Geric, suspiraba con temor y cansancio mientras sus ojos se clavaban en el suelo del castillo. Sus informantes le habían anunciado que Tenebris había arrasado con las tierras más allá de las montañas. Irina, su hija y heredera, se mantenía a su derecha esperando la decisión de enfrentar lo inevitable.
La noche era diferente, la atmósfera estaba cargada de algo más que la inminente derrota. Había una sensación densa, el castillo respiraba miedo. El castillo, con sus torres imponentes y muros gruesos, había resistido asedios antes. Pero esta vez, Tenebris llegaba no solo con la muerte, lo acompañaba una niebla que despertaba el terror. Cada paso devoraba la luz y dejaba un silencio absoluto.
Mientras los soldados de Dragomir se preparaban para el asedio, la niebla se adentró en el reino sin que los centinelas pudiesen reaccionar. Era un velo tenue que cubría todo, que luego se convirtió en una masa en movimiento que fue engullendo a los guerreros que intentaban mantener la línea defensiva. Los gritos se apagaban, los hombres desaparecían sin dejar rastro.
Irina, observaba desde lo alto. Nunca había visto nada igual, no comprendía lo que sucedía. Decidió bajar para unirse a la defensa. En el descenso sintió un estremecimiento. El aire se volvía helado.
La niebla seguía con su avanzar tenebroso invadiendo pasillos y salones del castillo. Un sonido profundo y resonante vibró en las piedras, como si el mismo corazón del castillo fuera golpeado. Una figura oscura emergió entre las filas de los soldados. Tenebris.
Quienes sabían de él hablaban de un ser malvado y ambicioso. Irina vio en él una figura deformada por el poder oscuro. Sus ojos brillaban con un resplandor rojizo, y las sombras parecían retorcerse a su alrededor. Tenebris levantó la mano, y con un simple gesto, la niebla se arremolinó alrededor de todo.
El rey débil por la edad, levantó su rostro y observo la llegada de la niebla, esa que condenaba a su reino, que corroía la voluntad de quienes la enfrentaban. Los guerreros más leales comenzaron a caer de rodillas, sus almas habían sido extraídas. No pudo hacer nada.
Irina, con el peso del reino sobre sus hombros, debía defenderlo. Corrió en búsqueda de su padre, pero al cruzar el arco inmenso del salón se encontró con una desagradable sorpresa. Su padre, se alzaba, pero no como el hombre que conocía. Su rostro, antes marcado por la sabiduría y la fatiga, estaba ahora consumido por lo siniestro. Sus ojos no mostraban vida. La niebla había reclamado su alma.
El horror se apoderó de Irina. Su reino, la esencia de su gente, estaba siendo devorada. En un último acto desesperado, levantó su espada, consciente de que su única opción era derrotar a su propio padre antes de que la oscuridad la alcanzara a ella. El primer corte de la hoja en el aire no concretó nada. Retrocedió para tomar mayor impulso y en ese momento vio en los ojos de su padre una luz que gritaba auxilio.
Su padre seguía allí, luchaba contra la oscuridad. Irina no sabía qué hacer. El cuerpo de su padre viendo que Irina vacilaba se preparó para el ataque y su blanco era el cuello de la joven. Irina no tuvo el valor de rechazar el ataque, su amor por su padre no lo permitía. Esta actitud hizo aflorar desde la oscuridad la luz del rey y contuvo a su cuerpo para no cometer el crimen sobre su hija. De la nada apareció Tenebris y con voz que retumbaba las paredes ordenó al anciano que la acabara. Pero el amor de padre e hija se fundieron creando una gran espada cuya hoja brillante decapitó al villano. Un nuevo amanecer se mostró para Dragomir.
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Es mi responsabilidad compartir con ustedes que, como hispanohablante, he tenido que recurrir al traductor Deepl para poder llevar mi contenido original en español al idioma inglés. También, hago constar que he utilizado la herramienta de revisión gramatical Grammarly.
English
Geric sighed with fear and exhaustion as his eyes were fixed on the castle floor. His informants had told him that Tenebris had devastated the lands beyond the mountains. Irina, his daughter and heiress, stood to his right awaiting the decision to face the inevitable.
The night was different, the atmosphere was charged with more than just impending defeat. There was a dense feeling, the castle breathed fear. With its imposing towers and thick walls, the castle had withstood sieges before. But this time, Tenebris came not only with death, it was accompanied by a fog that aroused terror. Each step devoured the light and left an absolute silence.
While Dragomir's soldiers prepared for the siege, the fog entered the kingdom without the sentries being able to react. It was a tenuous veil that covered everything, which then became a moving mass that gradually engulfed the warriors who were trying to hold the defensive line. The screams died away, the men disappeared without a trace.
Irina watched from above. She had never seen anything like it, she did not understand what was happening. She decided to go down to join the defense. On the way down, she felt a shiver. The air became icy.
The fog continued its dark advance, invading the corridors and halls of the castle. A deep, resonant sound vibrated in the stones as if the very heart of the castle was being struck. A dark figure emerged among the ranks of soldiers. Tenebris.
Those who knew of him spoke of an evil and ambitious being. Irina saw in him a figure deformed by dark power. His eyes glowed with a reddish glow, and the shadows seemed to twist around him. Tenebris raised his hand, and with a simple gesture, the mist swirled around everything.
The king, weak with age, lifted his face and watched the arrival of the mist, which condemned his kingdom and corrupted the will of those who faced it. The most loyal warriors began to fall to their knees, their souls had been extracted. He could do nothing.
Irina, with the weight of the kingdom on her shoulders, had to defend it. She ran in search of her father, but as she crossed the immense archway of the hall she was met with an unpleasant surprise. His father, he stood, but not as the man he knew. His face, once marked by wisdom and fatigue, was now consumed by the sinister. His eyes showed no life. The fog had claimed his soul.
Horror gripped Irina. Her kingdom, the essence of her people, was being devoured. In a last desperate act, she raised her sword, aware that her only option was to defeat her father before the darkness reached her. The first slash of the blade through the air accomplished nothing. She stepped back to gain more momentum and at that moment she saw in her father's eyes a light crying out for help.
Her father was still there, fighting against the darkness. Irina did not know what to do. Her father's body, seeing that Irina was hesitating, prepared for the attack, and its target was the young woman's neck. Irina did not dare to reject the attack, her love for her father would not allow it. This attitude made the king's light emerge from the darkness and restrained his body from committing the crime on his daughter. Out of nowhere, Tenebris appeared and with a voice that echoed off the walls ordered the old man to finish her off. But the love of father and daughter merged creating a great sword whose shining blade decapitated the villain. A new dawn appeared for Dragomir.
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It is my responsibility to share with you that, as a Spanish speaker, I have had to resort to the translator Deepl to translate my original Spanish content into English. I also state that I have used the grammar-checking tool Grammarly.