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In 1952, Stanley Miller and Harold Urey of the University of Chicago developed one of the most iconic and fundamental experiments in origin-of-life research. Their goal was to simulate the conditions of early Earth to test the hypothesis that organic molecules (the "building blocks" of life) could have formed spontaneously from inorganic matter under those conditions.
En 1952 Stanley Miller y Harold Urey de la Universidad de Chicago, desarrollaron uno de los experimentos más icónicos y fundamentales en la investigación sobre el origen de la vida. Su objetivo era simular las condiciones de la Tierra primitiva para probar la hipótesis de que las moléculas orgánicas (los "ladrillos" de la vida) podrían haberse formado espontáneamente a partir de materia inorgánica bajo esas condiciones.
The Miller-Urey experiment involved simulating the early atmosphere and ocean in a closed system and applying electrical discharges as an energy source. The result was the spontaneous formation of amino acids and other organic molecules essential for life. Although the Miller-Urey experiment was revolutionary at the time, some limitations have been recognized over time, and our understanding of the early atmosphere has evolved.
El experimento de Miller-Urey consistió en simular la atmósfera y el océano primitivos en un sistema cerrado y aplicar descargas eléctricas como fuente de energía. El resultado fue la formación espontánea de aminoácidos y otras moléculas orgánicas esenciales para la vida. Aunque en su día el experimento de Miller-Urey fue revolucionario, con el tiempo se han reconocido algunas limitaciones y la comprensión de la atmósfera primitiva ha evolucionado.

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A recent study from Stanford University suggests that life on Earth may have begun not with a spectacular lightning strike, but rather with countless "micro-lightning flashes" generated between moving water droplets, such as those produced by breaking waves or waterfalls. These micro-lightning flashes are tiny electrical discharges that occur when oppositely charged water droplets interact.
Un estudio reciente de la Universidad de Stanford propone que la vida en la Tierra podría haber comenzado no por un rayo espectacular, sino a partir de innumerables “microrrelámpagos” generados entre gotas de agua en movimiento, como las producidas por olas rompiendo o cascadas. Estos microrrelámpagos son pequeñas descargas eléctricas que ocurren cuando gotas de agua con cargas opuestas interactúan.
The researchers discovered that these lightning strikes can induce chemical reactions that form organic molecules essential for life, such as uracil, a component of RNA, and glycine, an amino acid essential for protein synthesis. This discovery offers a new perspective on the origin of organic molecules on early Earth, distinct from the Miller-Urey theory, in which lightning striking the oceans triggered the formation of organic compounds.
Los investigadores descubrieron que estas descargas pueden inducir reacciones químicas que forman moléculas orgánicas esenciales para la vida, como el uracilo, un componente del ARN, y la glicina, un aminoácido fundamental en la síntesis de proteínas. Este hallazgo ofrece una nueva perspectiva sobre el origen de las moléculas orgánicas en la Tierra primitiva, distinta a la de Miller-Urey en la que los rayos que impactaban en los océanos provocaban la formación de compuestos orgánicos.

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The research team used high-speed cameras to document how water droplets developed opposite charges as they split into aerosols. When these oppositely charged droplets came close together, sparks formed between them, releasing enough energy to trigger key chemical reactions. By spraying water into a mixture of gases thought to have been present in Earth's early atmosphere—such as nitrogen, methane, carbon dioxide, and ammonia—they achieved the formation of organic molecules with carbon-nitrogen bonds, essential for life.
El equipo de investigación utilizó cámaras de alta velocidad para documentar cómo las gotas de agua desarrollaban cargas opuestas al dividirse en aerosol. Cuando estas gotas con cargas opuestas se acercaban, se producían chispas entre ellas, liberando energía suficiente para desencadenar reacciones químicas clave. Al pulverizar agua en una mezcla de gases que se cree estaban presentes en la atmósfera primitiva de la Tierra, como nitrógeno, metano, dióxido de carbono y amoníaco, lograron la formación de moléculas orgánicas con enlaces carbono-nitrógeno, esenciales para la vida.
This study expands our understanding of the possible mechanisms that may have given rise to life on Earth and suggests that environments where tiny water droplets collide and fragment could have been fundamental in the synthesis of prebiotic molecules. However, it is important to remember that this is a recent hypothesis and that origin-of-life research is a constantly evolving field. Further studies will be needed to confirm and expand these findings.
Este estudio amplía nuestra comprensión sobre los posibles mecanismos que pudieron haber dado origen a la vida en la Tierra y sugiere que entornos donde pequeñas gotas de agua colisionan y se fragmentan podrían haber sido fundamentales en la síntesis de moléculas prebióticas. No obstante, es importante recordar que esta es una hipótesis reciente y que la investigación sobre el origen de la vida es un campo en constante evolución. Se necesitarán más estudios para confirmar y expandir estos hallazgos.
More information/Más información
https://scitechdaily.com/tiny-sparks-big-discovery-could-water-droplets-have-created-life/
https://www.esquire.com/es/ciencia/a64230064/chipas-agua-origen-vida-tierra/