
A veces, lo más especial no está en los grandes planes ni en los viajes lejanos, sino en los pequeños momentos del día a día. Un café por la mañana, una charla con alguien especial, la brisa suave en el rostro... detalles que parecen simples, pero que llenan el alma.
Vivimos tan rápido que olvidamos detenernos a apreciar lo que nos rodea. Hoy, tómate un respiro, mira a tu alrededor y disfruta del momento. La felicidad, muchas veces, está en lo más sencillo.
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