A necessary introduction
The above is a pretext to bring you an experience that I have just experienced, but, from the reunion and joy experienced on a trip I made to the place where I spent the first years of my life.
I will tell you about this experience in this publication, which has been hopeful and very comforting.
A trip to my origins
It has been a long time since I came to my birthplace and shared with part of my blood family, the one that is always there and to whom I owe part of the happiness of my life. Several reasons prompted me to move 700 kilometers from where I currently live, but, in reality, there will never be an excuse to be with your family.
The truth is that I arrived in Amancio Rodriguez, a rural municipality in the province of Las Tunas, located in the eastern part of the country.
I cannot describe the joy we felt when we met some childhood friends we had not seen for more than 30 years.
Reunion
When some of them found out about my arrival, the idea of meeting and sharing came up. This was taken care of by my brother-in-law, who has become like a brother to me. We have known each other for 25 years, the same time he has been married to my younger sister. Friends from school and others we met came to the reunion and we made a friendship that has lasted a lifetime. We talked, laughed and caught up. We arranged to meet and share lunch, play dominoes, have a few drinks and have a good time like we hadn't had in a while.
The lunch
The date was at Wildemar's house. I must say that this house is located in the town where my family lives, but it is a rural area. The beauty of it is that there is no pollution and we are in direct contact with nature.
I was the first to arrive and the host was already preparing the food that we were going to taste at lunch. They had told me that they were going to surprise me, but I could not believe that they still remembered my favorite dishes because there were two of the three that I like the most: Fish and beef.
At once the music was on, some beers were opened and something to "nibble" on, as they say in these parts. As the fish was frying, my nostalgia and memories were enveloping my life and, on more than one occasion, I remembered my mom because she loved to make these Sunday gatherings with all the family and friends who lived in this place.
When lunch was ready, we tasted that delicacy that more than anything was full of love and nostalgia. Then the other two friends of ours arrived and we were already the three Musketeers and Dartañán. Even Rocky, the family dog was sharing with us and his barking was a sign of his joy.
Between dominoes, jokes and beers, the afternoon gave way to the evening and I had to say goodbye because I had to go back to my family's house, pick up my things and return to my new residence.
As it happens in these cases, it is inevitable that tears flow from your eyes for having to say goodbye to that place where you were born and lived the first years of your life, but, I have decided that I must return more often to this place where I was always so happy.
A final comment
Going back to your roots is an encounter with yourself and with the origin that has made you what you are today. It is true that you can go around the world making your life, but, when you go back to the place where you were born the story of your life portrays you in a second because no matter how far you are from your birthplace you can never forget where you came from.
Now I reinforce a part of the song by Salvadoran Alvaro Torres entitled Reencuentro, which in one of its parts says: Take this song dear homeland, written with nostalgia and melancholy. It is my heart that is inspired, because in nostalgia I still long for you".
Note: The photos are my own, taken with my Samsung J2 phone.
I used the translator DeepL Translate.
ESPAÑOL
Una introducción necesaria
En una publicación reciente de @baibuaza titulada “Whispers of the Past Nostalgia and Buffalo Memories in the Twilight Hour”, ella nos dejaba ver la nostalgia que sentía por su infancia, su padre, la zona donde pasó su niñez, entre otras cosas. Esto lo sintió en un viaje que hizo y pasó cerca de una zona rural donde criaban una gran cantidad de búfalos.
Lo anterior es un pretexto para traerles una experiencia que acabo de experimentar, pero, desde el reencuentro y la alegría experimentada en un viaje que hice al lugar donde pasé los primeros años de mi vida.
De esta experiencia les contaré en esta publicación que ha sido esperanzadora y muy reconfortante.
Un viaje a mis orígenes
Hace tiempo no venía a mi casa natal y compartía con parte de mi familia de sangre, esa que está siempre ahí y a la que debo parte de la felicidad de mi vida. Varios motivos me impulsaron a trasladarme 700 kilómetros de donde actualmente vivo, pero, en realidad, nunca existirán pretextos para estar con los tuyos.
Lo cierto es que llegué a Amancio Rodríguez, un municipio rural o de campo de la provincia Las Tunas, ubicado en el oriente del país.
No puedo describir las alegrías que sentimos cuando nos encontramos con algunas amistades de la infancia que hace más de 30 años que no nos veíamos.
Reencuentro
Cuando algunos se enteraron de mi llegada surgió la idea de vernos y compartir. De esto se encargó mi cuñado, quien se ha convertido en un hermano para mí. Nos conocemos hace 25 años, el mismo tiempo que lleva de casado con mi hermana menor. Al encuentro llegaron amigos de la escuela y otros que nos conocimos e hicimos una amistad que ha durado para toda la vida. Hablamos, nos reímos y nos pusimos al día. Quedamos para vernos y compartir un almuerzo, jugar dominó, tomarnos unos tragos y pasarla bien, como hacía rato no lo hacíamos.
El almuerzo
La cita fue en casa de Wildemar. Debo decir que, esta casa está ubicada en la cabecera municipal donde vive mi familia, pero, es una zona rural. Lo hermoso de esto es que no hay contaminación y estamos en contacto directo con la naturaleza.
Fui el primero en llegar y ya estaba el anfitrión preparando los alimentos que íbamos a degustar en el almuerzo. Me habían dicho que me iban a sorprender, pero, no podía creer que todavía recordaran mis platos favoritos porque estaban dos de los tres que más me gustan: Pescado y carne de res.
De momento se puso la música, se abrieron unas cervezas y se puso algo para “picar”, como se dice por estos lares. En la medida que se iba friendo el pescado, mi nostalgia y los recuerdos iban envolviendo mi vida y, en más de una ocasión, recordé a mi mamá porque ella era amante de hacer estos encuentros dominicales con toda la familia y amistades que vivíamos en este lugar.
Cuando estuvo el almuerzo degustamos aquel manjar que más que nada estaba lleno de amor y nostalgia. Después llegaron los otros dos amigos nuestros y ya estábamos los tres Mosqueteros y Dartañán. Hasta Rocky, el perro familiar estuvo compartiendo con nosotros y sus ladridos eran la muestra de su alegría.
Entre juego de dominó, chistes y cervezas, la tarde le fue dando paso a la noche y me tuve que despedir porque debía volver de nuevo para la casa de mi familia, recoger mis cosas y retornar hacia mi nueva residencia.
Como sucede en estos casos, es inevitable que de tus ojos broten lágrimas por tener que despedirte de ese lugar donde naciste y viviste los primeros años de tu vida, pero, he decidido que debo volver más a menudo a este lugar donde siempre fui tan feliz.
Un comentario final
Volver a las raíces es un encuentro contigo mismo y con el origen que te ha hecho lo que eres hoy. Es verdad que puedes ir por el mundo haciendo tu vida, pero, cuando vuelves al lugar donde naciste la historia de tu vida te retrata en segundo porque por más lejos que estés de tu lugar de nacimiento nunca puedes olvidar de donde viniste.
Ahora refuerzo una parte de la canción del salvadoreño Álvaro Torres que lleva por título Reencuentro y que en una de sus partes dice: Toma esta canción patria querida, escrita con nostalgia y con melancolía. Es mi corazón el que se inspira, pues en la nostalgia te añoro todavía“.
Nota: Las fotos son de mi propiedad tiradas con mi teléfono Samsung J2.
He utilizado el traductor DeepL Translate.