Mis razones para escribir poesía (esp-eng)

in voilk •  2 months ago

    Compartir mi poesía tiene varias razones profundas, más allá de la propia banalidad del ser. Primero, es un acto de conexión, conexión con uno mismo, con la naturaleza, con nuestro yo interior y con el mundo exterior. Cuando comparto mis palabras, no solo expreso mis propios sentimientos, a veces enrevesados, distantes y extraños, sino que también invito a otros a reflejarse en ellos, a golpearme en la cara con su verdad. Es un puente entre mi mundo interior y el de los demás, a veces la forma más indiscreta de compartir la vida.
    Hubo una época en mi vida en la que la oscuridad parecía ser mi única compañía, allá donde me movía me perseguía sin cesar, una mezcla entre la mejor amiga y el peor enemigo. La pérdida de un ser querido y los desafíos personales me dejaron atrapado en un abismo de tristeza, una melancolía que inundó tanto mi vida como mi poesía. Me encontré solo, sin saber cómo seguir adelante. Fue en esos momentos de desesperación que descubrí el poder curativo de la poesía, que no tenía por qué ser oscura, podía ser la oportunidad de sanar conmigo mismo. Cada palabra escrita se convirtió en una pequeña luz en la oscuridad, cada verso era un paso hacia la sanación, pero con su pago en lágrimas y sueños.

    Luego está la belleza del intercambio. La poesía no es solo para ser leída en silencio, sino que es para ser compartida, discutida y disfrutada, la verdadera buena poesía debe llegar a mover los sentimientos de los lectores. Al hacerlo, las palabras cobran vida y crecen de maneras que quizás no habían sido imaginadas al escribirlas. La poesía deja de ser personal del autor para ser una bandera e himno del lector. Durante mi proceso de recuperación, comencé a compartir mis poemas con amigos y familiares. Sus reacciones no siempre fueron de apoyo, pero los que me apoyaron me dieron las fuerzas para continuar, y me di cuenta de que mis palabras también podían ayudar a otros a superar sus propias luchas.

    Al compartir mi poesía como un legado personal que puede durar más allá de mí, mis pensamientos, sentimientos y experiencias quedarán plasmados en el papel, en las letras pixeladas de las pantallas, disponibles para ser redescubiertos por futuras generaciones. La idea de que mis palabras puedan ser descubiertas por alguien en el futuro me llena de esperanza y me motiva a seguir escribiendo, seguir curando el dolor. Al final del día, en nuestros momentos más oscuros y brillantes, todos necesitamos un hilo común para encontrar nuestra luz.

    Los días pasan,
    pasan sin detenerse,
    y los recuerdos se borran
    uno tras otro, uno tras otro.

    Te quedan recuerdos,
    te queda esperanza,
    los días pasan,
    uno tras otro, uno tras otro.

    Los días corren, vuelan, saltan,
    ¿me buscas como te busco?
    Los días pasan,
    uno tras otro, uno tras otro.

    My reasons for writing poetry
    Sharing my poetry has several profound reasons, beyond the vanity of being. First, it is an act of connection, connection with oneself, with nature, with our inner self and with the outside world. When I share my words, I not only express my own feelings, sometimes convoluted, distant and strange, but I also invite others to reflect on them, to hit me in the face with their truth. It is a bridge between my inner world and that of others, sometimes the most indiscreet way of sharing life.

    There was a time in my life when darkness seemed to be my only companion, wherever I moved, it pursued me relentlessly, a mix between the best friend and the worst enemy. The loss of a loved one and personal challenges left me trapped in an abyss of sadness, a melancholy that flooded both my life and my poetry. I found myself alone, not knowing how to move forward. It was in those moments of despair that I discovered the healing power of poetry, which did not have to be dark, it could be the opportunity to heal myself. Each written word became a small light in the darkness, each verse a step towards healing, but with its payment in tears and dreams.

    Then there is the beauty of exchange. Poetry is not only to be read in silence, but it is to be shared, discussed, and enjoyed, true good poetry must move the feelings of readers. By doing so, the words come to life and grow in ways that perhaps had not been imagined when writing them. Poetry ceases to be personal to the author to become a flag and anthem of the reader. During my recovery process, I began to share my poems with friends and family. Their reactions were not always supportive, but those who supported me gave me the strength to continue, and I realized that my words could also help others overcome their own struggles.

    By sharing my poetry as a personal legacy that can last beyond me, my thoughts, feelings, and experiences will be captured on paper, in the pixelated letters of screens, available to be rediscovered by future generations. The idea that my words can be discovered by someone in the future fills me with hope and motivates me to keep writing, to keep healing the pain. At the end of the day, in our darkest and brightest moments, we all need a common thread to find our light.

    Days pass, pass without stopping,
    and memories fade
    one by one, one by one.

    Memories remain,
    hope remains,
    days pass,
    one by one, one by one.

    Days run, fly, jump,
    do you search for me as I search for you?
    Days pass,
    one by one, one by one.


    Foto de Aaron Burden en Unsplash

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