Imagen in pixabay by iChristian
It's a hot May morning, even though I was cooking at home, my head was elsewhere, I was struggling not to think but at the same time I couldn't stop thinking. I had never felt so frustrated in my life. Two people's lives were slipping through my fingers and there was nothing I could do to help them.
I have been a nurse for 17 years but this year I had to deal with the delicate health of two patients, many might say that I should be used to it and the truth is that I am, but this time they were two of my friends, they are like part of my family.
I received a call from Lorenza, daughter of my friend Elizabeth, who told me that her mother was in a lot of pain and that it was possible to give her an analgesic, the doctor had already left the instructions in writing.
I immediately went to her house, which is about 10 minutes away from mine. When I arrived I heard screams that said
Help, I can't take it anymore".
They were coming from Elizabeth's room, my heart crumpled when I heard how much she was suffering. As the doctor indicated, I put the painkiller in her vein and I had to pass it slowly. Little by little the pain was diminishing, but when only half of it had passed I received another call, it was Blanca, my friend Rafael's wife, he was recently operated and now his parenteral feeding was not giving results, he needed to be hydrated, this had to be in the vein too.
In my mind I said
"Please God, I don't know what to do".
But my response to Blanca was.
"I'll be there in about 10 minutes".
I left Lorenza -Elizabeth's daughter- waiting for her to keep passing her mom's medicine and I went to Rafael's house to hydrate him, I felt very sad to see him there with his pale and dry lips, his body was consumed by cancer. But all my thoughts changed when I saw his smile, the one he had even in his worst moments.
I had at least 20 minutes, while Isabel's medication was running out, so I did the best I could, when someone is in that condition, the veins hide and everything gets complicated, her face was in deep pain, after several attempts, she started to pass the serum that had been indicated. I watched him for a few minutes and left Blanca in charge to let me know if anything happened with the hydration.
I headed back to Isabel's house and the doctor arrived at the same time I did to evaluate her. It took him a few minutes and as he left the room the doctor's words were
Elizabeth is dying, take advantage of all the time she has left, give her lots of love because her breathing is not good and it is impossible to move her to a health center due to her spinal cord injury, her life is more compromised".
I hugged Lorenza with all my strength, at that moment we were the only support for each other. I had just found out that I had to say goodbye to my friend, but she had just found out that she had to say goodbye to her mother. I began to silently pray to God
Give her a little more time with us, give me more time to be with her.
I wiped my tears and the truth is I didn't have the strength to say goodbye at that moment, I had to continue attending to my friend Rafael who needed another bottle of hydration, so I went back to his home and called the doctor to explain to him that he was still dehydrated and if he could have another bottle of hydration.
The doctor's response shocked me and said
Yes, he puts hydration, but when someone is not well nourished he starts to die slowly.
Although Rafael did not listen to what the doctor told me, he smiled at me and said: >Everything is going to be fine, now I want to rest.
Everything is going to be fine, now I want to rest, thank you for being by my side and taking care of me even in my most difficult moments".
When I went home I couldn't stop crying, I was losing two very dear friends and I didn't know whether to ask God to give me more time with them or that they would rest so they wouldn't suffer so much. It seemed like a nightmare, two people so joyful and full of life.
Publication originally written in Spanish and translated by translator Deepl.
ESPAÑOL
Despedirse es la única opción
Imagen en pixabay por iChristian
Es una mañana calurosa del mes de mayo, aunque estaba cocinando en mi casa, mi cabeza estaba en otra parte, luchaba por no pensar pero al mismo tiempo no podía dejar de hacerlo. Nunca me había sentido tan frustrada en mi vida. La vida de dos personas se me estaban yendo de las manos y yo no podía hacer nada para ayudarlos.
Soy enfermera desde hace 17 años pero este año me tocó enfrentar la salud delicada de dos pacientes, muchos podrían decir que debería de estar acostumbrada y la verdad es que sí, pero en esta oportunidad eran 2 de mis amigos, son como parte de mi familia.
Recibí una llamada de Lorenza hija de mi amiga Elizabeth me dijo que su mamá tenía mucho dolor que si era posible ir a colocarle un analgésico, ya el doctor había dejado las indicaciones por escrito.
Inmediatamente me dirigí a su casa, que queda más o menos a 10 minutos de la mía. Al llegar escucho gritos que decían
"Ayuda, ya no puedo más"
Venían de la habitación de Elizabeth, se me arrugó el corazón al escuchar lo mucho que estaba sufriendo. Como indicó el doctor le coloqué el analgésico en la vena y debía pasarlo lentamente. Poco a poco el dolor fue disminuyendo, pero cuando había pasado solo la mitad recibí otra llamada, era Blanca la esposa de mi amigo Rafael, estaba operado recientemente y ahora su alimentación parenteral no estaba dando resultados, necesitaba hidratarse, esto debía ser en vena también.
En mi mente dije
"Por favor Dios mio, no se que hacer".
Pero mi respuesta a Blanca fue
"En unos 10 minutos estoy allí".
Dejé a Lorenza -la hija de Elizabeth- pendiente de que siguiera pasando el medicamento de su mamá y me fuí a casa de Rafael a hidratarlo, sentí mucha tristeza al verlo allí con su labios pálidos y secos, su cuerpo estaba consumido por el cancer. Pero todos mis pensamientos cambiaron al ver su sonrisa, esa que tenía incluso en sus peores momentos.
Tenía al menos 20 minutos, mientras se terminaba el medicamento de Elizabeth, así que hice lo mejor que pude, cuando alguien se encuentra en esa condición, las venas se esconden y se complica todo, su rostro al pincharlo era de profundo dolor, luego de varios intentos, comenzó a pasar el suero que le habían indicado. Lo vigilé unos minutos y dejé encargada a Blanca para que me indicara si ocurría algo con la hidratación.
Me dirigí de nuevo a casa de Elizabeth y el médico llegó al mismo tiempo que yo para evaluarla. Tardo unos minutos y al salír de la habitación las palabras del médico fueron
"Elizabeth está muriendo, aprovechen todo el tiempo que le queda, denle mucho amor porque su respiración no está bien y es imposible moverla para un centro de salud debido a su lesión en la columna vertebral, su vida está más comprometida".
Abracé con todas mis fuerzas a Lorenza, en ese momento éramos el único apoyo una de la otra. Acababa de enterarme que tenía que despedirme de mi amiga, pero ella acababa de enterarse que tenía que despedirse de su mamá. Comencé a pedir en silencio a Dios
"Dale un poquito más de tiempo con nosotros, regalame más tiempo para estar con ella".
Sequé mis lágrimas y la verdad no tuve fuerzas para despedirme en ese momento, tenía que seguir atendiendo a mi amigo Rafael que necesitaba otro frasco de hidratación, así que fuí de nuevo hacia su hogar y llamé al doctor para explicarle que aún seguía deshidratado que si se le podía colocar otro frasco de hidratación.
La respuesta del doctor me impacto dijo
"Sí, coloca la hidratación, pero cuando alguien no se alimenta de manera adecuada comienza a morir lentamente".
Aunque Rafael no escuchó lo que me dijo el doctor me sonrió y me dijo
"Todo va a estar bien, ya quiero descansar, gracias por estar a mi lado y atenderme hasta en mis momentos más difíciles".
Cuando me fuí a casa no podía dejar de llorar, estaba perdiendo a dos amigos muy queridos y no sabía si pedirle a Dios que me regalara más tiempo con ellos o o que descansaran para que no sufrieran tanto. Parecía una pesadilla, dos personas tan alegres y llenas de vida.
A la mañana siguiente, ya no sentía tanto calor, los rayos del sol no me quemaban, ya no sentía nada, tantas fueron mis lágrimas en la noche que mis emociones y mi cuerpo no me respondían como debería. No me había despedido de mi amiga Elizabeth y tenía que hacerlo, tenía que decirle cuanto la quería, así como se lo dije a mi amigo Rafael.
Al llegar a su casa le coloqué el analgésico que le correspondía y ella me dijo
"No dejes sola a Lorenza por favor, recuerda que ella es limitada, su parálisis cerebral no la deja hacer todo lo que se propone".
Yo le dije
"Te prometo que voy a estar para ella así como estoy para tí, pero tienes que saber que Lorenza es la mujer más fuerte y valiente que conozco, la has educado muy bien, hiciste un buen trabajo, te quiero".
Elizabeth con su hermosa y pícara sonrisa me lanzó un beso y yo corrí y la abracé fuerte, quería que ese abrazo fuera eterno. Ese día entero la pasé con Elizabeth, yo la veía más delicada de salud a ella, a mi amigo Rafael lo seguía viendo fuerte a pesar de todo.
Lamentablemente, Rafael murió esa noche, aunque ya me había despedido todavía siento que necesitaba más tiempo con él. No tuve fuerzas para visitar a Blanca, pero ella me envió un mensaje donde me decía "Gracias". Dos días después en el discurso de funeral, ella me abrazó y me dijo: "Rafael y yo siempre te estaremos agradecidos, se que tuviste que dedicarle tiempo a mi amado esposo, e hiciste a un lado el tiempo que debías estar con tu esposo y tu bebé para atender a Rafael con el cariño y amor que te caracteriza, por eso Gracias".
Al siguiente día estaba almorzando con unos amigos, y no me di cuenta que había recibido un mensaje de Lorenza, al despedirnos de nuestros amigos, tomé el celular y al leer el mensaje, el tiempo se detuvo en un instante
"Mi mamá se acaba de ir, se me murió la viejita"
Sabía que podía ocurrir de un momento a otro, pero no lo ví venir ese día.
A los días fui a visitar a Lorenza con mi pequeño hijo, él había establecido una hermosa relación con mi querida paciente, a quien llamaba "abuelita Elizabeth", al entrar a su cuarto a buscarla y no verla, me dijo:
"La abuelita Elizabeth se fue"
Y con sus pequeñas manos hizo el gesto de llorar, el tiempo se detuvo nuevamente, Lorenza y yo nos miramos y se nos aguaron los ojos.
Me quedé esa misma semana sin 2 pacientes, 2 personas increíbles, sin 2 amigos invaluables.
Necesite tiempo, muchas semanas e incluso meses para aceptar lo que sucedió, para continuar mi vida solo con el recuerdo de ese último abrazo que me dieron y que atesoraré en mi corazón por siempre.
Publicación escrita originalmente en español y traducida en traductor Deepl.
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