Los árboles murmuran con voces antiguas,
sus hojas susurran secretos del viento,
y en cada rincón hay risas amigas,
de criaturas que juegan en dulce momento.

Los pájaros trinan melodías suaves,
como notas que flotan en el aire fresco,
y el arroyo murmura entre suaves suaves,
un ritmo constante que nunca es grotesco.

Las flores estallan en colores brillantes,
pintando el suelo con su fragancia viva,
cada pétalo cuenta historias vibrantes,
de amores perdidos y esperanzas altivas.

Así el bosque se convierte en mi hogar,
un refugio sagrado donde el alma respira,
y en cada paso siento el despertar
de una sinfonía que nunca se retira.

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