No temía, aunque las noches estaban llenas de niebla, de insólitos ruidos, de luces extrañas, no temía, aunque las noches eran largas y frías.

Pide que se vayan, me decías, quizás con tantos ruegos tengan piedad.

Pero no temía, me creía fuerte en este inhóspito lugar, tierra donde rápidamente los días se esfumaban y abruptamente la luna se ponía, pero yo no temía.

Pide por las almas, me decías, tu temblabas y te escabullías, yo solo quería salvarte, salvarnos de tanta agonía.

Mi valentía se disipaba, tu miedo se engrandecía, quería ser fuerte por nosotros, pero entre tanta penumbra solo había algo claro, el tiempo se acabaría.

Pide por mi Marcel, fue lo último que de tus labios pálidos yo escucharía.