¡Hola hermosa comunidad de @holos-lotus!
Hace tiempo no llego por acá y hoy regreso con placer motivado a escribir sobre lo que nos transmite @emiliorios en su magnífico post.

Y sí, comparto bastantes elementos de lo que nos ha comunicado @emiliorios en el citado post, necesitamos alguien con quien hablar, o comunicarnos de algún modo. El ser humano necesita de la comunicación como ser social inevitablemente.
En cada sociedad, en cada cultura, los códigos de vida son diversos. Las costumbres, las maneras de pensar y asumir lo que se procesa en lo cotidiano, son disímiles. Aún así, nadie es infalible a la necesidad de aprender nuevas herramientas para lograr una armonía en sí mismo y en sus relaciones. Las redes de apoyo son cruciales para ello.
¿Qué constituye una red de apoyo? En primer lugar la familia, cada uno de sus integrantes por supuesto; los amigos, los conocidos, las escuelas, centros de trabajo, la presencia de centros y actividades de ocio y recreación, las parejas, los hijos, las instituciones sociales, etc. Todo aquel que contribuya a brindarnos herramientas para poder aprender y evolucionar como individuos, se convierte en una red de apoyo necesaria e imprescindible a veces porque no todos tenemos la capacidad de aprender por sí solos a hacerlo.
Los amigos, por los niveles de empatía que conforman en sus relaciones, devienen ente fundamental como red de apoyo en los individuos. Es un proceso lógico y necesario.
Ya desde la niñez, nótese cómo vamos relacionándonos de una manera diferente con determinados coetáneos o personas. Ya desde ahí, se van dando las primeras señales del necesario vínculo que requerimos como seres sociales para solucionar o encontrar alternativas a situaciones que no nos atrevemos a compartir con nuestras familias, bien sea porque la dinámica presente no lo favorece u otra cuestión que lo impide.
En la adolescencia, los amigos vienen a ocupar un vínculo mucho más fuerte. Es común notar cómo, siendo adolescentes, le damos mayor importancia a lo que dicen nuestros amigos que a los que puedan decirnos en la familia, por mucha razón que tengan en un tema determinado.
Durante la adultez todo va cambiando. Regularmente el número de amigos disminuye, bien porque migran, comienzan a llevar otras dinámicas individuales de vida, o no están sencillamente presentes. Pero seguimos necesitando de un amigo que nos apoye, nos guíe o nos escuche simplemente. ¿Por qué? Sencillo, porque un amigo no nos juzga sino que está presente para darnos lo mejor de sí sin pedir nada a cambio de manera natural.
Aún así, no creo que sea lo único que necesitemos. En ocasiones un amigo, por muy buenas intenciones que tenga, no posee lo que precisamos en un momento determinado. Y ahí entra al ruedo, como opción necesaria, una persona capacitada dentro de esa red de apoyo que mencioné anteriormente.

¿Los psicólogos constituyen una red de apoyo? Por supuesto. Todo profesional de la psicología, y la psiquiatría además, posee un caudal de herramientas que le permite ayudar a los individuos y entornos en los que se desempeña (no hablo acá de aquellos que se hacen pasar por terapeutas a través de otras estrategias sin haberse graduado correctamente en estas profesiones).
¿En todos los sitios se comprende así? No. Aún quedan muchos prejuicios arraigados en personas, diferentes culturas y regiones, que estigmatizan a la figura del psicólogo o del psiquiatra. Y atención, ambas profesiones no necesariamente se ocupan de lo mismo.
A pesar de los avances en la información global que propugna la atención que legitime el servicio para el cuidado de la salud mental, aún muchos piensan que el ir a un psicólogo es síntoma de estar loco y se privan de acudir a los especialistas, sufriendo con ello notablemente un deterioro de la salud. Incluso, todavía encuentro en mi trabajo como psicólogo deportivo, a atletas o familiares y a entrenadores que atiendo, que llegan a mí o me ven llegar con cierto recelo y demoro ganarme la confianza de ellos bastante tiempo. Luego, con el aumento de las interacciones y sesiones de trabajo, he recibido con gratitud comentarios como: ¡Ah! Profe, (o Psico, como muchos acá tienden a nombrar al psicólogo en el ámbito deportivo), es que pensé que usted solo atendía a los locos. ¡Qué bien me ha hecho acudir a usted!
¿Y qué he hecho? ¿Algo sobre natural? No. Sencillamente aportarles herramientas que necesitaban.
Además, está el hecho de que en varios países no todos pueden acceder económicamente a los servicios de un psicólogo por lo caro que resulta. Provengo de una cultura donde se nos enseñó que la atención a la salud (y la salud mental es parte indisoluble de ello) es un derecho de los seres humanos y como tal ha de llevarse a todos de modo gratuito y con calidad. Desgraciadamente, el mundo, y mi propio país ya, sufre de otra generalidad que afecta se cumpla esta premisa.
En mi caso, he podido brindar atención psicológica a personas de diversos países y el resultado ha sido magnífico, por el simple hecho de decirles que no tienen que pagarme nada, a pesar de que en esos momentos yo no tuviera dinero siquiera para comprarle un par de zapatos a mis hijos por ejemplo. Tal vez eran personas que carecían de algún apoyo, de algún amigo. Porque también sucede, muchos sitios a pesar de que estemos en medio de la vorágine globalizada de la tecnología con tantas redes sociales, que muchas personas están realmente solas en sus mundos, enajenados, sin amigos y necesitan precisamente eso: amigos.
En fin, el tema tiene mucha tela por donde cortar y una prueba de ello es la diversidad de artículos que ya están escribiendo muchos en este espacio acompañando a @emiliorios en su propuesta acertada.
Por mi parte, les invito a acudir al psicólogo siempre que lo necesiten, tengan amigos o no. Una cosa no discrimina a la otra.

¡Ah, y no dejen de sonreír! ¡Sonríanle a sus familiares, sus parejas, sus vecinos, compañeros de estudio o trabajo, a esos amigos que tienen... abrácenlos y díganle que les aman! ¡También necesitan de ti!
¡Un abrazo a todos!


Hello, beautiful holos-lotus community!
I haven't been here in a while, and today I'm back with pleasure, motivated to write about what @emiliorios conveys to us in his magnificent post.

And yes, I agree with many elements of what @emiliorios communicated to us in the aforementioned post: we need someone to talk to, or to communicate with in some way. Human beings inevitably need communication as social beings.
In every society and every culture, the codes of life are diverse. Customs, ways of thinking, and how we handle everyday processes are different. Even so, no one is immune to the need to learn new tools to achieve harmony within oneself and in one's relationships. Support networks are crucial for this.
What constitutes a support network? First and foremost, the family—each of its members, of course; friends, acquaintances, schools, workplaces, leisure and recreational centers and activities, partners, children, social institutions, etc. Anyone who contributes to providing us with tools to learn and evolve as individuals becomes a necessary and sometimes essential support network, because not all of us have the capacity to learn how to do so on our own.
Friends, due to the levels of empathy they foster in their relationships, become a fundamental element as a support network for individuals. It's a logical and necessary process.
From childhood on, we notice how we relate differently to certain peers or people. From then on, the first signs of the necessary connection we require as social beings begin to emerge to resolve or find alternatives to situations we don't dare share with our families, either because the current dynamic isn't conducive to it or because some other issue prevents it.
In adolescence, friends come to occupy a much stronger bond. It's common to notice how, as teenagers, we give more importance to what our friends say than to what our family members might say, no matter how right they are on a given topic.
During adulthood, everything changes. The number of friends regularly decreases, either because they move away, begin to lead other individual life dynamics, or are simply not present. But we still need a friend to support us, guide us, or simply listen. Why? Simple, because a friend doesn't judge us but is naturally there to give us their best without asking anything in return.
Still, I don't think it's the only thing we need. Sometimes a friend, no matter how well-intentioned, doesn't have what we need at a given moment. And that's where a trained person comes into play, as a necessary option, within that support network I mentioned earlier.

Do psychologists constitute a support network? Of course. Every psychology professional, and psychiatrist as well, has a wealth of tools that allow them to help the individuals and environments in which they work (I'm not talking here about those who pose as therapists through other strategies without having properly qualified in these professions).
Is this understanding everywhere? No. There are still many deeply rooted prejudices among people, different cultures, and regions that stigmatize the role of psychologists or psychiatrists. And be careful, the two professions don't necessarily deal with the same thing.
Despite advances in global information that advocates for care that legitimizes mental health care, many still think that going to a psychologist is a sign of being crazy and forgo seeing specialists, significantly deteriorating their health. Even in my work as a sports psychologist, I still encounter athletes, family members, and coaches I see who come to me or see me arrive with some misgivings, and it takes me a long time to gain their trust. Then, with the increase in interactions and work sessions, I have gratefully received comments like: Oh! Professor (or psycho, as many here tend to refer to psychologists in the sports field), I thought you only saw crazy people. How good it has been to come to you!
And what have I done? Something supernatural? No. I simply gave them the tools they needed.
Furthermore, there's the fact that in many countries, not everyone can afford the services of a psychologist because of the high cost. I come from a culture where we were taught that healthcare (and mental healthcare is an inseparable part of that) is a human right and as such should be provided to everyone free of charge and with quality. Unfortunately, the world, and my own country already, suffers from another general problem that affects the fulfillment of this premise.
In my case, I've been able to provide psychological care to people from various countries, and the results have been magnificent, simply because I told them they didn't have to pay me anything, even though at the time I didn't even have the money to buy a pair of shoes for my children, for example. Maybe they were people who lacked some support, some friends. Because it also happens, in many places, despite the fact that we're in the midst of the globalized vortex of technology with so many social networks, that many people are truly alone in their worlds, alienated, friendless, and they need precisely that: friends.
In short, the topic has a lot to cover, and proof of this is the variety of articles that many people are already writing in this space, supporting @emiliorios in his well-founded proposal.
For my part, I encourage you to see a psychologist whenever you need to, whether you have friends or not. One thing doesn't discriminate against the other.

Oh, and don't stop smiling! Smile at your family, your partners, your neighbors, your classmates or coworkers, those friends you have... hug them and tell them you love them! They need you too!
A hug to everyone!
