Jiddu Krishnamurti
Hubo un tiempo donde la raza humana no disponía de lenguaje alguno. Tiempos donde el ser humano disponía principalmente de gestos, sonidos y ademanes, como algunos animales. Tener una mente atenta y sentidos agudos podían claramente marcar la diferencia de un momento a otro en un ambiente hostil.
Hoy, es claro que el ser humano ha perdido mucha de la agudeza de sus sentidos. Ya no nos hacen tanta falta. Pero también hemos perdido nuestra concentración, que es la clave de lo que hace a la civilización humana lo que es hoy.
Si el amable lector ha tenido mascotas entenderá lo especiales que somos los seres humanos. Un gato o un perro, no hacen más que amarnos, comer y dormir todo el día. ¡Dichosos! En cambio, si tú y yo lo intentaramos, nos volveríamos locos porque hay tanto que hacer y explorar. Cosas que no parecen percibir nuestros hermanos animales.
Pues bien, esta es también la fuente de nuestro suplicio: Nuestros cerebros privilegiados.
Estamos tan perdidos en nuestro mundo interior que ya no olemos, sentimos o vemos con cuidado. He encontrado recientemente que puedo sentir claramente la diferencia entre estar concentrado en algo y no estarlo. Era como una bruma alrededor de mí, cálida, que disolvía mis intenciones por centrarme en lo que estaba delante y más bien, me llevaba constantemente a mis pensamientos, a mis emociones. Sin excepción, la ansiedad estaba siempre presente. Ansiedad por placer o ansiedad porque algo malo ocurriera.
Desde luego que se vuelve un problema si ocurre todo el tiempo y ni hablar de las consecuencias negativas de hindagar constantemente en posibilidades o recuerdos con tintes oscuros.
En efecto, podemos hacernos sentir mal a nosotros mismos, solamente con pensar en algo que nisiquiera existe. Cuando las emociones se comprimen, naturalmente nos hacemos sensibles, temerosos y desganados. Fue así que logré entender verdaderamente, que nuestras mentes no deberían estar siempre en funcionamiento o mejor dicho, bajo el imperio del placer o del miedo. Después de todo, si un ingeniero se pusiera a pensar en fórmulas complicadas al irse a la cama, lo más probable es que no logre dormir.
Orden
Seguramente has escuchado frases despectivas e incluso insultos referentes a actuar sin pensar. Pues yo diría que es lo mejor que podemos hacer. Los planes, solo son tan buenos como los datos en los que están basados y esos datos vienen de alguien que dedicó una poderosa concentración a observar con mucho cuidado.
Entonces, ¿Cuando deberíamos pensar y cuando no?
Pues bien, eso depende del uso que le quieras dar a esa herramienta. Si estás manejando, te conviene estar bien concentrado pero también traduciendo constantemente las señales de tráfico. Eso es "usar la mente", porque estás en contacto con un lenguaje que debes traducir en pos de llegar a tu objetivo. Es una ambición que debes tener presente todo el tiempo mientras sigues la carretera. "Estar presente", por otro lado, implica que si estás caminando y dentro de ti puedes sentir que no necesitas lograr nada, sino el solo hecho de estar allí. Esto da la sensación, ya no de que estás en movimiento, sino que eres movimiento.
Cuando miras a tu hijo pequeño y su sonrisa te inunda haciendote sonreir también, con una sinceridad que habías olvidado, no estás esperando ni buscando nada. En ese instante, te llenaste de todo a la vez.
Al planificar algo, debes recordar, hacer predicciones, pero en el proceso de llevarlo a cabo, es decir, actuar, no necesitas pensar sino mirar lo que estás haciendo. Tu cerebro automáticamente puede reconocer las cosas que estás haciendo mal con el tiempo porque recordemos que el lóbulo pre frontal está intimamente ligado a las metas internas. ¿Crees que necesitas pensar para darte cuenta estás quemando una pizza para un cliente? Ya tu cerebro lo sabe antes de que cualquiera te lo diga y ya está aplicando correctivos a nivel neural que con el tiempo se harán más y más fuertes.
Creo que todo gamer se ha dado cuenta que un juego difícil se vuelve 30 por ciento más fácil simplemente por haber dormido. Nuestro cerebro, repite a alta velocidad los eventos de ese día y sin nuestro esfuerzo consciente, fortalece los caminos neuronales que hicieron que lograramos objetivos y debilita los que no.
Pero, ¿Cómo podría hacer todo esto si no estamos concentrados? Cualquiera sabe que estar desconcentrado provoca que pierdas el hilo, tengas que volver a releer, o preguntar.
Pues bien, esto se debe a que la realidad no es como nosotros pensamos. Tenemos 5 sentidos con los que la información externa entra a nuestro cerebro. Es entonces claro que la calidad de esos 5 sentidos y la concentración que tenemos en ellos, influye en lo que recibimos y con cuanta eficiencia.
Después de todo y, como hemos estudiado antes, el lóbulo pre frontal es crucial para aprender algo nuevo y añadirlo a nuestro sistema. Necesitamos de nuestra concentración o de estar presentes para poder aprender.
Estando conscientes
La pregunta es si tenemos control de ese proceso o no. Si la tiene nuestro Núcleo Accumbens, responsable de la dopamina, entonces cualquier cosa que pudiera sugerir placer, nos distraerá. Si la tiene nuestra Amigdala, la más mínima posibilidad de que algo se sienta mal, nos distraerá.
Pero si estás presente, observandolo todo sin intención de exprimir placer ni de evitar algo malo, entonces absorbes más. No necesitas estar paralizado de miedo para aprender que algo te hará daño, y conforme tu Amigdala se estabilice, te darás cuenta que apenas una pequeña señal es más que suficiente.
Debemos disponer de tiempo para sentarnos para planificar nuestras prioridades de nuestro día y de nuestra vida. Después, cuando no haga falta pensar, centremonos en el presente. Sentirás y descubrirás cosas que ignorabas que estaban allí. Tus malos hábitos se caerán por sí solos. Tu visión ante la vida se profundizará dramáticamente porque ni la búsqueda del placer ni el miedo te distraerán.
Solo en ese estado, con un lóbulo pre frontal desarrollado con la práctica, te vuelves un estoico por naturaleza. Un taoista. Pero estos nombres tampoco te preocuparán, después de todo, el miedo a no pertenecer a un grupo que te acepte, apenas y te afectará. Con tu percepción derramada en el mundo entero, y no solo en las cosas que se sienten placidas o que se sienten como un problema, no hay nada que se escape de tu comprensión.
Es un gusto para mí compartir estas reflexiones contigo, querido lector.
Es complicado explicar como se siente aplicar el lóbulo pre frontal porque, lo que leemos, depende de con qué parte del cerebro lo interpretemos. Es posible que al leer esto, sientas ambición, ansiedad por el placer de ser más sabio y admirado por tus pares. Como también sientas que si logras alcanzar ese estado, entonces todos tus problemas se irán. Ambas tienen razón, pero ejercitan las áreas que buscamos regular. La ambición y el miedo te separan precisamente de esos objetivos y es así como no se puede "mostrar" como se siente la pre frontalidad, porque la interpretación de estas palabras, que amablemente lees, es puramente interna y personal. De todas formas, no te preocupes porque es un proceso gradual que puedes perfeccionar.
¡Un fuerte abrazo y no dudes en dejar cualquier pregunta en los comentarios!
Jiddu Krishnamurti
There was a time when the human race had no language at all. Times when humans had mostly gestures, sounds and mannerisms, like some animals. Having an attentive mind and sharp senses could clearly make a difference from one moment to the next in a hostile environment.
Today, it is clear that humans have lost much of the sharpness of their senses. We no longer need them as much. But we have also lost our concentration, which is the key to what makes human civilization what it is today.
If the kind reader has had pets, he will understand how special we humans are. A cat or a dog, they do nothing but love us, eat and sleep all day long. Blessed are they! Instead, if you and I tried, we would go crazy because there is so much to do and explore. Things that our animal brothers don't seem to notice.
Well, this is also the source of our torment: Our privileged brains.
We are so lost in our inner world that we no longer smell, feel or see carefully. I have recently found that I can clearly feel the difference between being focused on something and not being focused. It was like a mist around me, warm, dissolving my intentions to focus on what was in front of me and instead, constantly taking me back to my thoughts, to my emotions. Without exception, anxiety was always present. Anxiety for pleasure or anxiety that something bad would happen.
Of course it becomes a problem if it happens all the time and not to mention the negative consequences of constantly delving into possibilities or memories with dark overtones.
Indeed, we can make ourselves feel bad, just by thinking about something that doesn't even exist. When emotions are compressed, we naturally become sensitive, fearful, and listless. That's how I came to truly understand that our minds shouldn't always be in operation, or rather, under the rule of pleasure or fear. After all, if an engineer were to think of complicated formulas before going to bed, he would most likely not be able to sleep.
Order
You've probably heard derogatory phrases and even insults about acting without thinking. Well, I'd say that's the best we can do. Plans are only as good as the data they're based on, and that data comes from someone who devoted a powerful concentration to observing very carefully.
So, when should we think and when shouldn't we?
Well, that depends on what you want to use that tool for. If you are driving somewhere you don't know, you need to be well focused but also constantly translating the traffic signs. That is "using your mind," because you are in contact with a language that you must translate in order to reach your goal. It is an ambition that you must keep in mind all the time while following the road. "Being present," on the other hand, implies that if you are walking and inside yourself you can feel that you do not need to achieve anything, but just the fact of being there. This gives the sensation, no longer that you are in motion, but that you are movement. You can feel your sistem at ease and rest.
When you look at your little child and his smile floods you, making you smile too, with a sincerity that you had forgotten, you are not waiting or looking for anything. In that instant, you are filled with everything at once. Even for an instant.
When planning something, you must remember, make predictions, but in the process of carrying it out, that is, acting, you don't need to think but rather "be" at what you're doing. Your brain can automatically recognize the things you're doing wrong over time because remember that the prefrontal lobe is intimately linked to internal goals. Do you think you need to think to realize you're burning a pizza for a client? Your brain already knows this before anyone tells you and is already applying neural correctives that will become stronger and stronger over time.
I think every gamer has noticed that a difficult game becomes 30 percent easier simply because we have slept. Our brain replays the events of that day at high speed and without our conscious effort, it strengthens the neural pathways that made us achieve goals and weakens those that didn't.
But how could it do all this if we are not focused? Everyone knows that being unfocused causes you to lose track, have to reread, or ask questions.
Well, this is because reality is not as we think. We have 5 senses with which external information enters our brain. It is then clear that the quality of those 5 senses and the concentration we have on them, influences what we receive and how efficiently.
After all, and as we have studied before, the prefrontal lobe is crucial to learn something new and add it to our system. We need our concentration or being present in order to learn.
Being aware
The question is whether we have control over that process or not. If our Nucleus Accumbens, responsible for dopamine, has it, then anything that might suggest pleasure will distract us. If our Amygdala has it, the slightest possibility that something will feel bad will distract us.
But if you are present, observing everything without the intention of squeezing pleasure or avoiding something bad, then you absorb more. You don't need to be paralyzed with fear to learn that something will hurt you, and as your Amygdala stabilizes, you'll realize that even a small signal is more than enough.
We must make time to sit down and plan our priorities for our day and our life. Then, when there is no need to think, let's focus on the present. You will feel and discover things you didn't know were there. Your bad habits will fall away on their own. Your outlook on life will deepen dramatically because neither the pursuit of pleasure nor fear will distract you.
Only in that state, with a prefrontal lobe developed through practice, do you become a natural stoic. A Taoist. But these names won't worry you either, after all, the fear of not belonging to a group that accepts you will hardly affect you. With your perception spilling out into the whole world, and not just into things that feel pleasant or that feel like a problem, there is nothing that escapes your understanding.
It is a pleasure for me to share these reflections with you, dear reader.
It is difficult to explain what it feels like to apply the prefrontal lobe because what we read depends on which part of the brain we interpret it with. It is possible that when reading this, you feel ambition, anxiety for the pleasure of being wiser and admired by your peers. You may also feel that if you manage to reach that state, then all your problems will go away. Both are right, but they exercise the areas that we seek to regulate. Ambition and fear separate you precisely from those goals and that is why you cannot "show" how prefrontality feels, because the interpretation of these words, which you kindly read, is purely internal and personal. In any case, do not worry because it is a gradual process that you can perfect.
A big hug and do not hesitate to leave any questions in the comments!