Se me quedan fotografías en la casilla de vistas y el corre corre de la vida me hace olvidarlas escondidas en las memorias del olvido. Una extraña sensación de abandonar a los amigos al no contarles mi día a día tan bonito, llenos de colores, vivencias y recuerdos de sobrevivencia venezolana.
Apagones de luz que dañan los equipos , el agua solo dos o tres días a la semana. De verdad no sé, como sobrevive el venezolano resistiendo este tormento diario. Ya no es tolerancia, ni resiliencia; es tan solo esperanza. Pero no vine aquí a quejarme solo a fotografiar un día cualquiera.
Disfruto de cuidar mis flores, las puedo mirar y hablarles para que se vean hermosas. Pero noto cuando piden agua desesperadamente, ante este sol inclemente que aumenta su intensidad cada día.
Cada flor en el jardín es una lucha constante por el vital líquido entre que llena, llega y almacena hasta el derroche por las calles por la falta de mantenimiento de los organismos correspondientes. Su belleza me consuela y he tenido que dejar partir unas cuantas al no darme abasto para regarlas. A veces estoy simplemente cansada.
El móvil me envía recordatorios de fotografías del pasado, pinturas de murales atrapados en mi viaje a Madrid, excepto la última imagen que es cercana a mi vivienda. Por la que paso todos los días en mi vía al trabajo diario, en la ciudad de Barcelona.
Bebes queridos en el aparador y de todos los tipos, tamaños y colores, disfrute de su imagen un rato antes de fotografiarlos. Son vidrieras del pasado que observe mientras paseaba por las calles de Leganés en España. Un salto entre el pasado no tan lejano y el presente que me aporta el teléfono, recordándome las cosas vividas. No puedo quejarme camine y disfrute cada espacio con una libertad de sacar el móvil cuando quisiera, nunca se me fue la luz y mucho menos el agua. Yo quiero que eso vuelva a mi Venezuela.
Desde la seriedad del trabajo diario, con mis acompañantes infalibles que acometen su labor con la filosofía de los abuelos, servicio y prueba antes que ventas. Con razón no vendemos mucho, al probarle la pieza al cliente e indicarle que está buena, que no está dañada y que otra cosa es el problema, perdemos la venta pero ganamos un cliente seguro., que siempre vuelve.
El profesor @lanzjoseg nos trae todos los jueves un concurso en nuestra comunidad #topfamily, que me atrapa, me pone a buscar en esos recuerdos del pasado y siempre me resulta difícil escoger solo una. Es que tengo muchos bonitos recuerdos.
Aprovecho esos encuentros con el pasado para compartirlas con mis hijos y sobrinos que están afuera. Me pueden encontrar riendo sola en esos instantes, al mirar el pasado y recordar lo que era y disfrutaba. Aquí montada en un triciclo paseando bici con los dos sobrinos que tenía en ese momento por el patio de la casa. También me los llevaba a la playa los sábados y a comer helado.
Una tortilla de papas, cebolla y pimentón verde es el complemento perfecto para la cena de este día. Vi un video de tortilla de papas española y se me antojo prepararla, me gusta agregarle todo lo que tengo en la nevera.
Mi hija me envía una foto con mi cuñada (su tía) que se fue para ser operada, pero la realidad es que no esta muy bien para vivir sola y allá está su hija. Y por supuesto mi hija siempre apoyando a la familia, la acompaño al médico ya que su hija tuvo una bebé y había comenzado a trabajar otra vez. Una sobrina que tengo que ir a conocer pronto. Mi hija después de la consulta con el neurólogo la llevo a comer helado, aunque hace frio por allá, se notan los abrigos. Mi hija me dice que ella siempre se queja por frio.
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