Tomar la responsabilidad de nuestra vida implica entender que hay situaciones sobre las cuales tenemos el control y hay situaciones que sencillamente se escapan de nuestras manos. En ese sentido, actuamos en coherencia con nuestros ideales, valores y propósitos, pero... cuando las cosas no salen tal cual como esperábamos, ¿Cómo nos sentimos? ¿Qué actitud adoptamos?
La frustración es una respuesta emocional natural ante una necesidad o un deseo no satisfecho. Esta la sentiremos en nuestra vida en diferentes grados, desde anhelos efímeros como la imposibilidad de obtener un capricho, hasta sufrimientos más intensos y prolongados, como puede ser el fallecimiento de un ser querido. Al sentirnos frustrados porque las cosas no salieron como esperábamos tenemos dos caminos: el camino de la aceptación y el camino de la resignación. ¿A qué se refieren cada uno? ¿En qué se diferencian? Exploremos cada concepto.
Resignarse implica una dificultad para hacer las paces con la situación desagradable. En el fondo, se continúa manteniendo el anhelo de un cambio o de que la situación sea como antes y, al mismo tiempo, hay una impotencia muy grande por no poder hacer nada más que desear que las cosas sean diferentes.
Aceptar es entender que, independientemente de nuestros intentos por cambiar la realidad, hay cosas que se escapan de nuestro control. Cuando entendemos cuáles son esas situaciones que no dependen de nosotros, adoptamos una actitud más calmada y tranquila ante ellas. Luchar contra esas realidades, anhelar algo que no es posible nos agota mental y físicamente. Cuando aceptamos nos involucramos en un estado de aprendizaje, de apertura, de adaptación al cambio y de comprensión.
En circunstancias que no son definitivas, como lo puede ser la búsqueda de un nuevo empleo, el resignarse lleva consigo una actitud pasiva de "dejar de intentarlo", así como también, pensamientos negativos en relación al evento "Nunca me van a contratar" "Seguir intentando es una pérdida de tiempo" "No soy suficiente".
En circunstancias definitivas, como puede ser la muerte de un familiar cercano, es común que la resignación anteceda a la aceptación. Esto es así porque el tamaño del sufrimiento no nos permita procesar la realidad de una forma objetiva, por lo que, por un determinado tiempo, se mantienen deseos irracionales asociados a la necesidad de que eso que me está pasando sea un mal sueño, o pueda echar el tiempo atrás. Este periodo hace parte del proceso del Duelo normal, el cual culmina en la aceptación de la realidad.
¿Cómo puedo trabajar en mi Aceptación?
- Reconocer qué está bajo mi control y qué no
- Comprender que es normal sentirme de una forma cuando las cosas no salen como esperaba.
- Analizar lo que me ocurre en perspectiva, con preguntas como ¿Esto me pasa solo a mi o es parte de la vida?
- Encontrar un significa a lo que está ocurriendo e identificar nuevos propósitos
- Practicar una atención plena en el presente, con ejercicios como el mindfulness.
Hacernos de las estrategias necesarias para aceptar nuestra realidad es de gran importancia pues la vida trae consigo momentos duros y de pérdidas. Cultivar la aceptación nos hace ser más resilientes, comprensivos y capaces de vivir, agradecer, disfrutar y aprender de esta vida, la única que tenemos, con sus cosas buenas y malas.
Me gustaría saber tu opinión sobre este tema en los comentarios. Por allí nos leemos!
Taking responsibility for our life implies understanding that there are situations over which we have control and there are situations that are simply out of our hands. In that sense, we act in coherence with our ideals, values and purposes, but... when things do not turn out as we expected, how do we feel? What attitude do we adopt?
Frustration is a natural emotional response to an unfulfilled need or desire. We will feel it in our lives in different degrees, from ephemeral longings such as the impossibility of obtaining a whim, to more intense and prolonged suffering, such as the death of a loved one. When we feel frustrated because things did not turn out as we expected, we have two paths: the path of acceptance and the path of resignation. What do they each refer to? How do they differ? Let's explore each concept.
Resignation implies a difficulty in making peace with the unpleasant situation. Deep down, one continues to maintain the longing for a change or for the situation to be as it was before and, at the same time, there is a very great impotence for not being able to do anything but wish things were different.
To accept is to understand that, regardless of our attempts to change reality, there are things that are beyond our control. When we understand what those situations are that do not depend on us, we adopt a calmer and more peaceful attitude towards them. Fighting against those realities, longing for something that is not possible, exhausts us mentally and physically. When we accept, we become involved in a state of learning, of openness, of adaptation to change and understanding.
In circumstances that are not definitive, such as the search for a new job, resignation carries with it a passive attitude of "stop trying", as well as negative thoughts in relation to the event "They will never hire me" "To keep trying is a waste of time" "I am not enough".
In definitive circumstances, such as the death of a close family member, it is common for resignation to precede acceptance. This is so because the size of the suffering does not allow us to process reality in an objective way, so that, for a certain time, irrational desires associated with the need that what is happening to me is a bad dream, or that I can turn back the clock are maintained. This period is part of the normal grieving process, which culminates in the acceptance of reality.
How can I work on my Acceptance?
- Recognize what is in my control and what is not.
- Understand that it is normal to feel one way when things do not go as expected.
- Analyze what is happening to me in perspective, with questions such as Is this just me or is it part of life?
- Find a meaning to what is happening and identify new resolutions.
- Practice mindfulness in the present, with exercises such as mindfulness.
Accepting our reality is of great importance because life brings with it hard times and losses. Cultivating acceptance makes us more resilient, understanding and able to live, thank, enjoy and learn from this life, the only one we have, with its good and bad things.
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