Monthly Prompts | Cristy (Cristy) [EN/ES]

Paseaba por el parque, era un día muy bonito. El sol majestuoso se imponía en el cielo azul, los pájaro volaban alegremente entre los árboles, los niños disfrutaban del primer día de primavera y las flores jugueteaban con la suave brisa.

Mientras caminaba por el pequeño sendero de adoquines que llevaban al lago de los patos, iba fotografiando con mi cámara cada detalle del paisaje. Me alegraba mucho poder tomar fotografías, era una pasión a la que no me pude dedicar totalmente y solo lo dejé como un hobbie.

El dedo sobre el botón iba dando toques cíclicos y el flash relampagueaba por un microsegundo, en ese rutinario momento de deleite, apunte el lente hacía una chica que venía a mí, escuchaba sus gritos, «Quítate, tonto, voy sin frenos».

Quedé en shock y no podía despegar el dedo del botón así que la cámara seguía disparando flashes, en tanto en tanto que la chica se venía encima mío. Caímos sobre la fresca hierva primaveral y nuestros cuerpos quedaron atrapados uno con el otro, por un breve instante pude oler un delicioso perfume a vainilla y arándanos, un dulce toque oriental.

Aquella esencia me había hechizado por un instante hasta que escuche, «Tonto, ¿acaso eres un lelo que no sabe moverse?».

Sacudí la cabeza y pregunté, «¿Qué dijiste?».

«¿Acaso eres sordo, a más de tonto?». La chica se levantaba sacudiéndose la hierba.

«¿Qué te sucede?», pregunté airado a la mujer.

Ella me miró y luego se echó a reír, no sé el porqué, pero aquellos ojos castaños me hechizaron, junto con cada detalle de su delicado rostro y esos dientes perlados me parecieron tan adorables.

La pregunta fue evadida y ella extendió su mano hacia mí, «Perdón, recién estoy aprendiendo a manejar bicicleta, jajaja». Me ayudó a levantar. «Pero debes admitir que eres un tonto. Jaja. Debes moverte cuando alguien se te va encima».

«¿Acaso estás loca?». Mi enojo fluyó. «Vienes como una loca, me haces caer y luego me insultas».

«Ya cálmate, tontito, todo está en paz. Me llamo Cristy». Volvía a sonreír

«Pero, cómo, dónde, ¿qué sucede aquí?». Trataba de entender aquella situación.

«Calma, calma, vas a pensar despacio y tratar de volver a la tierra». Ella se acercó a mí, me abrazo y después me dio un largo beso apasionado.

Todo empezó a girar y aquel paisaje se perdió en una oscuridad donde solo se percibían las sensaciones y aquellos labios carmesí que danzaban con los míos. Sentí que desfallecía y trataba de recordar la última vez que me sentí así, tan libre, feliz y esplendido.

«Ok, eso fue todo, si quieres más tendré que cobrarte. Jaja». Volvía a reír con esos encantadores labios.

«¿Qué dijiste?». Aún seguía atónito por la serie de situaciones que pasaban como un rayo devastador.

«Dios mío, ¿por qué tengo que fijarme en los lentos? Te invito un café, ¿te gustaría?».

«¿Me dijiste lento?». Yo preguntaba aún en mi estado de shock.

«Ok, no hay tiempo para que proceses tanta información junta. Tu cerebro no tiene esa capacidad. Jaja». Me tomó de la mano y me llevó hasta una cafetería cercana del parque.

Ella fue a la barra y ordenó dos cafés con unas deliciosas galletas de dulce con forma de rosas. Las comimos y empezamos a hablar de muchas cosas. En ese momento me di cuenta lo maravillosa que era y lo libre que quería ser. Cristy solo quería vivir intensamente y devorar cada minuto de su existencia sin desperdiciarlo.

Luego de varias tazas de café una conversación de horas, la noche cayó como un telón de una obra teatro. Las estrellas acompañaban a la luna en su recorrido nocturno, así como Cristy me acompaña a mi apartamento junto con su bicicleta rota, que tenía unos bombillitos simpáticos adelante y atrás.

Llegamos hasta mi apartamento y sentía que no la volvería a ver, así que le dije, «Dame tu número, quiero seguir platicando contigo». Mis ojos se fijaron en su bello rostro color canela.

Movió su cabeza sutilmente negando y después me dijo. «Te daré algo mucho mejor, tontito». Cristy soltó la bicicleta y me empezó a besar apasionadamente.

Entramos chocando contra las paredes sin despegar nuestros labios, hasta llegar a la habitación. Las ropas volaron por todo el lugar, y nuestros cuerpos desnudos bailaron la danza del amor puro, bajo aquella luna llena que nos observaba.

Nos entregamos hasta que el sudor baño nuestros cuerpos y los sollozos de placer parecían ahogarse ante la excitación. Después el cansancio mello nuestras fuerzas y quedamos extasiados al punto de la inconsciencia somnífera. Cerré mis ojos con una sonrisa en mi rostro y me entregué al mundo de Morfeo.

A la mañana siguiente desperté sobresaltado, miré la cama y Cristy se había ido, solo su perfume quedaba impregnado en las sábanas blancas. Se me aguaron los ojos, inhalé fuertemente y me dirigí hasta la cocina. En el comedor había una nota. «Gracias por tan espléndida noche y una tarde maravillosa. Lo disfrute al máximo y fui feliz como nunca antes, solo lamento no poder quedarme contigo, algún día sabrás el porqué. Te amo, tontín. Jaja»

Meses después de mi encuentro con Cristy, en el periódico la vi, estaba tan bella. Leí la nota que decía, «La princesa Alisha, ha contraído nupcias con el príncipe Deepack, esta unión traerá prosperidad y desarrollo al reino Chedi...». Después de leer esto recordé las palabras de Cristy y solté una sonrisa.