A partir de los miedos y debilidades propias, encuentro oportuno hacer un ejercicio de fortalecimiento o purificación.
Considerando que el valor no es la ausencia del miedo, sino la capacidad para superarlo, intentaré hacer un inventario de mis debilidades y confiando en la promesa de triunfo para el que salga dispuesto a enfrentar a sus enemigos, el Altísimo se los entregará.
La impaciencia me ha acompañado por largos años y posiblemente sea una incapacidad para aceptar la verdadera naturaleza de cosas o personas en su realidad, cuando no coinciden con mi parecer.
Imposible cambiar a una persona y menos al mundo, solo y con un considerable esfuerzo logramos cambiarnos a nosotros mismos.
A veces el cambio resulta una obra titánica, un verdadero trabajo de Hércules.
Pero cuando se logra un primer cambio exitoso, la voluntad se fortalece y el espíritu está dispuesto para el siguiente paso.
El trabajo no termina y un inventario o examen de conciencia, no dirá en qué campo trabajar.
Aceptar amorosamente a los demás como son, y a un tiempo hacer que respeten nuestra integridad es un comienzo en las relaciones con los otros. Sus acciones y palabras son asunto suyo, pero que no afecte mi persona, ni mi espacio. Saber decir no, basta es un gran progreso en este campo.
Una mirada hacia el interior, es conveniente y siempre encontraremos terreno que precisa trabajo duro. Un vistazo a los 7 pecados capitales nos puede dar una idea de qué parcela necesita ser trabajada. Soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza.
Una calculadora o un examen clínico que estableciera en que porcentajes adolecemos de estas pasiones, nos sería de gran utilidad, pero me temo que el crecimiento depende de la sinceridad con que nos califiquemos a nosotros mismos.
Imposible atacar en todos los frentes a la vez, debemos elegir cuál acometer y establecer los objetivos y las estrategias.
En mi caso, fui esclavo del cigarrillo durante décadas y cuando logre liberarme, fue gracias a la convicción de que me estaba matando y la oportuna ayuda de un desconocido y entrañable amigo.
Una faceta superada hace 10 años, hoy enfrento el sobrepeso, que bien pudiera entrar dentro del capítulo de la gula y con la que llevo batallando como dos años.
Estimo que voy ganando, pero el progreso es lento. Una guerra de trincheras, más complicada que el tabaco, pues si bien deje de fumar en un momento determinado y me abstuve en adelante, con la comida, la estrategia tiene que ser forzosamente distinta. No puedo dejar de comer.
En estos dos años de lucha, apenas he rozado el 25 % del objetivo, pero persisto, ya que en otros aspectos mi estado de salud es aceptablemente bueno.
Gracias por acompañarme hoy, trataré de ser más breve o interesante en el día 2 y les deseo un excelente día a pesar del recalentamiento, los apagones y cuantas circunstancias sufrimos ahora
