Describes lo que ves: Una pareja que camina por un sendero, parece un parque, se apoyan uno del otro del brazo, es otoño por el rastro de hojas en el suelo, se cobijan bajo una sombrilla para atenuar los rayos del sol.
Que sientes: Siento que se acompañan y se cuentan historias de vida, se apoyan en sus recuerdos familiares, hay amor por la forma que se apoyan el uno en el otro. Caminan sin prisa, por que van llegando a su destino.
Los caminos en la vida nos van llevando por diferentes senderos. Siempre al final del camino nos encontramos todos. Esa mañana desayunamos lentamente como atrapando el día en los recuerdos más valiosos de la vida.
En esa cocina, en ese lugar de la casa, realizaba cada mañana un ritual desenfrenado con desayunos escolares y almuerzos, cada uno con gustos distintos, pero lo que me enseño la vida es que no hay forma de complacerlos a todos. La consabida frase; de lo comes o te lo comes se repetía cada mañana con una sensación de si lo estaría haciendo bien. No había un manual para ser los mejores padres.
Esta mañana fue distinta a esas otras del pasado, con calma desayunamos y sin apuro salimos elegantemente a pasear.
Después de la lesión cerebral las cosas se veían distintas. Tome fuertemente a mi esposo del brazo y salimos a caminar. Se había vuelto mi nueva rutina diaria. Pero hoy caminábamos a un destino que la vida con sus altas y bajas nos había trazado.
Él se había perdido muchas de las historia escolares, por ese apuro de ser buen padre y traer el pan a la mesa. Ahora tenia la oportunidad de contárselas.
Ya no llevaba los niños a la escuela, ellos habían crecido. Hasta el más pequeño, ese que era diferente y casi no hablaba. Siempre abstraído mirando por la ventana del carro, observándolo todo. El destino nos puso una prueba final, las cosas no iban a ser tan fáciles.
Hoy caminábamos este sendero de una nueva dificultad, lentamente tomados del amor de los recuerdos.
En el carro los niños me contaban historias de sus maestros favoritos.
Recordaba las preguntas que me hacían: mamá, ¿quien es tu hijo favorito? Parecían trampas para hacerme caer en ellas. Con una simple frase ya preparada les respondía: las madres no tienen hijos favoritos.
Pero todos sabíamos que el más pequeño era especial y le poníamos más atención. Hasta aquel día que conoció la música.
Hoy caminábamos por el sendero del parque hacia un gran encuentro musical. Nuestros hijos estarían allí, todos hasta el más pequeño dirigiendo a la orquesta y entre ellos a sus hermanos.
El amor flotaba en aquel sendero del parque, íbamos a encontrarnos con la vida misma.
Este texto corresponde a mi participación en el reto A Picture Is Worth A Thousand Words
ENGLISH VERSION
Describe what you see: A couple walking along a path, it looks like a park, they lean on each other arm in arm, it is autumn because of the trail of leaves on the ground, they take shelter under an umbrella to dim the rays of the sun. sun.
What do you feel: I feel like they accompany each other and tell each other life stories, they rely on their family memories, there is love because of the way they support each other. They walk without haste, because they are reaching their destination.
The paths in life take us along different paths. We all always meet at the end of the road. That morning we had breakfast slowly as if capturing the day in the most valuable memories of life.
In that kitchen, in that place in the house, every morning I carried out a wild ritual with school breakfasts and lunches, each with different tastes, but what life taught me is that there is no way to please everyone. The well-known phrase; You eat it or you eat it was repeated every morning with a feeling of whether I was doing it right. There was no manual for being the best parents.
This morning was different from those of the past, we calmly had breakfast and without haste we went out elegantly for a walk.
After the brain injury things looked different. I took my husband's arm tightly and we went for a walk. It had become my new daily routine. But today we were walking to a destination that life with its ups and downs had outlined for us.
He had missed many of the school stories, due to the rush of being a good father and bringing bread to the table. Now I had the opportunity to tell them.
I no longer took the children to school, they had grown up. Even the smallest one, the one who was different and barely spoke. Always abstracted looking out the car window, observing everything. Fate gave us a final test, things were not going to be so easy.
Today we walked this path of a new difficulty, slowly taken by the love of memories.
In the car the children told me stories about their favorite teachers.
I remembered the questions they asked me: Mom, who is your favorite child? They seemed like traps to make me fall into them. With a simple ready-made phrase I responded: mothers do not have favorite children.
But we all knew that the youngest was special and we paid more attention to him. Until that day he met music.
Today we were walking along the park path towards a great musical gathering. Our children would be there, all down to the youngest conducting the orchestra and among them their brothers.
Love floated on that park path, we were going to meet life itself.
This text corresponds to my participation in challenge A Picture Is Worth A Thousand Words
Traducido con google (versión gratuita)
Photos with source identified
Translated with google (free version)