El mejor mural del Diego

in spanish •  10 days ago

    En el corazón de Buenos Aires, en un barrio donde el fútbol es casi una religión, vivía Rubén, un artista de alma apasionada y manos talentosas. Desde pequeño, había idolatrado a Diego Armando Maradona, no solo por su destreza en el campo, sino también por su espíritu indomable y su conexión con la gente.


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    Rubén, que siempre había sido hábil con el pincel y el spray, soñaba con crear un mural que no solo capturara la grandeza de Maradona como jugador, sino también su influencia y legado. Un mural que reflejara no solo sus goles y victorias, sino también su lucha y sus caídas. Quería que su obra resonara con la misma intensidad con la que resonaban los gritos de gol en la Bombonera.

    Comenzó su proyecto en un muro amplio y desgastado de un edificio antiguo. Con cada trazo y cada color, Rubén canalizaba su admiración y respeto por el ídolo. Pero no fue fácil. La primera semana, las lluvias torrenciales borraron parte de su trabajo. Rubén, sin desanimarse, volvió al muro, reparando y mejorando cada detalle.

    Día tras día, su rutina se dividía entre sus responsabilidades diarias y las largas horas frente al muro, hasta altas horas de la noche, bajo la luz de una farola. Sus amigos y vecinos lo animaban, llevándole comida y bebidas, apoyando su perseverancia y compartiendo historias de partidos memorables.

    Un día, mientras trabajaba en el rostro de Maradona, capturando esa mirada intensa y llena de pasión, Rubén enfrentó un nuevo desafío: el muro comenzó a mostrar signos de desgaste estructural. Sin embargo, en lugar de rendirse, se puso en contacto con los vecinos para organizar una colecta y reparar el muro. La comunidad respondió con entusiasmo, demostrando que Maradona seguía vivo en el corazón de todos.

    Finalmente, después de meses de esfuerzo, de noches sin dormir y de superar obstáculos, Rubén dio los últimos toques a su mural. El resultado fue una obra maestra que no solo reflejaba la esencia de Maradona, sino también la perseverancia y dedicación de Rubén.

    El mural se convirtió en un símbolo del barrio, un lugar de encuentro y de admiración. Gente de todos lados venía a ver la obra, a tomarse fotos y a dejar ofrendas en honor al Diego. Rubén, aunque exhausto, se sentía profundamente satisfecho. Había logrado capturar en su arte la grandeza de su héroe y, a través de su perseverancia, había creado algo que trascendía el tiempo y las dificultades.

    El mural de Maradona no solo se convirtió en un ícono del barrio, sino también en un testimonio del poder de la perseverancia y la pasión. Y así, Rubén, con su obra, dejó una huella indeleble en el corazón de la ciudad y en el alma de todos los que admiraban al Diego.





    Foto(s) tomada(s) con mi smartphone Samsung Galaxy S22 Ultra.

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