¿Alguna vez te has preguntado cómo sería tu vida si fueras la protagonista de tu propia historia? ¿Dónde vivirías? ¿Cuáles serían tus aspiraciones? ¿Serías feliz? En mi caso, mi respuesta es que esa chica viviría en España. Sería muy disciplinada, tomaría clases de canto, haría ejercicio todos los días, y estaría escribiendo su propio libro. Esa chica estaría cumpliendo sus sueños frustrados.
Pero en redes sociales, siempre vemos a "esa chica" que queremos ser en otras personas. Vemos su éxito, los viajes que realizan, sus hábitos diarios, y nos parece inalcanzable lograr ese nivel de "perfección". Sin embargo, debemos recordar que lo que vemos en redes sociales es solo lo que otros quieren mostrar, no lo que realmente sucede detrás de cámaras. Incluso, me he llegado a cuestionar mi rol como madre. A veces me pregunto si realmente lo estoy haciendo bien. ¿Soy suficiente? ¿Estoy criando a mi hija de la mejor manera? Y al final, la respuesta es que sí. Estoy dando lo mejor de mí. Estoy dándolo todo para cuidar y amar a mi hija.
Sin embargo, existen esos pequeños momentos en los que me siento abrumada por las comparaciones. Esas mamás influencer, que ya tienen un diplomado, un doctorado, y parecen ser expertas en tantas áreas de la maternidad que yo ni siquiera sabía que existían. Y yo, aquí, aún recuperándome del postparto, intentando reencontrarme a mí misma. Es fácil sentirse abrumada cuando ves a esas "chicas perfectas", pero lo más importante que he aprendido es que no existe una fórmula universal para ser la madre o la persona perfecta. Cada una tiene su propio camino, con sus desafíos y victorias.
Y aunque en ocasiones las comparaciones me abruman, he llegado a comprender que mi valor no se mide por los logros de otros, sino por el amor y la dedicación que pongo en cada cosa que hago. Como dice Proverbios 31:28, “Sus hijos se levantan y la llaman bienaventurada; su marido también la alaba”, lo que me recuerda que lo más importante es el amor y la dedicación que ofrezco a mi familia, no si soy la "mamá perfecta" según los estándares de las redes sociales.
Es fácil caer en la trampa de creer que todas esas "chicas perfectas" tienen una vida mejor o más plena. Sin embargo, lo que no vemos es su lado vulnerable, sus luchas internas, y los sacrificios que también hacen en su propio viaje. En lugar de anhelar ser como alguien más, he decidido enfocarme en mi propio crecimiento, en ser la mejor versión de mí misma. Porque al final, esa chica de la que hablo no es un ideal inalcanzable. Esa chica soy yo, la que sigue aprendiendo, creciendo, y luchando cada día por mis sueños, a mi propio ritmo, con mis propios pasos. Como dice
Y lo más valioso de todo es que, en medio de todas las dudas y altibajos, estoy construyendo mi historia. Una historia que es real, imperfecta, pero auténticamente mía. Una historia donde cada paso, cada lección, me acerca más a la mujer que Dios me ha llamado a ser.
English
Have you ever wondered what your life would be like if you were the protagonist of your own story? Where would you live? What would your aspirations be? Would you be happy? In my case, my answer is that this girl would live in Spain. She would be very disciplined, take singing lessons, exercise every day, and be writing her own book. That girl would be fulfilling her frustrated dreams.
But on social media, we always see "that girl" we want to be in other people. We see their success, the trips they take, their daily habits, and it seems unattainable to achieve that level of "perfection." However, we must remember that what we see on social media is only what others want to show, not what really happens behind the scenes. At times, I’ve even questioned my role as a mother. Sometimes I ask myself if I'm really doing it right. Am I enough? Am I raising my daughter the best way possible? And in the end, the answer is yes. I am doing my best. I’m giving everything to take care of and love my daughter.
However, there are those small moments when I feel overwhelmed by comparisons. Those influencer moms, who already have a diploma, a doctorate, and seem to be experts in so many areas of motherhood that I didn’t even know existed. And here I am, still recovering from postpartum, trying to rediscover myself. It's easy to feel overwhelmed when you see those "perfect girls," but the most important thing I've learned is that there is no universal formula for being the perfect mother or the perfect person. Each one has her own path, with her own challenges and victories.
And although sometimes the comparisons overwhelm me, I have come to understand that my worth is not measured by the achievements of others, but by the love and dedication I put into everything I do. As Proverbs 31:28 says, "Her children arise and call her blessed; her husband also, and he praises her," which reminds me that the most important thing is the love and dedication I offer to my family, not whether I'm the "perfect mom" according to social media standards.
It’s easy to fall into the trap of believing that all those "perfect girls" have a better or more fulfilling life. However, what we don’t see is their vulnerable side, their internal struggles, and the sacrifices they also make on their own journey. Instead of longing to be like someone else, I’ve decided to focus on my own growth, on being the best version of myself. Because in the end, the girl I’m talking about is not an unattainable ideal. That girl is me, the one who keeps learning, growing, and fighting every day for my dreams, at my own pace, with my own steps.
And the most valuable thing of all is that, in the midst of all the doubts and ups and downs, I am building my story. A story that is real, imperfect, but authentically mine. A story where every step, every lesson, brings me closer to the woman God has called me to be.
Imagen de portada creada con IA