Yo, al igual que muchos venezolanos que decidimos quedarnos en nuestro país, me ha tocado despedirme de familiares, amigos, compañeros, hermanos, conocidos y el amigo del amigo. En algún momento escuché decir que Venezuela era el país de las despedidas. Escuché las palabras de alguien que decía que era un país donde se gestaban sueños, pero no se cumplían. Hoy quiero regalarte mis reflexiones, porque yo, al igual que tú, siento un nudo en el pecho cuando escucho esas palabras que pueden ser una realidad para muchos.
Hola mi gente de emotions and feelings. Hoy quiero compartirles algo que no es tan común en mis textos: La tristeza, pero es que estos tiempos, cuando la Navidad se atraviesa y de repente suena una gaita, se me arruga el alma y empiezo a recordar a toda esa gente que un día decidió meter la vida en la maleta y llevársela a otro país para construir los sueños que un día les arrebataron.
Hoy más allá del dolor y las lágrimas que se atraviesan cuando me siento a recordar a mi gente, a mis hermanos, sentada junto al árbol de Navidad, quiero compartirte algo que ha tomado mucha fuerza en mi corazón estos últimos años. Algo que me ha ayudado a respirar tranquila es saber que volveré a abrazar a mis tres hermanos y volveremos a ser esa gran familia sentada al rededor de la mesa, juntos. Soñando despiertos o simplemente compartiendo las vivencias del día a día.
Las perdidas duelen, sí claro, duelen mucho. Se vive como en un eterno duelo, a pesar de saber que esa persona está allá afuera. Pero con el miedo de pensar que quizá está muy lejos la posibilidad de volver a tu ser querido. Total la vida es un soplo, un pedacito de tiempo, un ratico prestado. Cuando me di cuenta de esto supe que debía parar. Era necesario aprender, era necesario entender y atravesar por un proceso mental profundo. Así que me puse manos a la obra.
Un día solo decidí escribir ¿cómo me hacía sentir toda esta situación? ¿Qué puedo aprender de esto? ¿Qué decisiones debo tomar? ¿Cómo puedo mejorar tanto dolor? Cuando me respondí todo esto conseguí que la única manera de seguir adelante es caminar con esperanza. Hacerme la idea que un día voy a estar parada frente a una puerta internacional en el aeropuerto esperando ver las manos levantadas de mis hermanos que me anuncian que ya llegaron y están aquí.
Las despedidas familiares, aunque pueden ser muy dolorosas, también pueden ser una oportunidad para crecer y transformarnos. Nos obligan a adaptarnos a nuevas situaciones, a fortalecer nuestros vínculos afectivos y a descubrir nuevas facetas de nosotros mismos. La esperanza nos impulsa a seguir adelante y a construir un futuro más brillante, incluso en medio de la adversidad y la desesperanza.
Espero que este texto sea ese bálsamo que tanto estabas buscando. Lo escribí pensando en ti.
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I, like many Venezuelans who decided to stay in our country, have had to say goodbye to family, friends, colleagues, siblings, acquaintances and the friend of the friend. At some point I heard it said that Venezuela was the country of farewells. I heard the words of someone who said that it was a country where dreams were made, but not fulfilled. Today I want to give you my thoughts, because I, like you, feel a knot in my chest when I hear those words that can be a reality for many.
Hello my emotions and feelings people. Today I want to share with you something that is not so common in my texts: Sadness, but it is that these days, when Christmas comes and suddenly a bagpipe sounds, my soul wrinkles and I start to remember all those people who one day decided to put their lives in their suitcases and take them to another country to build the dreams that one day were taken away from them.
Today, beyond the pain and tears that come when I sit down to remember my people, my brothers and sisters, sitting by the Christmas tree, I want to share with you something that has taken a lot of strength in my heart these last few years. Something that has helped me breathe easy is knowing that I will once again embrace my three brothers and we will once again be that big family sitting around the table together. Daydreaming or simply sharing our day-to-day experiences.
Loss hurts, yes of course, it hurts a lot. You live in eternal mourning, even though you know that the person is out there. But with the fear of thinking that perhaps the possibility of returning to your loved one is a long way off. Life is a breath, a little piece of time, a borrowed moment. When I realised this, I knew I had to stop. It was necessary to learn, it was necessary to understand and to go through a deep mental process. So I set to work.
One day I just decided to write down how this whole situation made me feel? What can I learn from this? What decisions should I make? How can I make all this pain better? When I answered all this I realised that the only way forward is to walk with hope. To get the idea that one day I will be standing in front of an international gate at the airport waiting to see the raised hands of my siblings announcing that they have arrived and are here.
Family farewells, although they can be very painful, can also be an opportunity for growth and transformation. They force us to adapt to new situations, to strengthen our bonds of affection and to discover new facets of ourselves. Hope drives us to move forward and build a brighter future, even in the midst of adversity and hopelessness.
I hope this text is the balm you've been looking for. I wrote it with you in mind.
Las fotos y contenido aquí compartido con ustedes son de mi autoría. Las fotos fueron tomadas con mi teléfono Redmi Xiaomi 9. Y la traducción al inglés fue realizada con DeepL
The photos and content here shared with you are my authorship. The photos were taken with my Redmi Xiaomi 9 phone. And the English translation was done with DeepL.
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