No puedo más que sorprenderme al escuchar tus palabras, porque en ellas alabas mi mente y la capacidad que tiene para hacer algunas cosas. Y no es que no me guste escuchar cosas como esas, es solo que por mucho tiempo he sentido que en mi cabeza solo habitan el caos y la oscuridad, que por muchas cosas bonitas que haga, siempre lo negativo resaltará.

Entonces dices algo que a cualquier persona sorprendería: “no reniegues de tu mente, ni siquiera si piensas que en ella solo hay maldad, también hay cosas bonitas, mucha empatía y bondad. Y muchas son las veces en las que nos vemos tras el cristal de la crítica, ese que las cualidades positivas logra fácilmente empañar.”

Desde ese día en adelante he aprendido a dejar atrás esos pensamientos condenatorios, esos que me habían llevado a tan mal de mí pensar. Me concentro en las habilidades que tengo, en las cosas que gracias a mi mente puedo ser capaz de realizar. Es verdad que no todo puedo hacer bien, está claro que mis muchos errores difícilmente voy a olvidar, pero de ahora en adelante me centro también en las cosas positivas, en mi capacidad tan grande de a otras personas amar.

Dije en tantas ocasiones que mi mente era como una prisión, donde pagaba día tras día mi condena. Y es cierto que en algunos momentos se habrá sentido así, pero ¿no es en la mente donde nacen las palabras de ánimo que a los amigos les suelo decir? ¿No es allí donde se forman desde el comienzo los bellos poemas que puedo escribir?

Decir que no vale nada, que preferiría no tenerla, sería exagerado, dejando de lado que en mi cabeza también nacen emociones como la alegría, la felicidad y la satisfacción, tal como las que siento cuando veo a mis amigos ser felices, alcanzar una meta o simplemente compartir conmigo. Es allí donde todo comienza, así que no debe ser tan mala, ¿verdad?

Es por eso que de ahora en adelante pensaré mejor las cosas antes de opinar sobre mi mente, sobre lo que sucede día a día en mi cabeza. Ya no me oirán decir que es mala, o que ha perdido su capacidad para hacer lo que antes hacía, porque ahora me voy a esforzar por verla de forma positiva, resaltando sus virtudes y convirtiéndolas en poesía.

Vendrán días en los que cometeré errores, eso es inevitable, pero por nada del mundo me voy a rendir, no dejaré que el desánimo se apodere de mi mente. Justo en esos días estaré yo siendo el apoyo que mi mente necesite, así como tantas veces ella ha estado para mí. Seremos uno solo en las buenas y en las malas, porque solo cuando entendí que en mi mente habitan muchas cosas positivas, capaces de proveer felicidad a los demás, entonces comencé a aceptar que yo soy una buena persona, y nada ni nadie, ni siquiera mis tontos errores del pasado, esa verdad pueden cambiar.