At the back of the Shelf
After studying at the university for 4 years, I have finally returned to my home. To find again the place that had been my home when I was a child brought me a lot of joy and beautiful memories. Our house is a family inheritance of many years, decorated in baroque style, with large rooms, a large library, a meeting room but what I missed the most was the kitchen. Decorated in the old style with counters, earthenware jars and large oak shelves.
When I entered the kitchen, memories and above all many flavors surfaced my mind, pleasantly I met Simone, although the ashes had already taken over her hair she was still with great skill running the kitchen.
The kitchen in most of the houses is the center of reunion, of the family meeting. In our case there is a large table where we all sat. The walls were covered with large oak shelves but with the passing of the years and the inclement weather they had darkened as if they had been painted black.
As I sat at that table, my eyes began to observe everything around me, detailing each one of the shelves. Every centimeter, every corner that I observed was associated with a wonderful memory, suddenly suddenly suddenly, my eyes fell on one of the farthest shelves, at the bottom of one of the shelves something caught my attention. With anxiety and emotion I advanced slowly until I was in front of the shelf... there I began to put aside old kitchen junk, porcelain cups, old plates and even some silverware, there was something that had disturbed me, as if time and my childhood had not passed, my tin soldiers, one of my favorite toys, were crammed together and tied with an old colorful ribbon.
When Simone saw me searching at the bottom of the shelf, smiling Simone said:
- “Child, there they have been, waiting for you to invite them again to have fun, go sit at the table and play with them while I prepare you a delicious coffee.
Translated with DeepL.com (free version)
At the back of the Shelf
Después de cursar estudios universitarios durante 4 años, al fin he vuelto a mi casa, reencontrarme con el lugar que había sido mi hogar de pequeño me traía mucha alegría y bellos recuerdos. Nuestra casa, es una herencia familiar de muchos años, decorada al estilo barroco, con grandes habitaciones, con una amplia biblioteca, un salón de reuniones pero lo que más extrañaba era su cocina. Adornada al estilo antiguo con mesones, cántaras de barro y grandes estantes de roble.
Cuando entré a la cocina, los recuerdos y sobre todo muchos sabores afloraron mi mente, gratamente me encontré con Simone, aunque las cenizas ya se habían apoderado de su pelo seguía con una gran habilidad dirigiendo la cocina.
La cocina en la mayoría de las casas es el centro de reunión, del encuentro familiar. En nuestro caso hay una gran mesa dónde nos sentábamos todos. Las paredes estaban cubiertas de grandes estantes de madera de roble pero con el transcurrir de los años y la inclemencias del tiempo se habian oscurecidos como si hubieran sido pintadas de negro.
Al sentarme en esa mesa, mis ojos comenzaron a observar todo alrededor, detallando cada uno de los estantes. Cada centímetro, cada rincón que observaba lo iba asociando con un maravilloso recuerdo, de pronto de manera súbita, mis ojos se posaron en uno de los estantes más lejano, en el fondo de una de las repisas algo me llamó la atención.
Con ansiedad y emoción avancé lentamente hasta estar al frente del estante… allí comencé a apartar viejos trastos de cocina, tazas de porcelana, platos antiguos y hasta unos cubiertos de plata, allí estaba algo que me había inquietado, como que si no hubiese transcurrido el tiempo y mi niñez estaban apretujados y amarrados con una vieja cinta de colores mis soldados de plomo uno de mis juguetes favoritos.
Al verme registrando en el fondo del estante Simone sonriente dijo:
- Niño ahí han estado, esperándote a que los invitaras nuevamente a divertirse, anda siéntate en la mesa y juega con ellos mientras que te hago un delicioso café.