Un día a principios del año 2012, dos sacerdotes amigos vinieron al taller con encargos para sus respectivos monumentos para la semana santa. Uno de ellos nos ordenó realizar un par de ángeles custodios, el otro un Consejo Apostólico (figuras de los 12 apóstoles y el maestro). Lo curioso fue al año siguiente regresaron con una gran orden igual, pero esta vez invertida; el sacerdote que ordenó el Consejo Apostólico ordenaba ahora un par de Ángeles y el que ordenó anteriormente los Ángeles ahora ordenaba un Consejo Apostólico. Ese día me enteré que ambos sacerdotes eran admiradores de nuestro trabajo desde que eran seminaristas, y que incluso organizaban sus charlas pesebrísticas a través de los últimos nacimientos que realizamos en la Catedral entre 1988 y 2002.
Lo chistoso, la sana competencia que tenían entre ellos y de la que, ese día también me enteré, cuando uno de ellos conteniendo la risa y señalando a su colega me dijo: ¨profe. le agradeceré enormemente que mi Consejo Apostólico sea muchísimo más hermoso que el de él¨. Después me contaron que de cada trabajo que realizábamos para ellos se enviaban fotos con notas como: ¨Ve la hermosura que hizo el profe. especialmente para mí¨.