Hola compañeros de hive el día de hoy quiero compartir una experiencia fascinante que tuve en el taller con mi jefe de sección. Él estaba en su rutina habitual, desmantelando transformadores en desuso para recuperar el cobre y venderlo. La tarea, aunque monótona, siempre le ha parecido interesante por el potencial de reutilización de materiales. Sin embargo, lo que ocurrió ese día le dio un giro inesperado a su jornada.
Mientras trabajaba, el jefe encontró unos libros antiguos en un deposito abandonado del taller. En sus manos, sostenía un par de volúmenes con cubiertas gastadas y páginas amarillentas por el tiempo. "Mira lo que encontré nene", me dijo, extendiéndome uno de los libros.
y no tan viejos
El señor jefe de sección me contó que había descubierto estos libros mientras exploraba una viejo deposito abandonado en busca de inspiración para un nuevo proyecto. La emoción en su voz era palpable mientras compartía su hallazgo, destacando cómo esos antiguos métodos de enseñanza se basaban en una comprensión profunda y fundamental de la electrónica.
Nos sentamos juntos en una mesa improvisada y comenzamos a hojear los libros. Cada página revelaba secretos olvidados y técnicas que, aunque básicas, formaban la columna vertebral de lo que hoy consideramos como principios modernos de la electrónica. Era como un viaje en el tiempo, apreciando el esfuerzo y la dedicación de los pioneros de nuestro campo.
Después de un rato, él volvió a su tarea de desmantelar los transformadores y bobinas, pero con una nueva perspectiva. El cobre que estaba recuperando no era solo un recurso para vender, sino un vínculo tangible con esos primeros días de la electrónica. Sentí una conexión más profunda con su trabajo, reconociendo que cada pequeño componente tenía una historia que contar.
Al final del día, el jefe me dejó uno de los libros para que lo estudiara con calma en casa. Me fui con una sensación renovada de curiosidad y respeto por la historia de nuestra profesión. A veces, las lecciones más valiosas no se encuentran en las tecnologías más recientes, sino en las raíces y fundamentos que nos han llevado hasta donde estamos hoy.
Esa tarde, mientras descansaba en casa con el libro antiguo en mis manos, me sentí afortunado de tener un mentor como mi jefe de sección que cumple su tarea de una forma perfecta y además inspira un ambiente de trabajo excelente, y sobre todas las cosas un trato justo con todos.
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Today I want to share a fascinating experience I had in the workshop with my section leader. He was going about his usual routine, dismantling disused transformers to recover the copper and sell it. The task, although monotonous, has always seemed interesting to him due to the potential for reusing materials. However, what happened that day gave an unexpected turn to his day.
While working, the boss found some old books in an abandoned warehouse in the workshop. In his hands, he held a pair of volumes with worn covers and pages yellowed with age. "Look what I found, baby," he said, handing me one of the books.
The section chief told me that he had discovered these books while exploring an old abandoned warehouse in search of inspiration for a new project. The excitement in his voice was palpable as he shared his find, highlighting how those ancient teaching methods were based on a deep and fundamental understanding of electronics.
We sat together at a makeshift table and began to look through the books. Each page revealed forgotten secrets and techniques that, although basic, formed the backbone of what we today consider modern principles of electronics. It was like a trip back in time, appreciating the effort and dedication of the pioneers of our field.
After a while, he returned to his task of dismantling the transformers and coils, but with a new perspective. The copper he was recovering was not just a resource to sell, but a tangible link to those early days of electronics. I felt a deeper connection to their work, recognizing that each small component had a story to tell.
At the end of the day, the boss left me one of the books to study calmly at home. I left with a renewed sense of curiosity and respect for the history of our profession. Sometimes the most valuable lessons are not found in the latest technologies, but in the roots and foundations that have brought us to where we are today.
That afternoon, while I was resting at home with the old book in my hands, I felt lucky to have a mentor like my section head who fulfills his task perfectly and also inspires an excellent work environment, and above all things a fair deal with everyone.