Going back to those places where you have been so happy, will always be a nice way to recharge energies. This is a trip I want to make often, not only because the place is one of my favorite corners of the world, but also because here I have the best memories of my life and people I love.
Welcome to El Hato, a small town in Sur Merideño.
The south of Merida State, is one of the areas that deserve to be visited. Tourism in this area can offer a different experience to what we are used to in the most frequented and well known Andean towns.
Only 2 hours from the city of Merida, we find El Hato, a small village of farmers, beautiful landscapes and incredible views that make us think of the majesty of nature. A couple of weeks ago, I was able to make my trip to this beautiful community and as always, I would like to tell you about my experience.
One of the limitations we have when traveling to this area is transportation. Public transportation is scarce and covers all the different towns until you reach Canagua which is about 05 hours from Merida. The mountainous road has sections with a fairly steep and rustic slope, but as you ascend, the weather changes and the views let you discover a beautiful landscape, which makes you feel that the effort is worth it.
El Hato is the first town we come across. One of my goals is to tour and get to know the rest of the towns; hopefully little by little the opportunity will come. The first thing we find is the entrance to the Trappist Monastery of Our Lady of the Andes, an incredible place that has attracted tourism to the area, because it has lodging and offers spiritual retreats. When you arrive at the monastery, you have two ways to choose to get to the central farmhouse. We chose to follow the main road, as it is the closest to our destination.
We really enjoy walking along this road in the middle of the mountains.
The fog sometimes gets so thick that the road can even become dangerous.You can hear different sounds of birds and animals in the distance, which makes it a great experience. When you reach the top of the village, you are greeted by huge mountains, which frame the landscape created by man through agriculture.
Peace, tranquility and happiness is all I feel when I get here.
The first day we arrived home and decided to rest.The next day, my son and I went to tour the center of the village.
The main road is dirt, but we took some shortcuts on improvised paths. Downhill the rocks roll, as they say, the real challenge is on the way back.
This viewpoint is a must stop, the breeze hits you in the face, but you can have a great view of the small town. This area has a great sentimental value for me, here are the roots, of my paternal family. Also, I like to admire the rural houses, which despite their simplicity, are warm and comforting, as well as picturesque.
We arrived at the farmhouse and only good memories came to me on these two cobblestone streets. The church looked great and there was quite a lot of movement of people, which was good, because I was able to greet some friends and meet others.
As evening falls, the mist descends, and they form a great show. I love this kind of weather, I enjoy it very much. Here you can enjoy a different day and if it is in December or Easter, you can learn about the different traditions of the area.
It was time to climb the steep mountain again.
The route is not difficult, but it can be exhausting, due to the altitude of this area.
After spending a few beautiful, quiet, but at the same time fun days, we returned to Merida, eager to start this trip again, and get to know more of the southern Andes.
! [SPANISH]
Volver a esos lugares donde has sido tan feliz, siempre serán una bonita forma de recargar energías. Este es un viaje que quiero hacer a menudo, no solo porque el sitio es uno de mis rincones favoritos del mundo, sino que aquí tengo los mejores recuerdos de mi vida y gente que amo.
Bienvenidos al Hato, un pequeño pueblo del Sur Merideño.
El sur del Estado Mérida, es una de las zonas que merecen ser visitadas. El turismo en esta zona, puede ofrecer una experiencia diferente a la que acostumbramos en los pueblos andinos más frecuentados y conocidos.
A solo 2 horas de la ciudad de Mérida, encontramos el Hato, una pequeña aldea de agricultores, paisajes hermosos y unas vistas increíbles que nos hace pensar en la majestuosidad de la naturaleza. Hace un par de semanas, pude realizar mi viaje a esta bella comunidad y como siempre, quisiera contarles mi experiencia.
Una de las limitaciones que tenemos al viajar a esta zona es el transporte. El transporte público es escaso y cubre todos los distintos pueblos hasta llegar a Canagua que está a unas 05 horas de Mérida. La carretera montañosa tiene tramos con una pendiente bastante fuerte y rústica, pero a medida que asciendes, el clima va cambiando y las vistas dejan descubrir un hermoso paisaje, que te hace sentir que el esfuerzo vale la pena.
El Hato es el primer pueblo que encontramos. Una de mis metas es recorrer y conocer el resto de los pueblos; esperemos que poco a poco la oportunidad llegue. Lo primero que encontramos es la entrada al Monasterio Trapense Nuestra Señora de los Andes, un lugar increíble que ha atraído el turismo a la zona, porque cuenta con hospedajes y ofrece retiros espirituales. Cuando llegas al Monasterio, tienes dos vías a elegir para llegar al caserio central. Nosotros optamos por seguir la vía principal, pues es la más cercana a nuestro destino.
Nos gusta mucho caminar por esta carretera en medio de la montaña. La neblina, a veces, se vuelve tan espesa que la carretera puede llegar a ser incluso peligrosa. Se escuchan distintos sonidos de aves y animales a los lejos, lo que hace que sea una gran experiencia. Al llegar a la parte alta de la aldea, te reciben unas enormes montañas, que enmarcan el paisaje creado por el hombre a través de la agricultura.
Paz, tranquilidad y felicidad es todo lo que siento al llegar aquí.
El primer día llegamos a casa y decidimos descansar. Al día siguiente, mi hijo y yo nos fuimos a recorrer el centro del caserío. La carretera principal es de tierra, pero nosotros tomamos algunos atajos por caminos improvisados. Bajando las piedras ruedan, como dicen por ahí, el verdadero desafío está en el camino de regreso.
Este mirador es una parada obligatoria, la brisa te golpea la cara, pero puedes tener una vista del pueblito muy buena. Esta zona tiene un gran valor sentimental para mí, aquí están las raíces, de mi familia paterna. Además, me gusta admirar las casas rurales, que a pesar de su sencillez, son cálidas y reconfortantes, además de pintorescas.
Llegamos al caserío y solo buenos recuerdos llegaban a mí en estas dos calles empedradas. La iglesia se veía estupenda y había bastante movimiento de gente, lo que fue bueno, porque pude saludar a algunas amistades y conocer a otras.
Al caer la tarde, la neblina baja, y forman un gran espectáculo. A mí me encanta este tipo de clima, lo disfruto mucho. Aquí puedes disfrutar de un día diferente y si es en diciembre o pascuas, puedes conocer las distintas tradiciones de la zona.
Llegó el momento de ascender la empinada montaña de nuevo. La ruta nos es difícil, pero puede ser agotadora, por la altitud de esta zona.
Después de pasar unos días hermosos, tranquilos, pero a la vez divertidos, regresamos a Mérida, con muchas ganas de emprender este viaje de nuevo, y conocer más del Sur de los Andes.
Until next time, a million blessings to your families.
Hasta la próxima, un millón de bendiciones a sus familias.
Fotografías:@doriangel
Edición: Canva(Recursós y Plantillas Gratis)
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Photographs:@doriangel
Editing: Canva(Free Resources and Templates)
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