En el corazón de la ciudad , donde el tiempo se diluye,
un viejo árbol extiende sus ramas, cual gigante que suspira.
Sus raíces, cual serpientes milenarias, se aferran a la tierra,
anclando su historia en la memoria de la floresta.
Sus hojas, un manto verde que danza con la brisa,
susurran historias de antaño, de la vida que no se pisa.
Bajo su sombra fresca, los niños juegan sin cesar,
trepando por su tronco rugoso, sin miedo de tropezar.
Cada rama un desafío, un camino por explorar,
una aventura sin igual que invita a soñar.
El viejo árbol, testigo silencioso del tiempo,
observa con cariño el juego de los pequeños.
Su savia, como un río de sabiduría, fluye por sus venas,
alimentando su espíritu, que con los años se llena.
Grande, imponente y fuerte, el árbol se alza majestuoso,
un símbolo de la vida, un gigante bondadoso.
Las aves en sus ramas construyen sus nidos,
encontrando en su cobijo un refugio seguro y querido.
Los años no lo debilitan, solo lo hacen más sabio,
un guardián de la naturaleza, un ser lleno de vacio.
El viejo árbol, gigante de la floresta,
un oasis de paz en la inmensidad verde que lo apresta.
Su presencia majestuosa nos llena de calma y sosiego,
un recordatorio de la fuerza de la vida, un legado que no se entrega.
In the Heart of the City
Amidst the urban sprawl, where time dissolves in the haze,
An ancient tree stands tall, its branches reaching out like a weary gaze.
Its roots, like age-old serpents, grip the earth with might,
Anchoring its story in the forest's fading light.
Its leaves, a verdant canopy, dance with the gentle breeze,
Whispering tales of forgotten times, of life that never ceases.
Beneath its cool embrace, children play without a care,
Climbing its gnarled trunk, free from fear and unaware.
Each branch a challenge, a path to explore,
An adventure without compare, inviting them to soar.
The old tree, a silent witness to the passing of time,
Watches with affection as the young ones climb.
Its sap, like a river of wisdom, flows through its veins,
Nourishing its spirit, which with age only gains.
Grand, imposing, and strong, the tree rises majestic,
A symbol of life, a benevolent giant, majestic.
Birds build their nests in its branches, finding shelter and care,
A safe haven in the midst of the city's blare.
The years do not weaken it, but only make it wiser,
A guardian of nature, a being filled with desire.
The old tree, a giant of the forest,
An oasis of peace in the vast green that surrounds it.
Its majestic presence fills us with calm and serenity,
A reminder of the strength of life, a legacy that sets us free.
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