Esta es mi participación vez en este encuentro de @talentos invita a escribir sobre "La derrota", con un tema que tiene mucha tela que contar, si escribí contar, porque cada quien corta esa tela en su mejor manera de contar lo que piensa de sobre "La derrota".

Como siempre es un gusto poder participar en estos encuentros de talento, nuestra querida angélica en sus temas que nos hace abrir un abanico de posibilidades cuando pensamos en un tema y de una la vena de contar nuestras experiencias se abren para todos ustedes, bienvenidos a mi publicación para encuentro de todos los talentos que estamos haciendo vida en esta comunidad

La derrota de la despedida

A pesar de ser un hombre muy positivo, no escapo de la realidad de la vida y existen cosas como sentirse derrotado en algunos momentos de mi vida, y siempre es por factores externos, esos que no podemos controlar. Desde hace más de 10 años ese sentimiento me envuelve cada vez que un familiar o un amigo muy cercano ya no estarán aquí con nosotros. Y no me refiero a la muerte, no señor, me refiero a las razones que ya todos los venezolanos conocemos.

Me siento derrotado cada vez que me tengo que despedir de un familiar, y le puedo decir que ya son varios los familiares que se fueron. No pongo en duda que otros más se irán. Justo hoy, sí justo hoy en este martes de talento, mi positivismo se ve afectado por la derrota, porque me embargan muchos sentimientos juntos al mismo tiempo. Me siento muy feliz, claro que sí me siento feliz porque sé y estoy seguro de que para donde se van ellos estarán mucho mejor que aquí. Sé que donde estarán tendrán mejor calidad de vida, sé que allá tendrán electricidad, tendrán buenas vialidades, tendrán algo que aquí no tenemos: un buen y robusto sistema de salud pública. Sé que siempre tendrán agua potable. Puede parecer un poco político, pero no. Sé que al país donde se van tendrán cubiertas sus necesidades básicas y también las que no son básicas.

En fin, todo lo que dije de cómo ellos dos estarán son cosas que me hacen sentir feliz. Porque como ya dije, tendrán mejor calidad de vida, además de que ellos son personas de bien, que a donde llegan son trabajadores a pesar de su edad, y se hacen querer mucho. La derrota viene del hecho de no poder ofrecerles las oportunidades que ellos necesitan para estar mejor aquí, que a donde van. Y es algo que me tira toda la felicidad al piso. Lamentablemente, no los podré ver más.

Hoy martes de talentos me siento derrotado, pero no por ser como soy o que hice algo yo de manera directa y me salió mal. No me siento derrotado por culpa del sistema de país en el cual estamos viviendo.

A partir de hoy no los volveré a ver de manera personal y no compartiremos más como se puede compartir cuando estamos juntos. No será lo mismo porque una videollamada no es lo mismo que estar con ellos y poder abrazarlos todas las veces que nos veíamos y les pedía la bendición. Ese contacto físico que es necesario entre familiares. Ellos dos fueron los que me adoptaron en una época donde mi madre, a pesar de sus pocos recursos financieros, no podía tenerme. Ellos me recibieron con los brazos abiertos y desde ese día soy su hijo mayor. Mis hermanos adoptivos todos están fuera del país. Ya también me despedí de ellos hace muchos años y uno a uno también fue mi derrota. Ahora todos ellos están excelentemente bien y como ahora sí se los pueden llevar para que los viejos no estén viviendo en esta calamidad, simplemente se los llevan para que puedan tener en los últimos años de su vida un mejor lugar para vivir.

Mi sentimiento de derrota es un sentimiento de despedida por dos viejos a los cuales amo mucho. Sé que la vida continúa y este sentimiento de derrota estará por poco tiempo. Saber que ellos estarán bien me ayuda a dejar atrás la derrota y cambiarla nuevamente por felicidad al saber que ellos están bien.

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This is my participation in this invites you to write about "Defeat"., with a subject that has a lot of fabric to tell, yes I wrote tell, because each one cuts that fabric in his best way to tell what he thinks about “Defeat”

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The farewell defeat

Despite being a very positive man, I cannot escape the reality of life, and there are things like feeling defeated at certain moments in my life, always due to external factors—those we cannot control. For more than ten years, that feeling has enveloped me every time a family member or a very close friend will no longer be here with us. And I’m not referring to death—no, sir. I’m referring to the reasons that we Venezuelans all know.

I feel defeated every time I have to say goodbye to a family member, and I can tell you that several of my relatives have left. I have no doubt that others will leave too. Just today, yes, today, on this "Tuesday of Talent," my positivity is affected by defeat because so many feelings are overwhelming me all at once. I feel very happy, yes, of course, I feel happy because I know and I am sure that where they are going, they will be much better off than here. I know that where they will be, they will have a better quality of life. I know that there, they will have electricity, good roads, something we don’t have here: a good and robust public healthcare system. I know that they will always have potable water. It may seem a bit political, but it’s not. I know that in the country they are going to, their basic and even non-basic needs will be met.

In the end, everything I said about how they will be are things that make me feel happy. Because, as I already mentioned, they will have a better quality of life, and they are good people. Wherever they go, they work hard despite their age, and they endear themselves to everyone. The defeat comes from not being able to offer them the opportunities they need to be better here than where they’re going, and that completely shatters my happiness. Unfortunately, I will not see them again.

Today, this "Tuesday of Talent," I feel defeated—not because of who I am or because of something I did directly that turned out wrong. I feel defeated because of the country’s system in which we are living.

From today onwards, I won’t see them in person, and we won’t share the same way we do when we’re together. It won’t be the same because a video call is not the same as being with them and being able to hug them every time we meet and I ask for their blessing. That physical contact, which is necessary between family members, will be missing. These two were the ones who adopted me at a time when my mother, despite her limited financial resources, couldn’t have me. They welcomed me with open arms, and since that day, I’ve been their eldest son. But all my adoptive siblings are already out of the country. I already said goodbye to them many years ago, and one by one, they represented a defeat for me as well. Now, all of them are doing excellently, and since they can now take the elders away so they don’t have to live in this calamity, they are simply taking them to ensure their final years are spent in a better place.

My feeling of defeat is a feeling of farewell to two elderly people whom I love deeply. I know life goes on, and this feeling of defeat will only last for a short time. Knowing that they will be well helps me leave the defeat behind and transform it once again into happiness, knowing they are okay.

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