Fumetsu no anata e realmente es una historia que conmueve cada fibra de tu ser, porque nos adentran tanto al vivir de cada personaje, sobre todo el de Fushi que, cualquier acontecimiento que gira alrededor de cada uno, te llega a estremecer. En este sentido, el primer episodio, deja para mí, una gran impresión a lo que toda la narrativa nos invita a apreciar.

Aunque tenemos varias muertes a lo largo del camino del protagonista, te enseña como a través de estos hechos tan lamentables que, todos pasamos, también se logra crecer, llevando consigo aquello que te ha dejado marcado esa persona en tu vida, porque por muy pequeño e insignificante que encuentres una acción o una palabra, para el otro llega a ser algo que siempre tendrá presente.

Con este anime vives en una montaña rusa de emociones, cada episodio cautiva, Fushi a pesar de ser como una especie de esponja, absorbiendo todo lo que capta a su alrededor, tiene su propio enfoque, llegando a comportarse mucho más humanos que los propios humanos debido a que, siempre tiene presente lo que le hizo ver su primer amigo: que por muy bueno o malo que sean las acciones humanas, no por ello vas a rendirte con ellos, porque somos seres que nos desarrollamos a través de los vínculos que formamos y las experiencias que adquirimos a través de ello, se vuelve parte de nuestra identidad en este mundo.