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Una breve disertación filosófica sobre la libertad, el tiempo y el futuro del dinero

Queridos lectores, pienso que la incertidumbre parece ser la única constante en el mundo, digo esto porque, hoy me obsequiaron una gorra más para mi colección de gorras web3, ahora puedo decir que poseo una gorra con el logo de Bitcoin, y eso me hizo reflexionar sobre aquello que trasciende todas esas modas pasajeras y las ilusiones efímeras, pues me gusta pensar que Bitcoin trascenderá la ilusión que llamamos sistema económico. Hoy quiero invitarlos a disertar conmigo, y hacer una aproximación filosófica, no solo a través del dinero, sino a través de la condición humana tras bitcoin, además de pensar en el tiempo y la búsqueda eterna de la libertad. Y no es que Bitcoin sea una suerte de activo financiero únicamente , sino que viene a ser un fenómeno inevitable, un punto de inflexión en la historia de la humanidad en varios aspectos, o por lo menos en el económico.

Hablar de Bitcoin no es solo hablar de una tecnología, de un sistema de almacenamiento de datos; realmente Bitcoin es una idea, si, una idea con todo lo que implica la palabra idea. Y las ideas, cuando son lo suficientemente poderosas, son sencillamente imparables. En este punto debo confesar que desde que comencé a estudiar filosofía, me he obsesionado con entender las fuerzas que moldean nuestras sociedades, nuestras creencias y nuestros sistemas de valor. Y en este camino, me he topado con una verdad que es incómoda para muchos, incluso he dicho esto en talleres, se trata de saber que el sistema monetario actual, es una construcción sumamente frágil, basado en un control centralizado. En este punto, contrasta Bitcoin, ya que es una rebelión contra este paradigma. En pocas palabras: No es solo una moneda digital; es una declaración de principios.

Pero ¿por qué afirmo que Bitcoin es inevitable? Porque, en pocas palabras responde a una necesidad humana fundamensstal: la libertad. Y la libertad, queridos amigos, es una suerte de imperativo existencial.

En este punto quiero proponer una pregunta filosófica: ¿Qué es el dinero? Podemos decir que en esencia, el dinero es una herramienta de intercambio, pero también es una expresión de valor y un depósito de tiempo. Por ejemplo: Cuando trabajamos, intercambiamos nuestro tiempo por dinero. Y cuando ahorramos, confiamos en que ese dinero preservará el valor de nuestro tiempo en el futuro. Sin embargo, el sistema monetario actual traiciona toda confianza. Cosas como la inflación, la deuda y la manipulación de las monedas fiduciarias corroen el valor de nuestro tiempo.

Bitcoin, en cambio a todo el sistema actual debo decir que es deflacionario por diseño. Su oferta está limitada a 21 millones de monedas, lo que lo convierte en un refugio contra la devaluación constante del dinero tradicional. Pero más allá de su escasez, Bitcoin es descentralizado, ya que No está controlado por ningún gobierno, banco o entidad central. Es, en esencia, una moneda de las personas para las personas.

Es aquí, en este pundo es donde la filosofía entra en juego. Bitcoin encarna principios que han sido defendidos por pensadores como John Locke, Friedrich Hayek y hasta el propio Satoshi Nakamoto (cuyo seudónimo evoca la filosofía de la privacidad y la autonomía). Es una herramienta de soberanía individual, una forma de resistir la tiranía de los sistemas centralizados y recuperar el control sobre nuestro tiempo y nuestro valor.

Pero la inevitabilidad de Bitcoin no radica solo en su diseño técnico, sino en su capacidad para adaptarse a las necesidades humanas. Bitcoin es el dinero nativo de Internet, por decirlo de algún modo. Es global, resistente a la censura y accesible para cualquiera con una conexión a la red. No discrimina por raza, género, religión o nacionalidad. Es, en última instancia, una herramienta de inclusión.

Y luego está el aspecto temporal de Bitcoin, pues no solo preserva el valor de nuestro tiempo; también nos obliga a repensar nuestra relación con el futuro. En una era de gratificación instantánea y consumo desenfrenado, Bitcoin nos enseña la importancia de la paciencia y la planificación a largo plazo. Es un recordatorio de que el verdadero valor no se crea de la noche a la mañana, sino que se construye con el tiempo.

Bitcoin es inevitable porque es la respuesta natural a las fallas del sistema actual. Es una manifestación de nuestra búsqueda de libertad, justicia y autonomía. No es una moda, ni una burbuja, ni un experimento pasajero. Es un cambio de paradigma, una revolución silenciosa que ya está transformando el mundo.

Y aunque el camino no esté exento de obstáculos, la historia nos enseña que las ideas verdaderamente transformadoras siempre encuentran la manera de abrirse paso. Bitcoin no es solo el futuro del dinero; es el futuro de la libertad humana, o eso me gusta creer.

Ahora bien estimado lector, si aún no has explorado el mundo de Bitcoin, te invito a que lo hagas. No como un simple inversionista, sino como un filósofo, un indagador, en otras palabras como un buscador de la verdad. Lee, investiga, cuestiona. Porque entender Bitcoin no es solo entender una tecnología; es entender el mundo en el que vivimos y el mundo que queremos construir.

Y si ya eres parte de esta revolución, no te detengas. Comparte tu conocimiento, educa a otros y sigue defendiendo los principios que hacen de Bitcoin algo tan increiblemente poderoso. Porque, al final del día, Bitcoin no es solo una moneda; es como lo hemos dicho hace unas lineas, es una Idea. Y las ideas, cuando son verdaderas, son inevitables.

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