Cantar en el Pabellón Cuba siempre es una experiencia única, cuando viajas a otras provincias y conoces otros artistas te das cuenta que el sueño de muchos ellos es cantar allí, en el corazón de la Habana justo en 23 y M, en el medio del Vedado y es lógico porque para nosotros los que hacemos música a guitarra.
Simplemente es un espacio único donde crecen las canciones entre melodías, dónde los trovadores cantan a sus penas y a sus glorias, a sus amores y desamores, canciones sueltas que vuelan libres en aquellas calles, en frío, en calor, con viento y a veces combatiendo con un fuerte sol, pero cada viernes a las cinco de la tarde se hace trova de la mano de cualquiera.
Escuchar la poesía hecha canción es de los pocos milagros que eh podido presenciar, desde las nuevas generaciones hasta los más veteranos. Todo el ambiente bohemio, desaliñado artísticamente hablando, el olor a café y cigarro, el alcohol y las cuerdas errumbrosas hacen toda una historia contada por décadas.
Las frases rupestres decorativas como tatuajes ya arrugados, el amor con el que se canta en ese escenario que más que eso, es la arena de sudor y sangre de los gladiadores de la antigua Roma, los pelos largos y desarreglados como parte cruciar de la escenografía y el salitre que llega desde el malecón, toda una obra de arte arreigada a los más puros sentimientos.
Trovadores como Juan Carlos Pérez, Diego Cano, el dúo En hora buena, el adolescente Cesar , el oriental Henry, el veterano y guía de cada peña Silvio Alejandro, todo un elenco de lujo, todo un espectáculo de inicio a fin, canciones cantadas desde la trova y autores que vieron sus inicios de este tan querido género musical, hasta las canciones más actuales de esta canción de autor, interpretadas a viva voz. Todo mezclado, desde la añoranza y la nostalgia que se esconde en las calles habaneras , todo eso y más coincidiendo en un mismo lugar y a uno misma hora, toda una locura intelectual.
No podía faltar los libros que siempre nos llevamos a precios simbólicos que allí se esconden esperando por los lectores hambrientos de nuevas prosas, escritores totalmente novedosos llegan mis manos, nuevas historias para vivir entre letras, puntos y comas, toda una simbiosis reciproca que me oxigena durante un buen tiempo y para enfrentar con más ganas los nuevos andares.
Que honor para mí formar parte de vez en cuando de este tipo de eventos acá en el Pabellón Cuba, soltar así sin más la canciones a veces cansadas de habitar las libretas de años, que experiencia tan grata hacer arte entre maestro y poesías.
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