Cuando te adentras en el bosque no sabes con que te puede sorprender pero lo que si sabes antes de entrar es que sin dudas va a ser todo una aventura.
Las incursiones al bosque, desde aquella vez en que me metí en una excursión que invitaba a conocer más sobre el mundo fungi, mi manera de verlo cambió por completo. Me acuerdo de esa primera experiencia con ese grupo de personas algunos más experimentados otros como yo, sin ningún tipo de experiencia previa, solamente algo de información de novato que puede aprender por la red, pero son experiencia de campo.
Esta vez la expedición fue al sur, en unos bosques en Bahía Blanca. Generalmente los bosques son los grandes cuidadores de estos seres que conviven con todo lo que los rodea y no sólo conviven sino que hacen que toda la flora está interconectada como si fuera una red cognitiva, o una tela que todo lo une. cuando hago mención de esto no es una manera bonita de decirlo, es literalmente la forma en que se relaciona con todo y de la forma en que realmente funciona. Hay que ir buscando patrones, señas, que te vayan indicando que están por ahí, esperando a ser encontrados.
Hay que tener un mínimo conocimiento para salir a la buena del bosque, porque podes encontrarte con especímenes que sin aviso pueden no ser comestibles y hasta pueden ser letales. Entonces es muy importante tener un conocimiento básico en donde saber cuales son peligrosas y cuales no. Además ese conocimiento sirve también para poder leer el campo y poder entender las señales que te pueden indicar dónde encontrarlos. Debajo de alguna corteza o pegados a algún árbol, así como también a veces revolviendo una montaña de hojas secas.
El frío es buen amigo, pero el mejor amigo de todos ellos es la humedad y la oscuridad, porque ahí es donde se gesta toda la magia. Pero esa es solo una parte, porque cuando sus partes se hacen visibles y crecen lo viene después es aún igual o más sorprendente. Largan esporas que solamente se pueden ver con mucho detenimiento y son microscópicas. Las esporas son las semillas de los hongos y ellas se dispersan con el viento. Van volando con el viento como polvo y así se van dispersando por todos lados.
En este viaje me encontré con 3 hogos muy diferentes. La primera, la mariquita, es la que no se puede tocar y es sumamente venenosa. Sus colores son muy bonitos y te dan ganas de comerla porque imaginando que es tan lindo de seguro es para comer como una frutilla, pero no! si comes uno de estos seguro terminas en el hospital si estas cerca y sino tenes uno cerca entonces estas posiblemente perdido a terminar tus últimos minutos en el bosque. Después nos encontramos con una muy pequeñita tampoco comestible que no recuerdo su nombre y por último al que yo llamo pata de elefante y este crece en los suelos con una forma rara y no muy atractiva pero es sumamente rico comerlo y con un sabor muy particular así también como su textura.
Por eso siempre que puedan, metanse en el bosque disfruten de la experiencia y hagan el intento de buscarlos, no los toquen o no los recojan del suelo, pero les aseguro que el solo hecho de jugar a buscarlos y encontrar alguno de ellos les va a causar una gran alegría.