Crónicas de lo cotidiano 128: "Nuestra mortalidad", por bonzopoe

Hace unos días falleció un antiguo maestro de la maestría. La verdad es que no era alguien cercano a mí, pero el poco tiempo que lo traté me pareció una excelente persona, y si me entristeció su partida. El es el más reciente de mis conocidos, cercanos o lejanos, que fallece. El anterior si fue alguien mucho más cercano, que aunque hace mucho no veía, si me dolió su partir.

Ayer pasé a ver a mis padres, y curiosamente me comentaron de un conocido suyo que falleció, y que habían sacado la cuenta de gente que conocían, entre familiares, amigos y conocidos, que habían fallecido en años recientes, y llegaron a un número mayor a veinte.

Yo les comenté que a mi empieza a pasarme lo mismo que a ellos, aunque a menor escala por la diferencia de edad, pero tengo ya una lista que empieza a crecer lentamente, de maestros, conocidos, contemporáneos, e incluso alumnos, fallecidos.

Lo que no les dije es que yo ya he empezado a pensar en mi mortalidad, y aunque no me quita el sueño, ya no veo la vida como algo indefinido que tengo asegurado, sino como algo finito que estadísticamente en algunos años puede incluso empezar a jugar en mi contra. Mis padres me decían que ya están haciendo tiempos extra, y están conscientes de ello, y en mi caso digamos que ya me siento en la 7a entrada y el juego de mi vida ya se ha vuelto oficial.

No soy de ponerme a pensar en lo que he hecho o me falta hacer, más que eso me preocupa y ocupa, el poder vivir los años que me queden por delante con la mayor tranquilidad y satisfacción que me sea posible obtener, tanto en lo económico como en lo emocional. Mi vida pudo ser mejor, pero también pudo ser peor, y aunque me ha tocado vivir una vida que se sale de lo tradicional, la verdad es que no me puedo quejar.

Dentro de mis posibilidades he hecho lo que he querido. He jugado el juego de la vida a mi manera, y he pagado el precio, tanto en lo bueno como en lo malo. Es cierto que me tocó un juego de cartas un tanto inusual en el poker de la vida, pero uno no escoge las cartas que le tocan, solo que lo que hace con ellas.

Si miro hacia atrás puedo dividir mi vida en varias etapas, y de varias maneras, pero creo que la más reciente que puedo comentar es la que se me hizo evidente hace un par de años, cuando cumplí 50. Recuero que de más joven todos le tenían miedo a llegar a los 30. Y cuando yo llegué me dio lo mismo.

Luego todos hablaban de los 40. Y cuando los cumplí no sentí que cambiara nada. Me seguí sintiendo el mismo que he sido desde los 20's, claro está con la diferencia que dan la madurez de los años, pero en esencia me sentí igual; pero con los 50 fue diferente.

A nivel sicológico si noté una diferencia. El número, 50, si me pesó, y creo que es porque finalmente, por primera vez en mi vida, ya no me sentí como el que era cuando estaba en mis 20's. Me di cuenta de que poco a poco había cambiado con los años, y que aunque ese veinteañero sigue siendo parte de mi, otras partes habían ocupado su lugar protagónico.

Me di cuente de que la manera en que me sentía, en lo físico, lo mental y lo sicológico, era notoriamente distinta a como me sentía antes. Mis prioridades eran otras, mis intereses también, y por primera vez pensé en lo que me quedaba de vida, y me di cuenta de que ya no era tanto como antes.

Ahora estoy mucho más consciente de mi mortalidad que antes, y trabajo para mi futuro, para mi vejez, si es que la tengo. Ya no pienso que tengo toda la vida por delante, ahora en todo caso estoy delante junto con la vida, la he alcanzado sin darme cuenta. La manera en que me relaciono con los demás, la manera en que manejo mi tiempo y mi dinero, y todo en general siento que ha cambiado debido a mi edad.

Esto no es algo que me moleste o incomode. Simplemente lo acepto como algo normal, como parte de la vida, pero es algo en lo que no había reparado hasta que cruce el umbral de los 40's a los 50's. Supongo que todos pasan por un proceso similar, aunque para muchos ese umbral no venga acompañado necesariamente de un número en años, sino tal vez de algún acontecimiento significativo, como un nacimiento, una muerte, una migración forzada, etc.

Estar conscientes de nuestra mortalidad no me parece algo malo, sino todo lo contrario. Creo que es algo que nos hace apreciar más la vida, y nos permite verla de otra manera, como un regalo, que es lo que yo creo que es, como un privilegio, aunque seguramente habrá quienes la vean de otra manera. Si ese es tu caso, ojalá y te animes a compartirlo en los comentarios. Muchas gracias por leerme y hasta la próxima.

Si llegaste hasta acá muchas gracias por leer este publicación y dedicarme un momento de tu tiempo. Hasta la próxima y recuerda que se vale dejar comentarios.