The problem with calluses
@paezworkout
Los callos son una respuesta natural de nuestro cuerpo a la fricción repetitiva y la presión. En la calistenia, donde las manos son nuestro principal punto de contacto con las barras y anillas, los callos son prácticamente inevitables. Si bien pueden parecer antiestéticos, en realidad son una señal de que nuestros músculos están trabajando duro y que nuestros cuerpos se están adaptando al entrenamiento.
Los callos pueden afectar el rendimiento de un calistenista de varias maneras. Por un lado, si no se cuidan adecuadamente, pueden infectarse o romperse, causando dolor y obligando a tomar un descanso del entrenamiento. Por otro lado, callos demasiado grandes o duros pueden reducir la sensibilidad en las manos, dificultando la ejecución de algunos movimientos que requieren un agarre preciso.
El tratamiento de los callos varía según su gravedad. Para callos pequeños y sin dolor, mantener las manos hidratadas con crema y limarlos suavemente con una lima de uñas puede ser suficiente. Sin embargo, si los callos son grandes, dolorosos o están causando problemas en el entrenamiento, es recomendable consultar a un podólogo. Este profesional podrá recomendar tratamientos más específicos, como el uso de parches de hidrocoloide o la eliminación quirúrgica en casos extremos.
La mejor manera de lidiar con los callos es prevenirlos. Utilizar magnesio líquido o en polvo antes de entrenar puede reducir la fricción entre la piel y el equipo. Además, es importante aumentar gradualmente la intensidad y duración de los entrenamientos para permitir que la piel se adapte gradualmente. También se pueden utilizar protectores de manos o cintas para reducir la presión en las zonas más afectadas.
Calluses are a natural response of our body to repetitive friction and pressure. In callisthenics, where the hands are our main point of contact with the bars and rings, calluses are practically inevitable. While they may seem unsightly, they are actually a sign that our muscles are working hard and that our bodies are adapting to training.
Calluses can affect a callist's performance in several ways. On the one hand, if they are not properly taken care of, they can become infected or broken, causing pain and forcing you to take a break from training. On the other hand, calluses that are too large or hard can reduce the sensitivity in the hands, making it difficult to perform some movements that require a precise grip.
The treatment of calluses varies according to their severity. For small and painless calluses, keeping your hands hydrated with cream and gently filing them with a nail file may be enough. However, if the calluses are large, painful or are causing problems in training, it is advisable to consult a podiatrist. This professional may recommend more specific treatments, such as the use of hydrocolloid patches or surgical elimination in extreme cases.
The best way to deal with calluses is to prevent them. Using liquid or powdered magnesium before training can reduce friction between the skin and the equipment. In addition, it is important to gradually increase the intensity and duration of workouts to allow the skin to gradually adapt. Hand protectors or tapes can also be used to reduce pressure in the most affected areas.
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