La mente humana es una herramienta en extremo poderosa y como toda fuente de poder tiene un lado de Luz y otro de Oscuridad.
Incluso pudiéramos ver a la mente como una espada de doble filo. Si logramos controlarla plenamente podemos alcanzar grandes metas. Pero si perdemos el control sobre la mente y ella nos domina a nosotros entonces puede convertirse en un enemigo muy peligroso.
Por esa razón es de vital importancia trabajar en el control de la mente, dominando los pensamientos y las emociones.
Las emociones son el mejor ejemplo de lo difícil que resulta controlar la mente. Es muy fácil dejarse llevar por los impulsos. A lo largo de la vida experimentamos todo tipo de emociones: felicidad, tristeza, miedo. Incluso muchas de nuestras decisiones se han tomado como resultado de un impulso emocional y no de un análisis objetivo.
En ese sentido, un objetivo personal en nuestra vida debería ser desarrollar la capacidad de controlar nuestras emociones y no permitir que nos dominen bajo ninguna circunstancia.
El control emocional es útil para poder apreciar las cosas desde un punto de vista objetivo y así tomar mejores decisiones.
En gran medida nuestra realidad en el presente es el efecto de nuestras decisiones en el pasado. Así mismo las decisiones que tomemos hoy serán las causas de nuestro estado futuro.
Por eso para tomar las mejores decisiones debemos ser objetivos y pragmáticos, tener la mente despejada y no dejarse llevar de forma impulsiva por las emociones.
Si controlas tus emociones, tu pensamiento y tu mente en sentido general puedes alcanzar incluso aquellas metas que hoy parecen imposibles.