_{Imagen de mi galería personal}

¡¡¡Me quiero jubilar!!!

Pues sucedió lo que nunca había creído que sucedería, que incluso había criticado muchas veces a mis colegas, amigos y familiares. Hoy amanecí con ganas de jubilarme. No son unas ganas así como de comer algo salado y al rato se me quita, es decir: un antojo. No. Es más bien un espíritu, un ánimo, más bien un cansancio que poco a poco se ha apoderado de mi cuerpo, como una madurez, como un pensamiento que mientras más lo tengo, más feliz soy: quiero jubilarme.

Este nuevo año 2025 es mi último año de servicio y aunque en algún momento de mi vida, juventud divino tesoro, creí que daría clases hasta ser muy viejita, hoy, a los 50 años, no solo la situación del país, de las universidades, también de los estudiantes, me obliga a repensar aquella decisión por demás idílica y altruista con la educación.

En otrora, jamás me importó el beneficio económico que obtenía por dar clases (aunque nunca fue suficiente), porque el talento estudiantil, sus ganas, aspiraciones, sueños, estaban por encima de cualquier carencia salarial. Los estudiantes, así se los hacía saber a ellos, eran el motor que nos movía, que nos inspiraba a seguir nadando en este mar tan lleno de desesperanzas como de ilusiones.

Sin embargo, con los años, no solo han mermado nuestros salarios, que rayan en limosnas; también, lamentablemente, la calidad de nuestros estudiantes. En la actualidad es más fácil encontrar estudiantes con ganas de no hacer nada, que aquellos que quieren progresar, que tienen sueños, que anhelan echar adelante. Y no creo que sea culpa de ellos. La realidad, esa que viven diariamente, hace que sopesen la idea de estudiar: ¿Cómo es que “fulanito” que nunca estudió y jamás se graduó de nada, hoy tiene un gran cargo en el gobierno?, piensan y la ecuación de estudiar para que progresen en la vida no les cuadra.

Entonces, hoy, mientras estaba con mis amigos ya jubilados, pensé que me faltaba solo un día de las madres para jubilarme, unos carnavales, una semana santa. Pensar eso me hizo feliz, pero también me sentí triste porque yo no odio mi trabajo: odio las condiciones en la que estoy trabajando y eso es distinto. ¿Cómo puedo transmitirle a mis estudiantes pasión, sino yo la he perdido, cómo decirles que educarse es la única herencia de valor que pueden llevarse, si ni yo estoy segura ya de eso?

Mientras tanto pienso, que mientras existan estas condiciones paupérrimas de trabajo, mientras exista este gobierno que no le interesa la educación porque no le conviene un pueblo educado, mi espíritu, mi “alma” estará añorando jubilarme, aunque mi vocación de profesora, de educadora, respire en mí las 24 horas del día.

HASTA UNA PRÓXIMA OPORTUNIDAD, AMIGOS

Todas las imágenes son de mi galería personal, y el texto fue traducido con Deepl Translate

[Versión en inglés]
Well, what I had never thought would happen, what I had even criticized many times to my colleagues, friends and family, happened. Today I woke up feeling like retiring. It is not an urge to eat something salty and then it goes away, that is to say: a craving. No. It is rather a spirit, a mood, rather a tiredness that little by little has taken over my body, like a maturity, like a thought that the more I have it, the happier I am: I want to retire.
This new year 2025 is my last year of service and although at some point in my life, divine treasure youth, I thought I would teach until I was very old, today, at the age of 50, not only the situation of the country, of the universities, but also of the students, forces me to rethink that idyllic and altruistic decision in favor of education.
In the past, I never cared about the economic benefit I got for teaching (although it was never enough), because the student talent, their desire, aspirations, dreams, were above any lack of salary. The students, as I let them know, were the engine that moved us, that inspired us to continue swimming in this sea as full of despair as of illusions.
However, over the years, not only have our salaries diminished, bordering on handouts, but also, unfortunately, the quality of our students. Nowadays, it is easier to find students who want to do nothing than those who want to progress, who have dreams, who yearn to move forward. And I don't think it is their fault. The reality, the one they live daily, makes them weigh the idea of studying: How is it that “so-and-so” who never studied and never graduated from anything, today has a great position in the government, they think, and the equation of studying to progress in life does not fit them.
So, today, while I was with my retired friends, I thought that I had only one more Mother's Day to retire, a few carnivals, an Easter week. Thinking that made me happy, but I also felt sad because I do not hate my job: I hate the conditions in which I am working and that is different. How can I transmit passion to my students, if I have not lost it, how can I tell them that education is the only valuable inheritance they can take with them, if I am not even sure of that anymore?
Meanwhile, I think that as long as these poor working conditions exist, as long as this government is not interested in education because it does not want an educated people, my spirit, my “soul” will be longing to retire, although my vocation as a teacher, as an educator, breathes in me 24 hours a day.

talking about dog...

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¡¡Me quiero jubilar!!/ I want to retire (ESP/ ENG)

¡¡¡Me quiero jubilar!!!

HASTA UNA PRÓXIMA OPORTUNIDAD, AMIGOS

Todas las imágenes son de mi galería personal, y el texto fue traducido con Deepl Translate