Cuando Mateo llegó por primera vez a FundAprendiver, sus padres estaban preocupados. A sus 13 años, este brillante adolescente con autismo enfrentaba diversos desafíos, especialmente en el manejo de sus emociones. Sus frustraciones a menudo se manifestaban en arranques de ira que afectaban su vida escolar y familiar.
"No sabíamos cómo ayudarlo", recuerda María, su madre. "Mateo es un chico increíblemente inteligente, especialmente en matemáticas y ciencias, pero le costaba mucho expresar sus necesidades y manejar situaciones que le generaban ansiedad."
El equipo de FundAprendiver desarrolló un plan personalizado para Mateo, combinando apoyo psicopedagógico con terapias específicas para el manejo de emociones. A través de sesiones individualizadas, comenzaron a trabajar en tres áreas principales:
- Identificación de emociones y desencadenantes
- Desarrollo de estrategias de autorregulación
- Fortalecimiento de habilidades de comunicación
"El cambio fue gradual pero significativo", explica su terapeuta. "Implementamos un sistema visual de semáforo que ayudaba a Mateo a reconocer cuando comenzaba a sentirse abrumado, y le enseñamos técnicas de respiración y actividades de autorregulación."
Los padres de Mateo también recibieron orientación para apoyar mejor a su hijo en casa. Aprendieron a identificar señales tempranas de angustia y a crear un ambiente más estructurado y predecible que ayudara a Mateo a sentirse seguro.
Después de seis meses de trabajo constante, los resultados comenzaron a ser evidentes. Los episodios de frustración de Mateo disminuyeron significativamente, y cuando ocurrían, él mismo podía implementar estrategias para calmarse. Su rendimiento escolar mejoró, y lo más importante, comenzó a desarrollar amistades genuinas en su escuela.
"Ver a Mateo sonreír más, poder expresar lo que siente y manejar mejor sus emociones ha sido una verdadera bendición", comparte su padre. "Ahora participa en el club de ciencias de su escuela y ha encontrado una manera positiva de canalizar su energía y brillante inteligencia."
Hoy, Mateo continúa su proceso en FundAprendiver, pero como un adolescente más seguro y capaz de manejar sus emociones. Su historia es un testimonio del poder de la intervención temprana y el apoyo adecuado, demostrando que con las herramientas correctas y el acompañamiento profesional apropiado, cada joven puede alcanzar su máximo potencial.
"Lo más importante que he aprendido", dice Mateo, "es que está bien sentirse frustrado a veces, pero ahora sé cómo manejar esos momentos. Me siento más tranquilo y feliz, y mis compañeros de clase también lo notan."
La historia de Mateo no solo es un ejemplo de superación personal, sino también un recordatorio de la importancia de la paciencia, la perseverancia y el apoyo profesional adecuado en el desarrollo de jóvenes con autismo. En FundAprendiver, cada historia como la de Mateo refuerza nuestro compromiso con la creación de un futuro más inclusivo y comprensivo para todos.