La primera semana fue crucial para la adaptación de Emiliano. Aunque al principio se mostró un poco reservado, pronto comenzó a interactuar con sus compañeros. La maestra, con su cálida sonrisa y paciencia infinita, ayudó a Emiliano a sentirse cómodo. Poco a poco, empezó a participar en las actividades, desde pintar con los dedos hasta cantar canciones infantiles.
En la segunda semana, Emiliano ya se sentÃa más seguro. Empezó a mostrar interés por los cuentos que la maestra leÃa en voz alta. Sus ojos brillaban de emoción cada vez que una nueva historia comenzaba. Además, comenzó a aprender las primeras letras y números, disfrutando de cada pequeño logro.
La tercera semana estuvo llena de juegos y actividades creativas. Emiliano descubrió su amor por la plastilina, creando figuras coloridas que mostraba orgulloso a sus padres al final del dÃa. También disfrutó de los juegos al aire libre, corriendo y riendo con sus nuevos amigos.
Para la cuarta semana, Emiliano ya habÃa establecido una rutina. Se levantaba emocionado cada mañana, listo para un nuevo dÃa de aventuras en la escuela. Su confianza creció notablemente, y comenzó a participar más activamente en clase. La maestra notó su progreso y lo felicitó, lo que motivó aún más a Emiliano.
Este primer mes fue solo el comienzo de una maravillosa aventura educativa para Emiliano.
The first week was crucial for Emiliano's adaptation. Although he was a little reserved at first, he soon began to interact with his classmates. The teacher, with her warm smile and infinite patience, helped Emiliano feel comfortable. Little by little, he began to participate in activities, from finger painting to singing children's songs.
In the second week, Emiliano already felt more confident. He began to show interest in the stories that the teacher read aloud. His eyes sparkled with excitement every time a new story began. In addition, he began to learn his first letters and numbers, enjoying every small achievement.
The third week was full of games and creative activities. Emiliano discovered his love for plasticine, creating colorful figures that he proudly showed to his parents at the end of the day. He also enjoyed playing outside, running and laughing with his new friends.
By the fourth week, Emiliano had already established a routine. He woke up excited every morning, ready for a new day of adventures at school. His confidence grew noticeably, and he began to participate more actively in class. The teacher noticed his progress and congratulated him, which motivated Emiliano even more.
This first month was just the beginning of a wonderful educational adventure for Emiliano.
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