Si hay algo que existe dentro de un postgrado médico, sea cual sea este, lo que más sobra es adrenalina, de alguna manera te acostumbras a la corredera, siempre tienes mucho trabajo pendiente, siempre tienes que terminar las cosas rápido, y el descanso jamás es una opción, porque cada minuto que pierdes así sea yendo al baño, son minutos en los cuales se te acumula el trabajo. Si lo se, suena a esclavitud, y aunque de cierta manera es así, hay momentos en los que se presta para coger una pausa y centrarte nuevamente en lo que es importante, la salud de tu pequeño paciente, en mi caso que soy residente de pediatría.
Actualmente estoy rotando en el servicio de consulta externa de pediatría y neonatólogos, y es como esa pausa que me recuerda que en medicina no todo es mecánico, y no puedes andar como un robot trabajando a toda máquina, sin descanso. Porque al final del día no trabajamos con máquinas, y cada niño y cada madre merece un poquito de atención y dedicación, que aunque a veces en el área de emergencia es un poco complicado por la cantidad de pacientes y poco personal, pero intentarlo, ser más humanos con los pacientes nunca está demas.
Sé que va a sonar raro viniendo de un médico, pero créanme que el trabajo del privado es muy distinto al del residente, al menos en mi hospital en una sala de hospitalización de la emergencia suele haber mínimo 14 pacientes y para todo eso solo hay 2 enfermeras y 2 médicos, y a veces es rudo dar el 100% de tu atención a los 14 niños y padres que desean explicaciones y resolución a su padecimiento.
En la consulta externa es distinto, solo se ven hasta 5 pacientes diarios, y puedes tomarte el tiempo de hacer buen interrogatorio a la madre, evaluar a cabalidad la parte de crecimiento y desarrollo y lo que yo más amo de mi especialidad, sale a flote mucho más que la pediatría, la puericultura, lo cual te hace abrir los ojos con respecto al papel del pediatra en el control de niño sano, más que solo atender a niños que ya llegan en graves condiciones generales directo a terapia intensiva muchas veces, que es lo que vemos en la emergenecia. Por eso este contraste de una cosa con la otra, me hizo ver las cosas desde un punto de vista distinto.
Qué bonito es ver después de meses como ha evolucionado tu pacientico, que la mamá te abrace y te diga Dra. Fue usted quien atendió a mi hijo, aunque tú no los recuerdes, es bonito saber que influiste de una bonita forma en la vida de alguien, creo que esa es una de las cosas más bonitas que tiene la medicina.
En fin, quería comentarles un poquito de mi experiencia dentro de la consulta, y mostrarle algunas foticos de lo que es mi día a día, porque si, en pediatría el trabajo también incluye los juegos, siempre avivando a mi niña interior. Por los momentos me despido, nos vemos en la siguiente publicación.
NOTA IMPORTANTE: Todas las fotografías son de mi propiedad, tomadas previo consentimiento de los padres desde mi dispositivo móvil modelo I Phone 12