Ayer celebramos el 1ro de enero de la manera más especial, como lo hemos hecho durante los últimos 15 años: con mi mejor amiga, esa hermana que no comparte mi sangre, pero sí mi alma. Llegó con sus hijos, mis traviesos ahijados, y juntos llenaron cada rincón de la casa con risas, gritos y ese caos bonito que solo los niños saben crear.

Hacía mucho tiempo que no teníamos un momento así, y fue mágico. Ella, con su alegría desbordante y esa forma de ser tan libre, tiene el don de tomar cualquier día gris y teñirlo de colores. La verdadera amistad es un refugio, y con ella siempre es como volver a casa, a un hogar donde no faltan el cariño, las anécdotas y esa conexión única. Aquí la queremos muchísimo, mi madre la ve como una hija más, y nosotros como una parte esencial de la familia.

Ver a sus pequeños correteando, inventando historias, y escucharlas reírse juntas me recordó lo afortunada que soy de tenerla en mi vida. Porque los buenos amigos no solo arreglan los días malos; hacen que los buenos sean inolvidables. Así dimos inicio al año, rodeados de amor, risas, y la promesa de que los momentos simples, compartidos con las personas correctas, son los que realmente llenan el corazón.

English Version

Yesterday we celebrated January 1st in the most special way, as we have done for the last 15 years: with my best friend, that sister who does not share my blood, but does share my soul. She arrived with her children, my mischievous godchildren, and together they filled every corner of the house with laughter, screams and that beautiful chaos that only children know how to create.

It had been a long time since we had a moment like this, and it was magical. She, with her overflowing joy and her way of being so free, has the gift of taking any gray day and dyeing it with colors. True friendship is a refuge, and with it it is always like returning home, to a home where there is no shortage of affection, anecdotes and that unique connection. Here we love her very much, my mother sees her as another daughter, and we as an essential part of the family.

Watching her little ones running around, making up stories, and hearing them laugh together reminded me how lucky I am to have her in my life. Because good friends don't just fix bad days; They make the good ones unforgettable. This is how we started the year, surrounded by love, laughter, and the promise that simple moments, shared with the right people, are what truly fill the heart.

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