Había una vez un niño llamado Ulises. A sus diez años, ya tenía una pasión que lo hacía brillar más que las luces de cualquier pantalla de cine: le encantaba ir al cine. No importaba si era una película de superhéroes, una comedia o un drama profundo; Ulises estaba siempre listo para sumergirse en una nueva historia.
Su cine favorito se llamaba "El Cine de las Estrellas". Era un lugar mágico, con butacas rojas y una enorme pantalla plateada que parecía tocar el cielo. El dueño del cine, Don Emilio, siempre le daba la bienvenida con una sonrisa y un puñado de palomitas de maíz.
Un día, mientras Ulises esperaba en la fila para comprar su entrada, notó algo extraño. Una puerta pequeña, casi escondida, se abrió en una esquina del vestíbulo. Nadie más parecía verla, pero Ulises no pudo resistirse. Se coló por la puerta y se encontró en un pasillo oscuro.
Al final del pasillo, una luz tenue iluminaba una sala secreta. Ulises entró y quedó asombrado. Las butacas eran cómodas sillones de terciopelo azul, y la pantalla era aún más grande que la del cine principal. Pero lo más sorprendente era que la película que se proyectaba no era ninguna que hubiera visto antes.
Era una película de aventuras, con dragones, piratas y un mapa del tesoro. Ulises se sentó en el centro de la sala y se dejó llevar por la historia. Se reía, se emocionaba y hasta temblaba cuando los héroes estaban en peligro. Olvidó el tiempo y el espacio.
Cuando la película terminó, Ulises salió de la sala secreta y se encontró de nuevo en el vestíbulo del Cine de las Estrellas. Don Emilio lo miraba con una sonrisa.
—¿Te gustó la película, Ulises? —preguntó.
Ulises asintió, sin encontrar palabras suficientes para expresar lo que había vivido.
—Esa sala es especial —dijo Don Emilio—. Solo los verdaderos amantes del cine pueden encontrarla. Y tú, querido Ulises, eres uno de ellos.
Desde entonces, Ulises visitaba el Cine de las Estrellas cada semana. A veces veía películas normales en la gran pantalla, pero otras veces se aventuraba en la sala secreta y vivía historias inimaginables. Aprendió que el cine no solo estaba en las películas, sino también en su corazón y su imaginación.
Foto(s) tomada(s) con mi smartphone Samsung Galaxy S22 Ultra.