Señor perro, dile al animal que te saca...

in spanish •  3 months ago

    En un tranquilo vecindario, donde las calles se entrelazaban como hilos de una tela tejida con cariño, vivían los perros y sus dueños. Los canes, con sus colas ondeando como banderas de alegría, esperaban ansiosos el momento de salir a pasear. Pero había un problema que empañaba la armonía de aquel lugar: algunos dueños no recogían la caca de sus peludos compañeros.


    5431.jpg

    Max, un labrador dorado con ojos llenos de curiosidad, era testigo de esta falta de responsabilidad. Cada mañana, cuando su dueño, Sebastián, lo llevaba a dar un paseo, Max observaba con tristeza cómo otros humanos esquivaban las pequeñas montañas de excremento en las aceras. Algunos incluso miraban hacia otro lado, como si la caca fuera invisible.

    Max decidió tomar cartas en el asunto. Se reunió con sus amigos caninos en el parque y formaron un "Comité de Limpieza". Luna, la poodle coqueta, fue nombrada presidenta. Rocky, el bulldog valiente, se encargó de la seguridad. Y Bella, la dálmata amante del orden, llevaba un registro meticuloso de los infractores.

    Una tarde soleada, Max y su equipo se apostaron estratégicamente en las esquinas más concurridas. Cuando un dueño despistado dejaba atrás la caca de su perro, Luna se acercaba con elegancia y le decía:

    "Disculpa, querido humano, parece que olvidaste algo importante. ¿No crees que deberías recogerlo?"

    Al principio, los dueños se sorprendían. Algunos se sonrojaban y se disculpaban, mientras otros gruñían y se alejaban. Pero poco a poco, la conciencia comenzó a despertar en aquel vecindario. Los humanos empezaron a llevar bolsas y a recoger la caca de sus perros. Incluso algunos se unieron al Comité de Limpieza.

    Sin embargo, había un caso especial: Don Ramón, un anciano con bastón y sombrero, dueño de Firulais, un pequeño chihuahua. Don Ramón siempre se negaba a recoger la caca de su travieso compañero. Decía que era "arte efímero" y que "la naturaleza se encargaría".

    Max no se rindió. Una tarde, cuando Firulais dejó su huella en medio de la acera, Max se acercó a Don Ramón con determinación:

    "Señor, la naturaleza es hermosa, pero también debemos cuidar nuestro entorno. Permítame ayudarle con esto".

    Y así, Max recogió la caca de Firulais con elegancia y la depositó en la papelera cercana. Don Ramón lo miró con asombro y gratitud.

    Desde entonces, el vecindario cambió. Los dueños se volvieron más responsables, y las calles estaban limpias y libres de obstáculos. Max y su Comité de Limpieza se convirtieron en héroes anónimos, y la amistad entre humanos y perros floreció aún más.

    Y así, en aquel rincón del mundo, la caca de los perros dejó de ser un problema para convertirse en una lección de convivencia y respeto. Porque, como decía Max, "una pequeña acción puede cambiar todo un paisaje".





    Foto tomada con mi smartphone Samsung Galaxy S22 Ultra.

    SeparadorSteemit10.png

    20200113_094257.png

      Authors get paid when people like you upvote their post.
      If you enjoyed what you read here, create your account today and start earning FREE VOILK!