Cuando leí la última publicación de @emiliorios no pude evitar conectar con ese sentimiento de nostalgia propio de la fecha. Es fácil recordar a los que ya se fueron y hay mil maneras de honrarlos.
Un 23 común
Hoy tuve que salir al centro de mi pueblo para buscar algunas cosas que faltaban para el día de mañana. Somos una familia pequeña de celebraciones modestas, pero se nos enseñó a enfrentar las festividades con la ilusión de brindar los recuerdos más inolvidables.
Mi abuela era una mujer como ninguna, con un carácter propio de la región del llano venezolano; temple y espíritu le sobraban a esa mujer, y les aseguro que no hay Navidad que no la recuerde sentada en su silla con un poco de vino mientras que pedía que ningún niño de la cuadra quedara sin algún dulce o alimento.
Eran otros tiempos, pero la bondad no se enmarca en el peso material, sino en la intención de regalar felicidad.
Cuando estaba en la calle miraba a mi alrededor y lo único que pensaba es en lo afortunada de contar con la oportunidad de vivir un 23 con los míos, donde gozamos de salud y mi hijo aún se divierte más con la caja o el envoltorio que el mismo juguete.
La crítica
Escuchaba personas quejarse y puedo entenderlos; fechas como esta afloran lo que callamos de diversas maneras. No todos encuentran oportunidades y las realidades son más evidentes cuando en un lado tenemos a una familia con bolsas llenas de regalos y comida, y por otro lo que contradice categóricamente a la imagen.
Lo cierto es que rara vez me fijo en esas cosas, pero hoy pensé: "¡Qué bonita la plaza!" Y recordé a los que ya no están y su amor por aferrarse a eso que tiene mucho o poco que ver con el sentido de pertenencia, pero que nos permiten ver más allá.
La hallaca
Quien entra a redes sociales de seguro se ha topado con uno que otro video de la preparación de sus hallacas, la pelea incesante entre cuál de las regiones representa mejor el plato, y lo cierto es que esas personas que no están, como mi abuela, hacían hasta 500 hallacas porque ese pedazo de alimento era la representación.
Me alegra saber que muchos lograron tenerla este año, porque ¡me da igual cuál sea la mejor! Y cito a mi abuela: "El mejor sabor se lo da el calor de hogar".
Así que...
Hoy honro a la familia que no está con mis vagas reflexiones, con un aprendizaje que no sé si esté bien encaminado y un legado que mantendré más allá de recursos o dinero.
Un legado que se basa en amor, respeto y paz, un legado que aunque la memoria borre seguirá en los rincones de mi hogar o en lo brillante de la mirada de mi hijo.
Hoy es la previa de Navidad y desde hoy agradezco porque el Niño Jesús o Santa Claus de seguro traerán tesoros a todos los creyentes de lo bonito de la vida.
Abrazos y bendiciones.
When I read emiliorios' last post I couldn't help but connect with that feeling of nostalgia typical of the date. It's easy to remember those who are gone and there are a thousand ways to honor them.
A common 23rd
Today I had to go out to the center of my town to pick up a few things that were missing for tomorrow. We are a small family of modest celebrations, but we were taught to face the holidays with the illusion of providing the most unforgettable memories.
My grandmother was a woman like no other, with a character typical of the Venezuelan plains region; she had plenty of spirit and spirit, and I assure you that there is no Christmas that I do not remember her sitting in her chair with a little wine while she asked that no child on the block was left without some candy or food.
Those were other times, but kindness is not framed in material weight, but in the intention of giving happiness.
When I was on the street I looked around me and all I could think about was how fortunate I was to have the opportunity to live a 23rd with my loved ones, where we are healthy and my son still has more fun with the box or the wrapping than the toy itself.
Criticism
I heard people complaining and I can understand them; dates like this bring to the surface what we keep quiet about in various ways. Not everyone finds opportunities and the realities are more evident when on one side we have a family with bags full of gifts and food, and on the other what categorically contradicts the image.
The truth is that I rarely pay attention to those things, but today I thought: “How beautiful the square!” And I remembered those who are no longer here and their love for clinging to that which has much or little to do with the sense of belonging, but which allow us to see beyond.
The hallaca
Whoever enters social networks has surely come across one or another video of the preparation of their hallacas, the incessant fight between which of the regions best represents the dish, and the truth is that those people who are not here, like my grandmother, made up to 500 hallacas because that piece of food was the representation.
I am glad to know that many managed to have it this year, because I don't care which one is the best! And I quote my grandmother: “The best flavor is given by the warmth of home”.
So...
Today I honor the family that is gone with my vague reflections, with a learning that I don't know if I'm on track, and a legacy that I will uphold beyond resources or money.
A legacy that is based on love, respect and peace, a legacy that even if memory erases will remain in the corners of my home or in the brightness of my son's gaze.
Today is the Christmas preview and from today I am thankful because Baby Jesus or Santa Claus will surely bring treasures to all believers of the beauty of life.
Hugs and blessings.
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Diseño y edición realizados en Canva.
Fotografías de mi propiedad tomadas con Infinix Note 40.
La traducción se realizó con DeepL.
Design and editing done in Canva.
Photographs of my property taken with Infinix Note 40.
Translation done with DeepL.