Tal vez te deje pasar. Cuento corto

-Señorita, me permite pasar-

-Sobre mi cadáver-

-Jaja, ya en serio, necesito descender de la unidad-

-Sobre mi cadáver-

-Se lo suplico, he llegado a mi destino, no quisiera llegar tarde a mi trabajo-

-En verdad es para ti tan importante? Todos los días haces lo mismo. No podrías al menos hoy quedarte conmigo-

-No niña, no lo creo. Ves este anillo?-

-Jaja, eso, creo que soy más vieja para ti de lo que imaginas. Yo debería llamarte niño-

-Señorita, déjeme pasar. Si llego tarde me van a quitar el premio de puntualidad-

-Por supuesto que no. Mientras estés conmigo no te van a quitar nada. Además eso no debería preocuparte-

De un momento a otro ya era de noche, pero el rostro de la joven seguía iluminado como si se tratara de un ángel. Primero sentí un escalofrío recorriendo mi espalda, luego sentí alivio, después de todo estaba harto de mi trabajo.

-Veo que ya estás un poco más calmado, que bien, así podrás disfrutar de la vista-

-Pero de que hablas niña, lo único que se ve por todas partes es gente moviéndose a toda prisa, o al menos tan rápido como este horrible tráfico los permite-

-Claro, veo que ocultas muy bien tu desdicha hablando de cosas triviales. Vamos exprésate. Conmigo no hay secretos de todas formas-

-No tengo mucho de que hablar-

-Por supuesto. Estás tan acostumbrado a quejarte que ya no disfrutas la vida. No te gustaría quedarte conmigo?-

-Creo que no-

-Por qué no? Tu lo venías pensando. "Ya estoy muy cansado" Pues quédate conmigo y asunto arreglando-

-Bueno si, pero aún en las dificultades hay cosas que agradezco-

-Ah si. Cómo qué?-

-Pues como la satisfacción del trabajo bien hecho, la oportunidad de aprender algo nuevo todos los días, la bendición de ver a mis seres queridos al menos unas pocas horas a la semana-

-Muy bien, pero me temo que no es suficiente-

-Si lo pienso bien, también hay que agradecer estar cansado, el temblor de los brazos después de una jornada de trabajo, la dificultad para recordar, incluso los momentos en que estoy molesto o frustrado, los adoro, pues en realidad todo eso es la vida-

-Ahora si me convenciste, tal vez te deje pasar-

-Oye, y siempre te ves así de hermosa?-

-Mejor veo tan hermosa como quieras morir. Yo te aseguro que cuando llegue el momento seré irresistible-

-Supongo que si. Pero al final le das la paz a todo mundo, no es así?-

-Eso te lo puedo asegurar-

La silueta de la joven se hizo cada vez más brillante hasta que no pude ver nada y luego ví el rostro de mi esposa cubierto de lágrimas

-Al fin despertaste mi amor-