Cuando me hablaron para ofrecerme el trabajo, tuve mis dudas.
-Hemos revisado su Currículum y encontramos que tiene las destrezas que necesitamos-
Pero de lo que se iba a tratar, nadie me decía nada. Hasta pensé en irme sin avisar, pero en eso salieron dos personajes muy curiosos, un sujeto horrible que bien pasaba los sesenta y una hermosa mujer que difícilmente llegaba a los treinta, no pude contener mi carcajada que con el intenso apretar de mis labios se convirtió en una leve sonrisa.
Estuvo mi mente vacilando entre "El quijote de la mancha y la mancha en el vestido de la chica que por cierto era muy chica. Más o menos como de un metro y cuarente, sin exagerar.
El sujeto se fue de inmediato, que para revisar el contrato y la chica se quedó conmigo hablándome de lo maravilloso que era trabajar ahí. En ocasiones se me acercaba tanto que alcanzaba a oler su penetrante olor a cebolla reposada al sol, si ustedes me entienden. Tuve que mantener lo más que pude una sana distancia, no fuera a ser que ese fétido olor se me impregnara y luego que le iba a decir a mi esposa? Que me fui a trabajar al rastro de cebollas?
Total que me tuvieron mareado como dos horas sin decir nada concreto del trabajo, ha pero eso sí, muy inquieto que se veía el sujeto por poner el contrato sobre la mesa. De pronto el teléfono sonó y ambos salieron por un minuto a contestar la llamada al pasillo.
Los segundos fueron críticos, pero al fin lo decidí. Tomé mi currículum de la mesa y salí a todo galope en un caballo imaginario mientras me golpeaba las nalgas a mi mismo.
Tan, tarrarran tan tan.
Un caluroso saludo a mis amigos @bonzopoe @jesuspsoto @lecumberre y a todos los poetas de Hive, recuerden que aún estamos festejando el mes de la poesía.
Historia corta y diseño