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Vivo en una ciudad de hermosos atardeceres, muchos consideran que son los atardeceres más hermosos de mí país, aunque no niego que me gustaría afirmar tal cosa no me atrevo hacerlo porque no he visto los atardeceres desde cada rincón posible de mí país.
Pero, como me es imposible no ver los atardeceres me he convertido en un amante de los ocasos, de los crepúsculos, y disfruto los colores que hacen del cielo un espectáculo y que sin duda evocan experiencias estéticas, inspiran hermosos sonetos, y melancolizan los días.
Los atardeceres me parecen una experiencia melancólica, y me gusta observarlos por el simple hecho de observar algo inmensamente fugaz, dónde la fotografía se vuelve refugio de lo inmortal.
Ayer venía caminando por una Av cerca de casa y pude tomar estás fotos con mi Smartphone TecnoSpark10c y las edité un poco con SnapSeed.
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