minimizar, menospreciar o faltar a los demás. Y aunque muchos dirán que el humor es una cosa subjetiva (y realmente lo es) también es cierto que debe algo ser inteligente a la vez que respetuoso para con los interlocures, para así causar gracia a lo demás sin ofenderles; y esto es lo crucial aquí, tal como lo veo.
Entonces, a nivel emocional esto del sentido del humor es importante, ya que nos da la capacidad de no tomarnos a nosotros mismos excesivamente en serio. Esto es una cualidad sin duda valiosa que puede ayudarnos a vencer los retos y problemas de la vida sin deprimirnos ni enfermarnos mental ni emocionalmente. Porque ser capaces de encontrar el humor en situaciones problemáticas puede tornarse en una poderosa forma de aminorar o combatir el estrés, manteniendo una actitud positiva ante la vida en el camino.
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Insisto en un punto crucial: Cada cosa tiene su ocasión
Por sobre todas las cosas, insisto en que cada actitud (la de risa o seriedad) tienen su ocasión; o sea, un momento y lugar en el que son apropiadas. Porque no puede alguien estar viendo como ha ocurrido una evento desafortunado a alguien más, y reír a carcajadas o mostrarse con una sonrisa burlona de oreja a oreja. Porque cuando eso sucede (y hay personas que se ríen por nerviosismo), la incomprensión de los demás toma el mando. Ya que la gente comienza a pensar que te da gusto lo que está sucediendo y te considerarán un idiota (por decirlo suavemente).
Pero por otra parte; si vas a un evento social, donde muchos te cuentan chistes sanos, respetuosos y divertidos, y no eres capaz de verle el lado divertido a nada, entonces puedes ser catalogado como pretencioso, poco sociable y una persona con la que no vale la pena interactuar.
Entonces, para concluir por ahora, saber distinguir cuándo reír de cuándo ser serio es una importante habilidad que influye en nuestra capacidad para conectar e interactuar con los demás y enfrentar los retos de la vida. Mientras que la risa y el humor pueden hacer más fuertes los lazos sociales (por medio del compañerismo y la amistad) aliviando cualquier tensión, la seriedad también es necesaria en toda situación que amerite atención, compromiso y responsabilidad.
En todo esto, debemos ser conscientes del impacto que nuestras acciones y reacciones tienen en los demás y actuar con empatía, amabilidad, cordialidad y respeto en todo momento, ya que es algo fundamental para crear, sostener y preservar relaciones sanas, sinceras, reales y positivas. Pero entendamos además que la seriedad y el humor, tienen ambos una enorme incidencia en nuestra capacidad de resiliencia en la vida; y eso algo que no se puede negar.
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