Fue así como ella aquella tarde decidió que el mundo la inspirará, se encontró sentada sobre unas piedras, en medio de aquel lugar entre lo apacible y los típicos sonidos de una urbe, como quien intenta buscar la paz dentro de su propia guerra.
Entonces fue evidente su atípica locura, esa en la que no era tan igual a los demás como “debería” ser, donde el patrón normal no estaba justamente pensado para sus ideas. Pero, sin mucho razonarlo, ella decidió seguir en el intento de lograr encontrar el modo perfecto, aquel en el que descubre cómo interpretar correctamente “oídos a la vida”.
Aquella mañana fue hasta allí, a aquel lugar y con aquella vaga idea de captarlo todo con los ojos cerrados, agudizar su oído y dejar a la vida susurrarle lo que pronto sería escrito.
Así el viento comenzó a gritarle con una fuerte brisa, tanto que se sumaron muchos residuos y polvo que se resistían a ignorarla.
Enseguida fue evidente lo irónico que ahora se sentía todo, la vida capaz le decía que: no importa que tan fuerte suene todo, si se tiene la cabeza llena de basura.
Pasó ese momento y pronto la sobresaltaron unas cornetas alteradas, unidas a expresiones más decoradas que denotaban una gran molestia. Así la conclusión era algo más confusa, quizás la vida decía: si la circunstancias se oyen muy complicadas y las personas están alteradas, tu mejor ni los ojos abras para que no te anoten en esa jugada.
Luego, el sonido vino de un parque cercano a dónde ella estaba sentada, eran las risas de un niño escapando de su mamá, intentando que su rato de juego no llegara a su final. Aunque en pocos momentos la mamá lo había alcanzado y ahora su llanto era inconforme. Probablemente, la vida decía: disfruta el tiempo que tienes porque si se acaba o te atrapas en obligaciones o si de repente debes partir, huir no será una opción viable ni el llanto solucionará conflicto alguno.
Pronto habían pasado los minutos y pensaba que no habría lugar para añadir una lección más, pero como siempre cualquier, cosa nos pueden sorprender. Así el sonido fue haciéndome sentir que algo no era tan fácil, que todo se estaba percibiendo de manera intrigante y tambien parecía que alguien le observaba, como aquel momento dónde algo raro se percibia y su instinto no le fallaba.
Dos respiraciones parecen estar justo allí, frente a donde ella estaba sentada o quizás mucho más. La duda mando a verificar que era aquello que sentía y algunas miradas intrigadas frente a ella estaban. Eran algunos niños que ahora la rodearon, tratando de conseguir una explicación que les indicara por qué ella era tan rara, por qué se encontraba sentada sola en el piso de piedras y con los ojos cerrados. Por eso lo supo, sabía que la vida solo tenía una explicación y que ahora le decía: siempre habrá una resolución para cada acción, siempre las personas encontraran la manera de buscar la receta que les ayude a encontrar su propia explicación a todo quello que le sucede.
Así se decidió que era suficiente reflexión por un día y termino la visita a aquel parque, dónde ahora la consideran la más loca de las visitantes.
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La foto fue tomada con mi teléfono infinix 11 pro.
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