Sometimes I feel like going to meet my son and his family but when I think of my oldest grandson the thought disappears. I'm sure that trip would bring him a lot of sadness as he is used to spending a lot of time at home because he lives downstairs. Not a day goes by without him coming up to my house. That is why I would not like to make him suffer; we already went through a trance like that although as for me it is different if it were him who would have to withdraw from my life again.

Well my pretty ladies this is my story, thank you for taking the time to read. I am about to close this edition #175. Question this week by: @nainaztengra

! [SPANISH]
Saludos queridas damas!!! Las ediciones anteriores han estado muy interesantes pero no había tenido la oportunidad de participar.
Ayer leyendo la historia de @graciadegenios me hizo recordar los sacrificios que hacemos como madre, incluso lo que hacemos por la pareja. En este punto fue donde tocó mi fibra al recordarme un episodio personal en el que nosotras debatimos un poco sin sentirme afectada por eso. Al final no lo entendió pero yo tenía mis razones. En tal sentido expondré mis argumentos en la primera pregunta debido a que es oportuno el momento.
1️⃣ Siempre se espera que una mujer haga sacrificios por su familia. ¿Alguna vez has sacrificado algo importante por tus seres queridos y nunca has hablado de ello? ¿Quieres compartir tu historia con nosotros?
Los sacrificios que hacemos por los hijos son infinitos y casi no tienen límite. Son diferentes o por lo menos tienen otra dimensión a lo que somos capaces de hacer como mujer o como amiga. Considero que soy una persona que da mucho por la familia y por los amigos. Como pareja entendí que las relaciones no se idealizan y que a los amigos se les agradecen los favores pero que no es eterno el agradecimiento porque todo tiene su momento y su razón de ser.
Si dejar de comprar algo para mí o darle el mejor plato a mis hijos o al extremo si dejar de comer para que mis hijos comieran fue hacer sacrificios, entonces sí hice sacrificios. Se preguntaran porque hablo en pasado pero mis hijos están grandes; uno ya tiene familia y vive lejos, el otro está en una academia militar que por límite de dinero casi no me visita. No, no estoy sola; estoy con mi esposo. Vivimos con la esperanza de que volvamos a estar juntos a nuestros hijos y nietos aunque sea de vacaciones.
Digamos que desde hace mucho tiempo conozco el sacrificio, desde antes de que nacieran mis hijos. En vista de que mis hijos están fabricando su mundo y haciendo sus propios sacrificios; en la actualidad tengo una vida más tranquila, una vida más mía. Eso no quiere decir que he dejado de estar para mis hijos pero ya no es igual. Ellos deben forjar su propio camino.
Bien, el año pasado mi nuera me pidió que fuera a vivir con ellos por espacio de un año a Perú para ayudarlos con los niños pero después de pensarlo un poco, mi respuesta fue negativa. ¿Por qué? Pues, porque no quise perder la libertad. Aquí con lo mucho o lo poco que tengo puedo decidir qué hacer. En caso de irme, pasaría a depender de lo que ellos me ofrecen y no creo que mi permanencia fuera por un año.
Quiero aprovechar el tiempo que la vida me regala para vivirla como yo quiero. En la actualidad voy al gimnasio y a bailoterapia. Comparto tiempo con mis amigas. Entro y salgo de mi casa sin estar pendiente de nada. Sin embargo, mi nieto mayor es muy apegado a mí pero cuando está en casa lo dejo con el abuelo.
En ocasiones me dan ganas de ir a encontrarme con mi hijo y su familia pero cuando pienso en mi nieto mayor el pensamiento desaparece. Estoy segura de que ese viaje le traería mucha tristeza ya que está acostumbrado a pasar mucho tiempo en casa porque vive en el piso de abajo. No pasa un día sin que suba a mi casa. Por eso no me gustaría hacerlo sufrir; ya pasamos por un trance como ese aunque en cuanto a mí es diferente si fuera él quien tuviera que retirarse de mi vida nuevamente.
Bien mis damas bonitas esta es mi historia, gracias por dedicar tiempo para leer. Estoy sobre límite de cierre de esta edición #175