Harry Potter Fanfic - El niño que vivio (primera publicación)

in voilk •  5 months ago

    ¡Hola amigos del Hive!

    Mi nombre es José Meza y soy un escritor amateur.

    Me gustaría compartirles una historia de fanfiction que he comenzado hace poco.
    Basada en la celebra saga de J.K Rowling
    el niño que vivio es mi visión de como hubiera cambiado todo si Harry Potter hubiera sido criado por su padrino: Sirius Black.

    ¡Espero que lo disfruten!

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    Esta historia es un presente para todos los Potterhead.

    Gracias a ustedes las musas se han quedado a mi lado guiándome en el camino.

    Prólogo

    Es el año 1981 y el mundo mágico se encuentra sometido por un hechicero malvado que se hace llamar así mismo Lord Voldemort, con gran conocimiento en las artes oscuras ha logrado amasar un grupo temible de aliados, su consigna es la destrucción de todo aquel que sea impuro ante sus ojos, por ende, ha emprendido una campaña bélica, mejor conocida como "limpieza de la sangre"

    Entre las sombras se mantiene en activo el único grupo que representa una resistencia ante la maldad del señor oscuro: La orden del fénix, en su mayoría conformado por antiguos alumnos del colegio Hogwarts de magia y hechicería, se mantienen unidos bajo las ordenes del mago mas brillante del ultimo siglo, el grandioso Albus Dumbledore.

    Aunque las esperanzas parecen perdidas, la orden se mantuvo en pie, fieles creyentes a las palabras de una pequeña profecía que reza:

    «El único con poder para derrotar al Señor tenebroso se acerca»

    _ Nacido de los que lo han desafiado tres veces, vendrá al mundo al concluir el séptimo mes... Y el Señor tenebroso lo señalará como su igual, pero él tendrá un poder que el Señor tenebroso no conoce..._

    Palabras que se harían realidad la noche del 31 de octubre de 1981 en el valle de Godric.

    Capitulo I Padrino

    El Valle de Godric era un pequeño pueblo ubicado al norte de Inglaterra, en ese lugar no había más que una plaza, un pub, una oficina de correos y por supuesto un cementerio, pero a pesar de lo humilde de dicho lugar la noche del 31 de octubre de 1981 pasaría a la historia como el sitio donde el mago tenebroso sufriría su primera gran derrota.

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    Entre las pintorescas cabañas del valle corría un joven a la luz de la luna, jadeante se detuvo frente a una cabaña de dos pisos, metió la mano dentro de su gabardina negra y saco una varita, con el aliento entrecortado logro articular un par de palabras — ¡Retractums Fidelio! — y la casa ante sus ojos comenzó a cambiar, dando la impresión de que estaba cubierta por un velo que se desvanecia lentamente; el joven pudo apreciar que la misma estaba deteriorada, claramente había sufrido un daño importante, denotando que el segundo piso estaba destruido casi por completo; paso el umbral de la casa sin pensarlo mientras que su gabardina se quedaba enganchada a unos de los setos del patio, tiraba de la tela intentando mantener la calma, pero los sentimientos le pudieron más y en ese instante brotaron los primeros alaridos:

    —¡James! — grito mientras tiraba de la tela presa por el seto.

    —¡James por favor contesta! — volvió a repetir mientras su voz se quebraba.

    —¡Lily! Lily por favor dime que estás bien— murmuro mientras liberaba la gabardina y tomaba el pomo de la puerta...

    —James por favor te lo pido... responde — Responde, y al no tenerla cayo de rodillas sujetando el pomo de la puerta. El aire dentro de la cabaña seguía viciado y denso por el humo, signo de una batalla reciente, pero aun asi pensó que quizás habrían logrado escapar. Se puso de pie, apreto con fuerza la varita, e invoco otro hechizo: —¡_Lumu_s! — y la punta de su varita se encendió emanando una luz blanquecina; el tenue resplandor le enmarcaba los rasgos del rostro, dejando ver lo demacrado de su semblante, de sus ojos grises y enrojecidos no paraba de brotar lagrimones, los cuales habían hecho que mechones de su larga cabellera se pegaran a su cara.

    Sirius alzo la varita sobre su cabeza mientras se adentraba aún más en la casa, algo en su interior le decía que todo estaba perdido, mientras que su mente le impulsaba a mantener un poco de fe en la idea de que sus amigos habían logrado huir, fe que le duro poco al tropezar. El joven bajo su varita para alumbrar el suelo y desde ese entonces podría decirse que ya no fue el mismo, allí inerte con un brazo estirando tratando de alcanzar los peldaños de la escalera, se encontraba sin vida el cuerpo de James Potter, su amigo de la infancia, el hombre al que había considerado su hermano. La escena lo tomo por sorpresa y cayó de culo casi desvanecido.

    —¡No, no, no! Por favor no, tu no James, no, te lo ruego Dios, James no —murmuraba entre sollozos. Sirius se arrastró por el suelo hasta el cuerpo de su amigo que se encontraba boca abajo, lo sujeto por las piernas mientras tiraba con fuerza albergando la ilusión de que diera alguna señal de vida; su corazón termino de romperse al quedarse al lado del cuerpo de su amigo y cargarlo contra su regazo. James tenía los ojos color avellanas bien abiertos, con lágrimas secas, sus características gafas se encontraban tiradas en el suelo a su lado, Sirius paso la mano por su rostro cerrando así sus ojos, luego de eso solo se mantuvo aferrado a el, lleno de incredibilidad y tristeza, el tiempo parecía detenerse a la par que la luz blanquecina de su varita se apagaba y todo quedo en silencio, en ese momento entre la penumbra y el dolor un sonido se hizo eco en la cabaña, era un sollozo, parecido al de un animal moribundo, Sirius levanto la mirada a la escalera, manteniendo los ojos fijos en el segundo piso.


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    —¡Lily! — Solo eso fue suficiente para que recobrase un poco la compostura, dejo reposar el cuerpo de James sobre el suelo y tomo su varita: —¡Lumus máxima! — esto creo una pequeña esfera de luz que se posicionó sobre su cabeza mientras subía la escalera; al llegar al segundo piso noto como la puerta de la habitación principal había sido destrozada y los tablones bajo sus pies estaban quemados y raídos, al poner un pie dentro de la habitación encontró el cuerpo de Lily, pero sin rastros de Harry, como si la muerte de James no hubiera sido suficiente... encontrar el cuerpo de su amiga moribunda y casi desmembrada de un brazo le hizo devolver su estómago...

    —¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? — No paraba de preguntarse mientras se abrazaba y retorcía de dolor, quizás fue el mismo dolor lo que llevo a usar un hechizo prohibido sin pensar en las consecuencias: —¡Retramientums vitae! — musito apuntando la varita a Lily, el dolor se hizo presente en su brazo derecho a la par que comenzaban a caer unas gotas de sangre por sus dedos. El cuerpo de Lily Potter se retorcía, dando espasmos y vuelcos, mientras que a mujer chillaba de dolor, la piel desgarrada se unió y Lily articulo un par de palabras: —Sirius, el niño— dijo Lily levantando un brazo y señalando detrás de la cama al fondo de la habitación, él corrió hacia ella con las pocas fuerzas que le quedaban, se tendió en el suelo a su lado mientras la tomaba de la mano y apartaba los cabellos de su rostro.

    —Sirius, el niño— repitió Lily mientras señalaba, este asintió y fue hasta la cama; a simple vista no encontró nada, pero al revolver las cobijas noto que estaba allí justo detrás de la cama, casi sumergido en un triste sueño, él bebe estaba envuelto en telas azuladas y tenía parte del rostro ensangrentado, Sirius limpio la sangre con el dorso de su mano mientras lo sostenía en brazos, pero la sangre volvió a brotar de su frente revelando un herida con una forma electrificante, llevo el niño al lado de su madre que se había incorporado hasta quedar semi sentada y lo puso en su regazo.

    —Te pondrás bien Lily— musito Sirius.

    —Siempre tan optimista canuto— le respondió Lily moribunda tratando de arrancarse un colgante de su cuello a lo que el la ayudo a quitarselo sobre la cabeza : —Sirius este es mi Penitente, quizás no sea suficiente, no he tenido la vida necesaria para darle poder— murmuraba Lily mientras extendía la mano con la pieza.

    —Por favor Lily...— suplicaba Sirius con la voz rota, mientras cerraba la mano sobre el colgante. —No llores canuto, todo estará bien, creo que hemos ganado, creo que finalmente se ha acabado la pesadilla del señor tenebroso— suspiro Lily —Harry tiene otro Penitente, el de James, está entre sus telas, ha estado en la familia desde los tiempos de los Perevell— dijo Lily mientras miraba a su bebe y sonreía para luego quedarse en total silencio.

    —¡Lily, Lily! — alzo la voz Sirius mientras esta se desvanecía, trato de volver a incorporarla, pero el dolor de su brazo se agudizó; Harry comenzó a llorar y él lo tomo de nuevo en brazos, acaricio el rostro de Lily, gimoteo y suspiro hondo mientras caminaba hasta las escaleras maldiciendo todo lo posible; la esmera de luz sobre su cabeza parpadeo y al alzar la vista escucho a los lejos: —¡Bombarda! — Sirius apenas logro girarse para protegerse, la pared frente a él volo en pedazos, parpadeo un par de veces mientras se encontraba desorientado, sus oídos pitaban y Harry lloraba a todo pulmon; aun así, no se detuvo y bajo la escalera trastabillando un par de veces, no tardo más que un par de segundos en volver a escuchar el mismo hechizo, pero esta vez alcanzo a alzar su varita para gritar: —¡Protego! — sintió como una onda expansiva se disipaba frente a sus ojos mientras que a su alrededor las cosas se destruían, aun así Sirius cayó al suelo, pero se recompuso lo más rápido que pudo, corrió hacia la cocina de la casa y en ese momento volvió a escuchar el mismo hechizo: —¡Bombarda!— a lo cual actuó más rápido que las veces anteriores y alcanzo a decir: —¡Protego Máxima!— apretando con fuerza el penitente de Lily, esta vez la onda expansiva fue menor y casi imperceptible, Sirius no paraba de jadear y Harry comenzaba a llorar de nuevo a todo pulmón: —lo siento Harry— dijo Sirius mientras apuntaba al niño con la varita —Dormitae— eso sumergió a la criatura en un letargo.

    —¡Sal de allí Remus! Te hemos visto correr un par de calles atrás ¿acaso crees que somos tonto? Esta debe ser la cabaña de los Potter, sabemos que estás allí. No seas tímido, solo queremos preguntarte donde está nuestro señor— grito un hombre con un acento eslavo bastante marcado desde la calle. Casi de inmediato los ojos de Sirius se llenaron de felicidad al saber que Remus estaba cerca, debía estar allí también, era obvio que llegaría en apoyo a los Potter al saber que el fidelio había sido disuelto, Sirius guardo silencio, deshizo su encantamiento y se quedó en allí en la oscuridad tratando de pensar en cómo salir de esa posición pues claramente no había culminado nada, el señor tenebroso seguia teniendo cientos de seguidores y aliados; la guerra no había concluido o al menos no para el hombre que esta fuera.

    —¡Remus sal a jugar! — Se escuchaba la voz del mortifago reverberar a lo largo de toda la calle — Prometemos no hacerte daño, no mucho al menos— grito el hombre con su acento aparatoso. Sirius tenía que hacer algo, el niño de James aun estaba con el, lo unico que le quedaba de sus amigos.

    El tiempo se le acababa, había usado más magia de lo que su cuerpo le permitía y sumado a eso el brazo derecho se le comenzaba a adormecer; respiro profundo y rasgo el trozo de gabardina que había roto con el seto, dejo a Harry sobre la mesa, tomo la varita con la mano derecha y la envolvió con tela, justo en ese momento volvió a escuchar: — ¡Bombarda máxima! — pero en vez de repeler el hechizo decidió correr en dirección a la puerta, justo antes de salir al umbral alzo su varita y grito: —¡Verdimillious! — y una ráfaga de luces de colores verdodos salieron en todas direcciones desde la punta de la varita, el hombre en medio de la calle cubrió sus ojos para evitar el resplandor, y Sirius aprovecho el instante para huir usando el arte de la aparición, mientras todo se volvía difuso y distorsionado a su alrededor escucho a un hombre al otro lado de la calle que gritaba: —¡Dimolar!— el encantamiento dio de lleno en la forma abstracta que era Sirius en ese instante y lo derribo, sentía que ya había alcanzado él limite de sus habilidades, lo cual no le permitió protegerse cuando caía de los cielos a tierra, así que se hizo un ovillo para intentar proteger al bebe, su hechizo le había permitido recorrer unos metros, pero no eran suficientes asi que podía escuchar hombres acercandosele entre burlas y carcajadas; trato de girarse para reincorporarse sobre su vientre, pero en ese instante uno de sus perseguidores alzo su varita y murmuro algo que no pudo entender; en un instante sus piernas comenzaron a retorcer, sentía que las tripas le ardían, que sus huesos se quebraban y como sus ojos se hinchaban dentro de su cráneo mientras comenzaba a elevarse del suelo, apenas alcanzo a dejar caer al niño antes de quedar suspendido, luchaba contra la sensación de que algo estaba por arrancarle la cabeza y cuando estaba por darse por vencido un punto luminoso rompió con la oscuridad de la calle, en menos de un segundo se hizo enorme y paso a su lado, Sirius cayo al suelo golpeando su cabeza.

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    El punto luminoso se había convertido en un faro y luego en una motocicleta pilotada por un hombre enorme que atropellaba de manera intencional al mortifago que mantenía el maleficio sobre el, el gigante grito: —¡Ahora Remus! — y entre una de las cabañas salió corriendo un chico alto y delgado. Sirius que perdía poco a poco la consciencia solo podía murmurar: — Remus el niño, el niño — seguido a esto todo se volvió negruzco...

    —¡El niño! — grito Sirius dando un sobre salto, en ese instante se dio cuenta de que era de día y se encontraba sobre un catre en una habitación un poco peculiar, la misma estaba adornada con diversas figuras alusivas a criaturas mágicas y animales fantasticos —¿Dónde estoy? — pregunto por inercia, trato de incorporarse, pero el cuerpo le dolía, especialmente el brazo derecho, mientras se quejaba vio como se habría la puerta de la habitación y tras de ella se asomaba una cara conocida, Lunático le dedico su mejor sonrisa en un rostro lleno de arañazos y moretones —¡Oh! Al fin despiertas— afirmo Remus mientras se acercaba al catre, ambos jóvenes se abrazaron a la par que rompían en lágrimas —¡Lo siento Remus, lo siento! — sollozaba Sirius — lo sé, lo sé, créeme que nadie lo lamenta más que yo...

    —James y Lily ya no están— afirmo Sirius entre lagrimones, solo para percatarse de que no veía a Harry por ningún lado de la habitación, intento ponerse de pie, pero el dolor lo hizo retorcer.

    —¡Detente hombre! Si buscas al niño esta perfecto, o al menos lo suficiente visto la situación—

    —¿Dónde está? — pregunto Sirius.

    —Se encuentra en la sala, desde hace tres días el niño parece el mismísimo ministro de magia, te aseguro que tiene los mejores guardianes, inclusive el propio Albus Dumbledore vino un par de horas al principio—

    —Quiero verlo— pidió Sirius extendiendo una mano para que le ayudase a ponerse de pie, Lupin la tomo y le hizo de apoyo todo el camino hasta la sala, ambos jóvenes estaban en medio de un espacio peculiar, pero no tan peculiar como el gato atigrado que dormía sobre el regazo del niño en la carriola.

    —Un placer verle profesora Mcgonagall— dijo Sirius haciendo una pequeña reverencia e inclinando un poco la cabeza, el gato solo movió las orejas y batió la cola de un lado a otro.

    —Es la única que no se ha ido desde que llegamos acá— murmuro Remus.

    —¿Exactamente dónde es acá? — pregunto Sirius en voz baja.

    —Estamos en un bosque, en la casa de los Lovegood, Xenophilus parece ser amigo de Dumbledore y este le ha dado a Hagrid un traslador con estas coordenadas, en apariencia todos los miembros de la orden tenían informado que esté sería el lugar de encuentro.

    —Así que los Longbottom han pasado ya por acá, no puedo esperar a ver a Frank para que me pague los tres galeones que apostamos en el quidditch— dijo Sirius sintiéndose tres galeones más ricos, pero Remus guardo silencio un instante antes de volver a hablar: —Mientras el señor tenebroso fue a casa de los Potter, Bellatrix fue enviada a casa de los Longbottom, Frank y Alice aguantaron todo lo que pudieron, pero...

    —Entiendo— respondió Sirius de forma fría.

    —¿Y el niño? — volvió a preguntar Sirius.

    —A diferencia de Harry, Neville tiene abuelos y más familiares con vida, su abuela se hará cargo de él—

    —¿Y Harry? ¿Qué sucederá con él? Yo soy su padrino así que creo que debería...

    — murmuro Sirius dejando su frase sin acabar.

    —Albus dice que lo mejor para el niño es ir con los Dursley, la hermana de Lily también tiene un niño y cree que es mejor que el chico crezca lejos de este mundo para evitar futuros ataques— contesto Remus mientras Sirius asentía con la cabeza.

    Esa misma noche bajo el propio velo de la oscuridad Sirius Black tomaría una decisión que cambiaria su vida para siempre, espero pacientemente el cambio de guardia de la profesora, desde su habitación se mantuvo atento al color del fuego de la chimenea que se colaba bajo la puerta, cuando el resplandor fue de color verde supo que era el instante para actuar, se levantó de la cama haciendo el menor ruido posible, abrió la puerta y camino en la sala en dirección a la carriola en la que dormía plácidamente el pequeño Harry Potter; tomo el niño entre sus brazos y cuando lo elevo escucho una voz tras él que le decia: —Te invito a que reflexiones lo que estás a punto de hacer joven Black—

    —Profesor Dumbledore, Lily y James me nombraron padrino del niño y es mi deber protegerlo, cosa que jura hacer inclusive sobre mi propia vida— respondio Sirius sin apenas girarse, Albus Dumbledore ladeo su cabeza y acomodo sus gafas aparentando que observaba un cuerno de Erumpent sobre una vitrina, el viejo profesor dejo escapar un suspiro.

    —Entiendo joven Black, una promesa es una magia muy poderosa que se fortalece con el sentimiento del deber, pero aun asi debes de tener presente que el futuro del niño aun no se han escrito, pero aun asi te deseo la mejor de las fortunas Sirius Black, Padrino de Harry Potter—

    —Dile a Hagrid que le debo una, que puede quedarse la motocicleta—

    Sirius alzo la varita sobre su cabeza para bajarla rápidamente en forma de estocada y pronunciar el hechizo: —¡Desvanio! — y desaparecer.

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