Para los corredores de Caracas una buena opción es el Cortafuegos, en El Ávila, donde el paisaje y la hermosa vista te harán disfrutar aún más tu entrenamiento. Aunque al agruparnos en la plaza esperando para subir dando tiempo que llegaran todos los compañeros el tiempo estaba gris y comenzó a lloviznar, pero gracias a dios ya en la subida el clima se mantuvo fresco.
La montaña nos recibió con un clima perfecto: no mucho calor y un poco más cálido que en otras ocasiones. El Ávila, el cerro adorado por los caraqueños, nos regaló una cara mágica, un espacio ideal para los corredores, en donde correr es una experiencia que cobra otras dimensiones: te reconcilia con la cotidianidad, la ciudad desde arriba siempre es más amable.
Subimos en grupo casi todos al mismo ritmo, en mi caso trabajando un poco el tema de la respiración, pero ahí vamos de resto sentí que me fue mucho mejor que en otras ocasiones. Mi ritmo si fue alto, pero en tiempo considero que mejore, ese tiempo lo hago en asfalto o sea que cuando corra nuevamente seguro mis tiempos mejoraran.
Nos oxigenamos, entrenamos unos 10 kilómetros y luego nuestra tradicional foto grupal que no podía faltar jamás.
Coincidimos en oufit mi compañera Sue y yo jaja Las Chicas Ultrarace de una carrera pasada de montaña, por eso coloque la foto, hermosas en la montaña.
La bajada se hizo suave y rápida y no faltaron las risas de gratificación, porque finalmente en la competencia del correr sólo hay alguien a quien superar:
A NOSOTROS MISMOS.
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