2010

in amor •  2 months ago

    Cuando nos conocimos por primera vez me di cuenta de lo frágil que eras, note tus inseguridades, pensaste que te iba a juzgar por tu cuerpo, temías mostrarte ante mí, sentí ternura al mirarte y quería hacerte sentir especial, que entendieras que tu cuerpo no era la razón por la que me había fijado en ti, que era de tu alma que me había enamorado. Cuando sostenías mi mano sentía mi corazón latir con más rapidez, mi alma se emocionaba al tocarte. Recuerdo la primera vez que dormí a tu lado, yo tenía veintiún años y tu cuarenta y dos, nunca había amanecido sintiendo el calor de alguien a mi lado, la primera noche se me hizo difícil conciliar el sueño por la falta de costumbre. Tú te robaste muchos de mis primeros momentos, me sorprendiste al ofrecerme vivir contigo y yo como una loca enamorada deje mi ciudad para seguirte a tu pueblo. Yo de veintiún años llena de pasión y tú tratando de seguirme el ritmo, aunque muchas veces ardías más de pasión que yo. Tu cuerpo se convirtió en mi vicio, contigo exploré cosas que nunca había vivido y tu experiencia me tenía cautivada. Recorrimos más que la cama, el auto, los muebles, el piso y quién sabe que más. Nos sincronizábamos, no solo haciendo el amor, también en el día a día. Te enojabas cuando te preguntaban si yo era tu hija y con orgullo respondías que yo era tu mujer. Fue una linda historia de amor, que termino por tus inseguridades, a veces me preguntabas por qué yo estaba enamorada de ti, dudabas de ti, de tu apariencia y yo enamorada de tu esencia, pero las ninguna de mis respuestas eran suficientes para ti, permitiste que las inseguridades le ganaran al amor, hasta el punto que dejaste de verme, recuerdo dejar cartitas de amor en el cajón de tu carro, levantarme en las mañanas a prepararte el café. Nada fue suficiente y te fuiste con ella, pensando que quizás una relación con la vecina que estaba más cerca de tu edad, que yo te iban a borrar las inseguridades. Me dejaste ir con tanta facilidad y me rompiste el corazón, yo que pensé que envejecerías a mi lado. Te deje ir con el corazón roto y dure años para superarte, hasta que lo logre y cuando quisiste volver ya yo no te amaba y tu cortejo me molestaba e irritaban. Intente ser tu amiga, pero tú no podías dejar ir el pasado que yo ya había dejado ir, por el cual ya mi corazón no latía de emoción. Tuve que alejarme y terminar nuestra amistad porque no podías aceptarla y querías forzar en mí sentimientos de amor que ya no existían hacia ti. Espero que la vida te dé un nuevo amor, uno bonito como el que te di yo y que esta vez sepas valorarlo, que no esperes a perderlo para luego añorarlo.

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